Han pasado ya dos meses desde que Esquerra Unida eligiera a Rosa Pérez Garijo como nueva coordinadora general después de imponerse a la candidata continuista Rosa Albert, avalada por el exlíder de la formación, el cuestionado David Rodríguez, y el Partido Comunista del País Valencià. Sin embargo, la diputada provincial por Valencia, que cuenta con el respaldo de la dirección federal de Alberto Garzón, sigue sin conseguir la tan cacareada integración y la formación de izquierdas, todo un referente en el pasado reciente en las denuncias de la corrupción del PP valenciano, continúa partida por la mitad.
El pasado 28 de abril, el Consell Nacional de EUPV elegía a los doce miembros de la ejecutiva propuestos por Pérez Garijo y que le acompañan en la dirección, quedando diez plazas -hasta un total de 23- vacantes para ser cubiertas por los partidarios de Albert y de la tercera sensibilidad en discordia, la minoritaria representada por la exdiputada autonómica y excoordinadora general Glòria Marcos. Sin embargo, en este tiempo no ha sido posible el acuerdo que permitiera la elección de los nombres que debían ocupar esos puestos posibilitando así la (aparentemente) ansiada integración.
Desde los dos sectores se echan en cara “falta de voluntad” a la hora de alcanzar un acuerdo. Así, desde la candidatura de Albert lamentan que Pérez Garijo les haya vetado a uno de los nombres propuestos, Paco Latorre, con la justificación de que no da el perfil, mientra que desde la actual dirección insisten en esta idea y recuerdan que es una de las personas que ha sido más “beligerante” con su actuación, con lo que cuestionan su voluntad de colaboración.
Así las cosas, ambas partes confían en que una vez pasado el periodo estival -a partir de septiembre- la situación cambie, las posturas se aproximen y sea posible formar una dirección completa en sus 23 componentes y en la que estén representadas las tres sensibilidades representadas en Esquerra Unida. “Por nosotros no va a quedar”, reconocen tanto desde un lado como desde el otro, aunque hasta el momento no hayan dado pruebas de ello.
A tan sólo once meses de las próximas elecciones locales y autonómicas, Esquerra Unida aplaza dos meses la reconciliación interna y la composición definitiva de su ejecutiva. No obstante, como reconocen desde la actual dirección, “nosotros no estamos parados, sino que estamos trabajando y recorriendo las comarcas”. El próximo reto, además de la reconciliación, la negociación con Podemos de cara a la conformación de una candidatura de confluencia para los comicios autonómicos de mayo del próximo año.
En principio, parece que la voluntad mayoritaria está por la labor de concurrir de forma conjunta. Habrá que esperar todavía unos meses para saber cómo se alcanza esa pacificación, tan necesaria para la recuperación del espacio electoral perdido hace tres años.