Miguel Urbán: “La mejor forma de combatir a los Salvini o Bolsonaro es defendiendo el reparto de la riqueza”

El eurodiputado de Podemos, Miguel Urbán, estuvo este martes en Elche (Alicante) para hablar del auge de la extrema derecha, una ponencia que llega tras la victoria de Bolsonaro en Brasil y después de que la Comisión Europea abogara por la ilegalización de fundaciones como la de Francisco Franco. Secretario para Europa del Consejo de Coordinación de Podemos y dirigente de Anticapitalistas, lleva en Bruselas desde marzo de 2015, tiempo suficiente para ver con perspectiva el auge del fascismo en el viejo continente. Ahora busca repetir mandato en el Parlamento Europeo pero antes tiene que salir elegido en las primarias que está celebrando la formación morada.

Mientras que líderes ultraderechistas como Salvini o Le Pen felicitan a Bolsonaro por su victoria electoral, la Comisión Europea evita pronunciarse. ¿No deberían ser contundentes pronunciándose en contra?

La Comisión Europea y en este caso Mogherini, que es la Alta Representante de la Unión Europea en temas de exteriores, debería de haberse pronunciado pero hace mucho tiempo. No con la victoria de Bolsonaro, que ya se llega tarde, sino con el golpe de estado al que se sometió a Dilma Roussef. Y de hecho no podemos entender la victoria de Bolsonaro sin el golpe blando que primero recibió Dilma y Lula da Silva, en un proceso totalmente irregular que ha sido denunciado hasta por Naciones Unidas y que le ha impedido presentarse siendo el candidato que según todas las encuestas hubiera ganado; no hubiera ganado Bolsonaro. Bolsonaro no es solo un peligro para Brasil, es un peligro para el conjunto de la región que una persona de estas características sea el presidente de la cuarta democracia más importante del mundo.

El Parlamento Europeo pidió el pasado jueves un nuevo embargo de armas a Arabia Saudí por el asesinato de Khashoggi pero, ¿cómo puede Podemos apoyar esta iniciativa en Bruselas cuando en Cádiz Kichi apoya la producción de corbetas para este país? la producción de corbetas para este país

Yo creo que es el mismo discurso en todos los sitios. Kichi nunca ha defendido la construcción de corbetas, ha defendido la carga de trabajo. Y de hecho el compromiso del gobierno nunca fue que construyeran corbetas. Es muy curioso porque los compromisos con la naval siempre llegan en épocas electorales. El gobierno se comprometió a una serie de carga de trabajo sobre la naval pero no para construir corbetas, que iba a buscar la carga de trabajo para que aseguraran los trabajos hasta 2022. Hay que recordar que es una de las zonas con más paro de España. Es vergonzante que intentemos cargar sobre las espaldas de los trabajadores de Navantia el embargo o no de armas a Arabia Saudí. Nosotros lo que le hemos pedido al gobierno es claro en todos los sitios, desde Cádiz, Madrid al Parlamento Europeo. Sí al embargo de armas a Arabia Saudí, de corbetas y otras muchas cosas. En definitiva, nosotros estamos defendiendo sí al embargo de armas y sí a la carga de trabajo de una forma distinta a la construcción de corbetas. Para nosotros lo ideal sería lo que hemos dicho siempre. Una reconversión industrial para que la bahía no tenga que construir corbetas. Hemos dicho que hay dos opciones muy plausibles que es dirigirlo hacia el mercado civil o aerogeneradores de producción de energía eólica, que ahora mismo es lo que más futuro comercial tiene. También hay que salvarles la cara a los trabajadores de la naval que han dicho que no quieren construir corbetas.

Este jueves aprobaron otra resolución para que se ilegalicen fundaciones como la de Francisco Franco, Falange u Hogar Social, con el objetivo de frenar el auge de la extrema derecha pero, ¿qué habría que hacer con partidos tipo Vox que comparten parte de este ideología?

