Crónica

Concierto de la filarmónica de Zaplana en Luxemburgo

La Sala Tirant I de la Ciudad de la Justicia, que acoge el juicio del caso Erial, se ha convertido en solo una semana en un referente de la música vocal. Ya supera en prestigio al vecino Palau de les Arts. Gracias a los conciertos de la orquesta filarmónica de Zaplana, cuya sede permanente es Luxemburgo. Tras la soberbia actuación del barítono Joaquín Barceló, Pachano, quien cantó el aria “Yo solo soy un testaferro, el dinero es de Zaplana”, este martes actuaban los tenores Juan Francisco García, Juanfran, ex jefe de gabinete del presidente, y los hermanos Vicente y José Cotino, los empresarios corruptores que pagaron las mordidas a cambio de las adjudicaciones.

No defraudaron. Cumplieron el guion pactado con el fiscal Pablo Ponce y confesaron a cambio de reducir pena. Si la actuación de Pachano fue más popular, de banda, con más percusión, las de Juanfran y Vicente Cotino sonaban con más cuerda, más dulces, sin resultar tan sanguinarias para Zaplana. Como si el lutier Antonio Stradivarius hubiese metido mano. Tanto Juanfran como Vicente Cotino admitieron el amaño de las adjudicaciones de las ITV y el pago de mordidas a través de operaciones de compraventa de acciones entre firmas creadas en Luxemburgo (Imison Internacional y Fénix Investments) y otras en España (Inversiones Imison e Inversiones Impega).

Mecánica y tono de filarmónica, sí, pero la actuación no estuvo exenta de pinceladas de música popular. De charanga. Como echar el muerto a un muerto. Hacer cantar a un vocalista fallecido: al tío Juan. Juan Gabriel Cotino Ferrer. Vicente Cotino confirmó que el director general de la Policía llevó el famoso maletín con 640.000 euros a Luxemburgo para que Beatriz García Paesa montara el entramado de las comisiones. Por su cargo, el tío Juan pasaba sin problemas los controles del aeropuerto. Él se encargó de atar el amaño de las concesiones y de pagar el 30% de la plusvalía una vez consumado el pelotazo. Pusieron el dinero, en acciones, a nombre de Pachano y de Juanfran.

Disparan al ex presidente con silenciador

Juan Francisco García, que presidía la mesa de contratación, confirmó que hubo tongo. Que en enero de 1997, y en presencia de Zaplana, Juan Cotino le trasladó su interés. Se acordó el fraude y se hizo el traje a medida. Hubo pocas menciones explícitas a Zaplana. Implícitamente se le colgó un sombrero con un cartel que rezaba “La mayoría de la pasta era para este”, pero ayer, al ex presidente le dispararon con silenciador y anestesia.

Juanfran incluso tuvo especial interés en negar que fuera testaferro del ex jefe del Consell. Auxiliado por su abogado, quiso proclamar que era “absolutamente falso·que le regalara al señor Zaplana dos millones y medio”. “Es mentira y no tiene pies ni cabeza”, sentenció. Es el dinero (2,3 millones) que resultó de la venta de las acciones de una de las empresas luxemburguesas para canalizar las mordidas. Cantidad que Juanfran declaró aprovechando la amnistía fiscal de Montoro de 2012, que no contó con el apoyo de Bildu.

Total, que Juanfran presentó el modelo 750, pagó 233.439 euros (el 10%) a Hacienda y sirvió en bandeja a la UCO y al fiscal una autopista en la investigación Erial. Es como poner una cuña en prime time: “Esa Fénix Investments de Luxemburgo era mía. Y ya sabéis a quién sirvo yo”. A estas alturas, Juanfran hace ya años que tomó conciencia de que se le cayó el DNI en el lugar del crimen.

El fiscal perplejo

Juan Francisco García dice estar arrepentido. Del crimen. Y de haberse acogido a la amnistía, seguro que también. “No pensaba que el dinero tuviera un origen ilícito, de saberlo no me habría acogido”, soltó, tras explicar cómo amañaron las adjudicaciones y cómo cobraron en mordidas el 30% del pelotazo. En su día, Zaplana llamó a esto “poder valenciano”, frente a la racanería catalana del 3%. “¿Cómo que no sabía el origen ilícito?”, preguntó el fiscal Ponce pidiendo a gritos una tonelada de Almax y Omeprazol.

Las declaraciones de ayer fueron exprés, cortitas y al pie del fiscal. Los vips de la banda no exhumaron más mordidas de las necesarias. No como Pachano, que le regaló al fiscal 5 millones en Andorra.

