Cuando en junio de 2015 se conoció el nombre de Vicent Marzà, un joven activista valencianista de Castellón, como nuevo conseller de Educación, Cultura y Deporte en el primer Gobierno del Pacto del Botánico, saltaron todas las alarmas en la derecha valenciana. Marzà, miembro del Bloc (partido reconvertido en Més Compromís que ahora dirige), maestro de inglés y francés en Primaria, miembro del STEPV y de Escola Valenciana, no fue bien recibido por el PP y Ciudadanos. Sin embargo, ahora se marcha, siete años después, sin haber protagonizado grandes polémicas con la oposición -es más, la exlíder de los populares valencianos Isabel Bonig llegó a elogiar su gestión de la pandemia- y como responsable de la cartera que mejor ha ejemplificado el mestizaje en el Consell, Educación, Cultura y Deporte, donde ha formado un destacado tándem con el secretario autonómico, el socialista Miguel Soler.
Una de las primeras medidas implementadas por Vicent Marzà -que ahora abandona el Gobierno valenciano para centrarse en su partido, Més Compromís, de cara a poder “consolidar un tercer Botànic”- fue el programa 'Xarxa Llibres', que se puso en marcha para el curso 2015-2016 con el objetivo de crear un banco de libros para los alumnos de Infantil y Primaria para que las familias valencianas se pudieran ahorrar el gasto recurrente que cada año suponía la adquisición de los libros de texto. Hasta el pasado curso, con una inversión que supera los 240 millones de euros, más de 2,3 millones de estudiantes han podido contar con este material de forma gratuita.
El curso siguiente (2016-2017), la Conselleria de Educación puso en marcha el proyecto experimental de aulas de 2 a 3 años en colegios públicos para permitir el acceso a las familias con pocos recursos de unos servicios a los que antes no podían acceder. Se trataba, en palabras del propio Marzà, de “intentar corregir las desigualdades”. El próximo curso, se sumarán 212 nuevas aulas gratuitas de Infantil de 2 años en las escuelas públicas valencianas (3.800 nuevas plazas que sumarán un total de 24.000 para el curso 2022-2023).
En septiembre de 2017, el presidente de la Generalitat avanzaba durante el debate de política general en las Corts Valencianes el plan Edificant, otra de las grandes iniciativas de la Conselleria de Educación en la pasada legislatura. Se trataba de poner en marcha un plan de choque con una inversión millonaria que pretende acabar con los barracones que tanto caracterizaron los centros educativos valencianos en la última etapa del PP al frente de la Generalitat. Este programa ha permitido la construcción y rehabilitación de numerosos nuevos colegios e institutos por todo el territorio valenciano, algunos de ellos tan emblemáticos como el Ciutat de Cremona de Alaquàs, el Regina Violant de Almassora o el 103 de València.
La polémica del plurilingüismo
El principal punto de fricción en el mandato de Marzà ha sido, como cabía esperar, su apuesta por el plurilingüismo en las aulas. En enero de 2017, el Consell aprobaba en pleno un decreto de plurilingüismo que pretendía superar el tradicional modelo de líneas en valenciano o castellano y dar carpetazo a la anterior ley, puesta en marcha por el PP en 2012. La norma fue recurrida y tumbada por el TSJCV, que declaró su nulidad parcial al considerar que se discriminaba a los alumnos que elegían la enseñanza en castellano.
Este decreto fue sustituido por una ley de plurilingüismo, aprobada por las Corts Valencianes en 2018. Este nuevo texto, que también se encontró con el rechazo de la derecha, garantiza al menos el 25% de enseñanza en las dos lenguas cooficiales -castellano y valenciano- y sí que ha contado con el aval del TSJ.
La gestión de la pandemia, un caso de éxito
En marzo de 2020 llegó la pandemia, y con ella el confinamiento generalizado. Las clases también tuvieron que adaptarse a la nueva realidad, utilizando nuevas herramientas y optando por la educación a distancia en el final de aquel curso 2019-2020 y por la semipresencialidad en el 2020-2021. La Administración autonómica consiguió que las aulas se convirtieran en espacios seguros frente a la COVID-19 -en los momentos más duros del virus, las clases confinadas apenas suponían el 2,1% del total (más de 800.000 alumnos y 78.000 docentes). La gestión de la pandemia en educación se puede considerar como un caso de éxito reconocido mayoritariamente por los sectores implicados en la comunidad educativa.
Además, la apuesta a lo largo de todo este tiempo ha sido por aumentar el personal docente y rebajar las ratios en las aulas cada curso.
Reforzar la política cultural valenciana
Marzà también deja elaborado un plan estratégico cultural valenciano que tiene vigencia hasta 2023, el segundo de los últimos siete años (el anterior es de 2016). Se trata de un documento “muy ambicioso” que pretende fortalecer el sector en un momento en que salió muy debilitado a causa de la crisis de la COVID, que golpeó muy duramente a la cultura.
Vicent Marzà, que llegó al cargo con la vocación de “reconstruir” una muy tocada educación valenciana y se marcha habiéndose convertido en el político que más tiempo ha permanecido al frente de la cartera de Educación Cultura y Deporte (casi siete años), será relevado por la secretaria autonómica de Cultura, Raquel Tamarit, la persona propuesta por el propio dirigente valencianista para asumir el cargo en una apuesta por la continuidad en la gestión. El nombramiento, propuesto por Compromís, deberá ser ratificado por el president Ximo Puig, que todavía tiene pendiente detallar el calado de una amplia remodelación del Consell que, a apenas un año de las próximas elecciones autonómicas, podría afectar también a los departamentos de Sanidad, Universidades o Hacienda.