Antes de responder recuerdo que sacamos adelante una moción contra el auge del fascismo y la extrema derecha en Europa. Fue motivada por una brutal agresión que sufrió Eleonora Forenza, eurodiputada italiana de nuestro grupo parlamentario y su asistente en una manifestación pro-inmigrantes. La declaración no habla de ilegalizar la fundación Francisco Franco, habla de prohibir las ayudas públicas a cualquier fundación que aliente el odio, racismo, xenofobia, fascismo o franquismo. Y en último caso si persiste su actividad de apología, su prohibición. Recuerdo que son recomendaciones a los estados, el Parlamento Europeo no tiene competencias. Y qué hacer con Vox. Yo no creo que a Vox haya que prohibirlo ni ilegalizarlo. De hecho me parecería contraproducente. Lo que hay que asegurar es que Vox deje de hacer apología del franquismo y del fascismo. Y es que no son un fenómeno nuevo en este país, ha existido siempre. Se podría decir que Vox es Fuerza Nueva de verde. No es homologable a la extrema derecha europea. Sigue siendo un núcleo de cierto franquismo sociológico. De nostálgicos del franquismo con un cierto nuevo aire. Eso sí, muy neoliberales. En cambio, Le Pen nunca te va a defender a Vichy, ni Salvini a Mussolini.

En dicha resolución europarlamentaria se reconoce “la profunda preocupación” de que las nuevas generaciones “estén cada vez menos concienciadas con la historia del fascismo, lo que representa un riesgo de ser indiferente ante nuevas amenazas”. ¿Esto no significa que ya llegamos tarde?

Creo que hay muchos problemas que no aborda esta resolución, que no sería mi resolución. Hay que reconocer que tiene un apoyo muy amplio de la eurocámara, que costó mucho. Pero no solo no creo que se llega tarde, sobre todo en nuestro país donde nunca ha habido una depuración del franquismo. De hecho, todavía hablamos de exhumar a Franco y no de exhumar al franquismo de nuestras instituciones, de nuestra judicatura o del aparato policial. El otro día vimos cómo un jefe de la Policía de Navarra se dedicaba a insultarnos o amenazarnos, entre los que estaba yo mismo justo por nuestras posiciones sobre memoria histórica. El fascismo no solo se alimenta de la desmemoria, que en nuestro país está claro, donde vemos que el fascismo está vinculado a la nostalgia del franquismo, como es Vox. El auge de estos monstruos en otros países de Europa tiene mucho que ver con la Unión Europa, que teóricamente nació como un antídoto contra los viejos fascismos. Pero el sabotaje neoliberal al que ha sometido la Unión Europea, fundamentalmente acelerado desde el Tratado de Maastricht, ha construido el espacio de oportunidad para el auge de la extrema derecha en Europa. Es una afirmación dura que para mi gusto debería estar en esa declaración. Porque la austeridad no solo es una máquina de destrucción de los derechos sociales y laborales, también construye un imaginario entre la población de escasez, de no hay para todos, hay que expulsar a los sectores sociales del reparto de esos recursos escasos. Y ¿a quién se expulsa? A los sectores más débiles y ahí se construye una guerra entre el último y el penúltimo. Se empieza expulsando a los inmigrantes, pero no acaba ahí. También se van expulsando a más sectores sociales. El ‘brexit’ no era contra subsaharianos o sirios, era contra portugueses, polacos, españoles o italianos, que era los que estábamos compitiendo en Inglaterra por los recursos escasos con las clases populares británicas. Por eso yo siempre digo que la lucha por el derecho de las personas inmigrantes, no es una lucha solidaria sino de apoyo mutuo para responder a una pregunta que es ¿quién tiene derecho a tener derechos en Europa? Y nosotros lo que decimos es que todo el mundo tiene que tener derechos. Porque es la única forma de asegurar tus derechos. Luchando por el derecho de las personas migrantes estás luchando por tus derechos. Creo que la principal vacuna que ha tenido este país contra el ascenso de la extrema derecha ha sido el 15M, ya que no cuestionó quién tiene que tener acceso a los recursos, sino el reparto de los recursos. Ahora mismo no vamos a poder dar una respuesta antifascista adecuada al reto que nos enfrentamos si no cuestionamos la manera y la forma del reparto de recursos en Europa. Ahora mismo, la mejor manera de combatir a Le Pen, Salvini, Bolsonaro o Trump es defendiendo el reparto de los trabajos y el reparto de la riqueza, cuestionando de forma clara, crítica y contundente las políticas neoliberales y la austeridad. Con lo cual, es necesario cuestionarnos tanto a Salvini y Le Pen como a Macron y Merkel, porque al final son dos caras de una misma moneda que se necesitan.