Una banda equilibrada

Quizás uno de los éxitos de la banda de Zaplana es su equilibrio. En estilos, en formación y en hambre. En la parte del equipo menos glamurosa milita Francisco Pérez López, “Paco el Gasofa”. Ex presidente del PP de Benidorm, es amigo pata negra de la familia del ex jefe del Consell. “El Gasofa” es un self made man a base de vender gasolina con su empresa Zarcar SL. Tiene una estación ubicada en sitio privilegiado, gracias a que por amistad le concedieron una parcela de 10.000 metros en la zona de Terra Mítica.

Pero Paco se gana con creces la fortuna que atesora. “Llegaban a puerto y yo tenía que limpiar lo de todos; el barco estaba hecho un asco. El verano tiene ocho fines de semana y no se ponían de acuerdo para usar el barco”. Hablaba del Lois, un yate atracado en el Luis Campomanes de Altea, comprado por él y otros y que la investigación atribuye a Zaplana. A Paco se le acusa de patrocinar viajes a Zaplana y amigos como pago de favores. En concreto se le preguntó por una factura de 23.000 euros por el alquiler de un barco para 8 o 10. El Gasofa dice que hizo la reserva pero que el ex presidente le transfirió luego el dinero.

El aplomo de la fiel Mitsouko

El premio a la elegancia, el temple en la declaración, y, especialmente, la fidelidad a Zaplana se lo ganó la eterna secretaria Mitsouko Henríquez. Es tan fashion que al gmail lo llamó dos veces “gimeil”, mientras Zaplana la observaba como el padre que acude a la graduación de la chiquilla.

Al igual que su jefe, confirmó que los dos constituyen un dúo de auxilio desinteresado de amigos y conocidos, sin más interés que ayudar. Están en mil operaciones. Por mera solidaridad. Hasta gestionaba la compra de los billetes de avión de Pachano. ¿Qué pintaba ella gestionando con Pachano asuntos del piso, hasta una factura de la mudanza, del barrio de Salamanca si la vivienda no era de Zaplana? ¿Y por qué tenía llave de la casa? El fiscal no lo entiende, pero Mitsouko explicó que tiene amistad con Pachano desde 1994 y que le dijo que tuviera la llave para cuando él fuera a Madrid. También admitió que le envió a él y a Zaplana los papeles del despido de la empleada de hogar. Primero a sueldo del ex presidente y luego, dijo, asalariada del presunto dueño de la vivienda. La mujer cobraba menos de 500 euros al mes. Y el privilegio de deambular por un casoplón situado en la calle Núñez de Balboa.  

Mitsouko negó que el testaferro uruguayo de Zaplana, Fernando Belhot, le entregara más de dos millones a través de cambistas. “Nunca me entregó dinero para Zaplana, nunca he ido a una oficina de cambio”.

Sacar dinero sin estar autorizada

Los líderes de estas organizaciones suelen gozar de la empatía de los bancos, que no ponen trabas a los emprendedores. El fiscal preguntó a Mitsouko por los 50.000 euros que la UCO encontró en su bolso cuando fue detenida. “No fue en el bolso, fue en un sobre”, aclaró. Pues resulta, explicó, que el dinero era de la cuenta personal de Zaplana. Que desde 1995, desde que era presidente de la Generalitat, tenían la costumbre de que Zaplana le extendía un cheque al portador y ella iba al banco a sacar dinero de la cuenta de su jefe. Y otras veces el político llamaba a la entidad para que le dieran el dinero, ella se llevaba el recibí, Zaplana se lo firmaba y ella lo devolvía a la sucursal. “¿Usted saca dinero de una cuenta en la que no está autorizada y después le firman el recibí?”, interrogó el fiscal, ya en estado depresivo. “Dígame la entidad y el nombre del director”, agregó con energía suficiente como para invadir Polonia. “Era el Sabadell de la Castellana, no recuerdo el nombre”. Su abogada le echó un capote para intentar apuntalar la mecánica del cheque al portador como fórmula habitual de lograr efectivo para los gastos del día a día.

El exitoso Olivas

En los minutos en los que intervino el ex presidente José Luis Olivas demostró de nuevo que el Señor no lo llamó por la senda del carisma. Se le acusa de camuflar mordidas de los Cotino en una factura falsa de 580.000 euros emitida por su empresa Imarol. Ya fue condenado por cobrar esos servicios no prestados. Ayer defendió que asesoró efectivamente a Sedesa en la venta de su participación en una concesionaria del Plan Eólico.

En mañana de concierto, Olivas dio el do de pecho: “Mi compromiso con Sedesa era de éxito, si no lograban la venta y plusvalías no cobraba”. Insistió en que no decidió nada en las adjudicaciones del Plan Eólico. “No sé ni quien se presentó ni a quién seleccionaron”, sentenció en una declaración tirando a gris. José Luis es más de números y de billetes que de letras. Y más solista que hombre de orquesta.