Vox y el PP valenciano, una relación indefinida

Hace ya doce días que Vox anunció su ruptura con el PP. Doce días desde que Carlos Mazón, que no esperó ni a las dimisiones, cesó a los tres consejeros de ultraderecha y a los altos cargos que tenía en su Gobierno autonómico. Doce días desde que los ultras retiraron su apoyo parlamentario a los gobiernos de coalición con la derecha y pasaron a ser oposición. Y once días desde que siguen apoyando sus iniciativas.

En estas dos últimas semanas, el partido que dirige Santiago Abascal se ha esforzado por marcar distancias con el PP de Alberto Núñez Feijóo. Los dirigentes autonómicos focalizan en sus líderes nacionales el conflicto. Es Feijóo quien, según Vox, ha obligado a gobiernos como el de Carlos Mazón a romper su pacto al admitir la acogida de menores migrantes y es, por tanto, Feijóo quien los ha sacado de los Ejecutivos. Que no de las presidencias de los Parlamentos. Por eso Llanos Massó, segunda autoridad valenciana, se queda en las Corts Valencianes, con su salario de 100.000 euros anuales y una docena de asesores.

Focalizar el enfado con el líder nacional descarga de culpa al autonómico, con quien la ultraderecha valenciana tenía muy buena relación. Así se evidenciaba en las despedidas de los consellers, que se llamaban unos a otros “amigos”, se prometían confianza más allá de este año de gobierno conjunto. Y así se evidencia en las decisiones que Vox ha tomado en estas dos semanas, las últimas de actividad en el Parlamento antes de las vacaciones estivales.

De entrada, Vox ha apoyado al candidato del PP para dirigir la Agencia Valenciana Antifraude, un organismo que los ultras querían hacer desaparecer. Era “un pacto de caballeros”, según lo calificó el portavoz de ultraderecha, José María Llanos. Seguidamente, un sí pero no, una de cal y una de arena: forzar la tramitación del decreto ómnibus de Mazón como proposición de ley, retrasando la aplicación definitiva.

Los dirigentes valencianos de Vox se han empeñado en mostrar la mano tendida a los populares presentándose como personas coherentes y leales a sus valores y a su programa electoral. Con todo, insisten en que son un partido que está en la oposición y que no tienen porqué apoyar todo lo que venga de los populares. La presidenta de las Corts señaló el lunes en À Punt: “Nosotros no somos kamikazes, no vamos a dinamitar por dinamitar. Vamos a ser leales a los ciudadanos”. Este martes, el portavoz parlamentario insistió en la misma idea: “No somos unos inestables ni unos locos”, dijo Llanos, preguntado por su apoyo al PP.

El voto de Vox en la Junta de Portavoces libra a los nuevos consellers de comparecer en verano y a Mazón de hacerlo antes del debate de política general, como reclama la oposición. Ello implica que el nuevo Consell, remodelado de manera exprés por su decisión de salir, no tendrá control parlamentario en, al menos, dos meses. La ultraderecha ha defendido que no lo consideraba una cuestión urgente, demostrando poco interés en fiscalizar al Gobierno, que es la tarea que ejerce la oposición.

El propio Llanos, al explicar esta cuestión, tuvo un lapsus -que corrigió rápidamente- y se refirió a su partido como “socio” del PP, al referirse a futuras votaciones. Preguntado por si su partido sigue apoyando las medidas del pacto de gobierno, que dan por roto, si siguen con la misma hoja de ruta, indicó que “han sido socios leales” pero “no con las políticas que no nos gustan”. Su compromiso, insisten, es “defender los intereses de los valencianos y los intereses de los valencianos son que en estos momentos tengan un gobierno estable”. “Si alguien espera que Vox venga a desestabilizar el gobierno por el hecho de estar en la oposición, que es donde estamos, se está equivocando completamente”.

Vox y PP ya no son socios, Vox es oposición, pero no actúan como el resto de la oposición. Preguntado por esta cuestión, y por cómo definiría su relación con los populares, el dirigente no halló palabra concreta. Sí dijo que “PP y Vox pudimos formar una coalición porque estábamos de acuerdo en las cuestiones que formaban parte de nuestro pacto, eso significa que hay muchas cuestiones en las que estamos de acuerdo y en otras no lo estaremos”, que las líneas rojas, salvo cuestiones puntuales, eran las medidas de PSPV y Compromís, y que “con el PP, sin ser socios, apoyaremos las medidas que nos parezcan más convenientes y le aseguro que llegaremos a acuerdos en algunas cuestiones”. Es, por el momento, una relación indefinida.