Los postulados homófobos del profesor de un colegio concertado religioso valenciano: “Se quiere que los niños duden de su sexo”

Laura Martínez

6 de septiembre de 2024 22:00 h

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“Todo niño, en su interior, anhela ser hombre. Hay que ayudarle a que demuestre que ya lo es”, la masculinidad y la feminidad son “un don”, que “necesitan un acompañamiento adecuado para madurar” en la infancia y la autodeterminación de género es “una falacia” porque ya viene determinado por naturaleza. Estos son algunos de los postulados de Òscar García, un profesor denunciado ante la Generalitat Valenciana por impartir contenidos homófobos en un colegio del barrio valenciano de Marxalenes.

Un denunciante anónimo envió en dos ocasiones una denuncia a la Conselleria de Educación sobre el profesor, autor de un libro sobre la “maduración integral” de niños y niñas, que alerta sobre “señales” que pueden suponer una desviación en las conductas infantiles y propone medidas correctivas. Según el denunciante, el profesor, que es tutor del primer curso de secundaria en el centro religioso concertado, habría presionado a alumnos afeándoles sus gustos o gestos por alejarse de lo que se considera masculino o femenino.

El profesor, cuya denuncia ha sido aireada por la coalición Compromís en las Corts Valencianes, trabaja en la educación desde 2005, actualmente es profesor de Educación Secundaria en el Colegio Santiago Apóstol de Valencia y pertenece, a su vez, al Centro de Orientación Familiar Mater Misericordiae, que dirigía el profesor expedientado en Alaquàs por tratar de aplicar terapias de conversión a los jóvenes.

El libro viene avalado por el obispo de Orihuela–Alicante, José Ignacio Munilla, autor del prólogo, que considera que “la homosexualidad es un trastorno que puede curarse con terapia”, y defiende el volumen de Óscar García Mulet como “un libro valiente para familias, que defiende la masculinidad y feminidad de los niños frente a los experimentos dañinos que los confunden”. En el espacio de venta del volumen, el obispo dice: “No puedo más que bendecir iniciativas como esta: un libro a contracorriente que pide la honesta revisión de los planteamientos admitidos acríticamente por la sociedad. Corren nuevos tiempos y no se puede dar nada por supuesto”.

En las entrevistas concedidas a raíz de la publicación del libro, el autor considera que la transexualidad –el “deseo de cambio de sexo”, como lo denomina– “tiene unas causas, responde a una historia relacional vivida que nos ha configurado y a un ambiente social que está estimulando este tipo de conductas”. Así, determina que la transexualidad nace de una herida infantil y cree que la sociedad actual empuja a los menores a dudar sobre su sexualidad. En la revista religiosa Misión, el profesor expone: “Uno de los mayores sufrimientos de los niños de nuestro tiempo se debe a las presiones a las que se ven sometidos por quienes intentan convencerlos de que su sexo es maleable y de libre elección”. “Los niños están acogiendo como algo normal desconfiar de su sexo”, afirma en el texto, que también dice que los traumas de apego están en la base de los trastornos de la identidad sexual. En otra revista, Religión Confidencial, el autor afirma: “Desde mi experiencia de acompañamiento a las familias, hay una gran necesidad de tener criterios educativos para educar en una sociedad tan cambiante y donde se da tanta confusión. Por eso este libro está pensado como un subsidio para padres y educadores, que no lo tienen nada fácil”.

El volumen se promociona como “una guía para poder acompañar adecuadamente la maduración de la masculinidad y feminidad en los primeros años” en la que el profesor apunta “señales de alarma” sobre la maduración sexual en niños y niñas. Entre ellas, se identifica como un riesgo para las niñas la preferencia por el pelo corto, el rechazo a las muñecas o la preferencia por el deporte, mientras que en los chicos se afean conductas como la predilección por los ídolos femeninos. El profesor recomienda: “En caso de masculinidad inmadura, la madre necesita imperiosamente por el bien de su hijo, tomar distancia. En este caso, es posible que el niño necesite ayuda para descubrir que a quien verdaderamente busca es a un padre cerca del que aprender, al que observar e imitar”.

El profesor apunta que el deber del orientador es intervenir ante lo que considera desviaciones de conducta de manera privada. “El educador, al percibir que un niño se expresa de manera afeminada, tiene que tener en cuenta que sería un grave error corregir directamente este comportamiento ridiculizándolo avergonzándolo ante los otros. Se conseguiría todo lo contrario: reforzar la conducta. Lo primero tendría que ser ganarse su confianza y establecer una vinculación sana. Después, atendida la inseguridad y los miedos que sufre en el mundo viril (que lo atrae a la vez que lo asusta), con delicadeza de varias maneras, lo tiene que conducir como un imán hacia las realidades masculinas. Si esta carencia de identidad masculina (que la mayoría de veces tiene como origen una carencia de aferramiento paterno) se prolonga y no se toma seriamente, puede derivar en la adolescencia al DCS –deseo de cambio de sexo– o la PMS –proyección hacia el mismo sexo–”, dice en el libro, según ha difundido la coalición Compromís. La coalición exige que se aparte al profesor del centro educativo y que se apruebe la creación de una comisión de investigación solicitada en las Corts Valencianes.

El libro se ha presentado en diferentes parroquias de Valencia y en la Universidad Católica de Valencia, además de en un acto promocionado por la asociación de padres de la citada escuela valenciana. La revista del centro educativo, En Marxa, recoge en su número de junio de 2023 la celebración de una charla del profesor denunciado sobre “la maduración integral de la masculinidad y la feminidad en las primeras etapas de la vida de nuestros hijos”, celebrada en mayo del pasado año. La charla fue divulgada por la asociación de padres del centro. El centro educativo no ha respondido a las peticiones de información de este diario.

Según un denunciante, que prefiere mantener el anonimato, el pasado año se envió una denuncia a la Conselleria de Educación por correo y este curso se ha presentado otra de manera telemática. La Conselleria de Educación tampoco ha informado sobre este asunto.

El Colegio Diocesano Santiago Apóstol ha remitido un comunicado en el que desmiente “con total contundencia” que en el centro “se haya podido realizar alguna acción como las llamadas 'terapias'” y añade que “jamás se ha permitido ningún tipo de discriminación o acoso, sea por la causa que fuere, pues esa conducta, de haber ocurrido, habría sido inmediatamente corregida por la dirección”. Además, niega haber recibido denuncias “ni de familias, ni de alumnos ni noticia por parte de la administración educativa”. La escuela defiende que realiza su misión educativa “encuadrada en una visión antropológica cristiana respetando siempre el marco de las leyes educativas vigentes” y lamentan “profundamente” que “se haya querido vincular falsamente al Colegio con unas prácticas que no se han producido jamás”.