Con el final de Merkel en 2021, ¿se acabó el muro de contención de extrema derecha en el corazón de Europa?

Todo lo contrario, yo creo que Merkel ha sido la ventana de oportunidad para la construcción de una extrema derecha en Alemania. Cuando entró por primera vez la extrema derecha en el parlamento alemán hace un año, el editorial de El País decía que Merkel había pagado un alto precio por su política solidaria con los refugiados. Estoy totalmente en contra. La extrema derecha no ha tenido ese elemento como un eje de construcción. Porque sacaron sus mejores resultados en Alemania del Este donde menos refugiados e inmigrantes hay, pero donde las políticas neoliberales de ajuste y precarización han calado más entre las clases populares. Igual en Polonia. El debate central de las elecciones fueron los refugiados y ¿cuántos habían llegado? Cero.

¿Corre la izquierda el peligro de contagiarse del virus racista de la extrema derecha o al menos de blanquearlo? Usted criticó el artículo en Cuarto Poder de Julio Anguita y Manolo Monereo sobre el Decreto Dignidad de Italia por obviar el carácter xenófobo de su gobierno. sobre el Decreto Dignidad de Italia por obviar el carácter xenófobo de su gobierno

Evidentemente, no hay antídoto válido si no estás constantemente poniéndotelo. La crítica fundamental a Manolo, que es un buen amigo con el que discuto habitualmente y llegamos a muchos acuerdos y algunas discrepancias era que creía que era un artículo en cierta medida tramposo. Tú no puedes analizar una ley como el Decreto Dignidad extrapolándolo del gobierno y sus características. Y eso para nosotros era hacer trampa. Claro que podemos ver que es interesante un cuestionamiento de la gobernanza neoliberal, pero eso ¿en base a qué, con qué gobierno y a costa de qué? Yo creo que lo obviaron porque si no entraban en una serie de contradicciones fuertes. Pero es que además, la propuesta antiliberal de Salvini nunca será nuestra porque es una propuesta de las élites italianas en la disputa con otras élites europeas y no desde las clases populares como defendemos nosotros.

¿Por qué repetir un segundo mandato en el parlamento europeo?

Lo irresponsable sería no hacerlo, y de hecho lo hemos pensado mucho personal y colectivamente. Hemos llevado un rol para intentar enfrentar y poner una alternativa clara al auge del fascismo. Hemos trabajado muchísimo para hacer posible una lógica que llevábamos en las elecciones en 2014 que decía que si solo no puedes, con amigos sí. Hemos estado cinco años buscando amigos, construyendo esa alianza, porque entendíamos que no solo podíamos ganar aquí, que si ganábamos aquí y no teníamos esas alianzas para hacer frente a lo que nos vendría, perderíamos. Nosotros hemos sacado, yo personalmente y desde Anticapitalistas de una forma muy clara, lecciones sobre el ejemplo griego. En torno a eso construimos el Plan B. Gran parte de las alianzas sobre las que se construye el pueblo son las alianzas de ese Plan B. Entendemos que si no le damos continuidad a todo ese trabajo que habíamos empezado y a poner una barrera de ‘no pasarán’ al fascismo y los nubarrones neoliberales, austericidas y xenófobos de la deriva de la Unión Europea, era irresponsable.