La economía valenciana está en depresión producto de la quiebra de la Generalitat, el fracaso de un modelo basado en el ladrillo y los grandes eventos y los embates de la globalización, que, por ejemplo, ha reducido el peso de la industria a un 13% del producto interior bruto tras caídas constantes desde la segunda mitad de los 90.
Todos los partidos quieren reindustrializar la Comunitat Valenciana. El PP ha lanzado un plan con alcance hasta 2020 llamado Estrategia de Política Industrial; el socialista Ximo Puig cree “imprescindible apostar por la reindustrialización para crear empleo”; Mónica Oltra, de Compromís, asegura que “no hay éxito económico sin industria” y EU habla de “una propuesta estratégica de reindustrialización ”. Hasta Antonio Montiel, líder autonómico de Podemos, quiere “recuperar el tejido industrial valenciano”.
¿Cómo? No hay constancia de propuestas concretas, a la espera, se supone, de los programas electorales. La tarea, en cualquier caso, es titánica. Algunos expertos señalan que la globalización y las tecnologías de producción que hacen prescindible la mano de obra amenazan con una inquietante “desindustrializacion prematura”. Un estudio de la Universidad de Valencia habla de la dificultad de que la industria vuelva a ser clave en la economía regional. Otros profesores de universidad son más optimistas.
No es una quimera
“Un cierto grado de reindustrialización no es una quimera”, según Josep Vicent Boira, profesor en el departamento de Geografía de la Universidad de Valencia. “De momento yo no he visto ni en gobierno ni oposición una visión global de donde debe ir la economía valenciana, pero a corto plazo la reindustrialización debe ser una meta. Hay cierta tradición (el calzado en Alicante, las azulejeras de Castellón, Ford) que podría servir de base no para recuperar una industria pesada que no volverá, pero si para fomentar un nuevo modelo, innovador y creativo, a caballo entre la industria y los servicios. Este modelo no genera mucho empleo pero si innovaciones que benefician a toda la economía”.
¿Debe la Generalitat elegir a los protagonistas de ese nuevo modelo? Andrés García Reche, exconseller de Industria con el PSPV y profesor de Economía Aplicada en la Universidad de Valencia, cree que no. “Hay que hacer política industrial de mercado y no política industrial intervencionista. Facilitar las cosas a las empresas, apoyarlas cuando sea necesario, eliminar trabas administrativas”. “Sin clientelismo, amiguismo o corrupción, una agencia pública en esta línea podría trabajar mucho y bien. Los protagonistas deben ser los empresarios y las empresas, pero se les puede estimular a ir por la vía de la innovación. Facilitando financiación y promoviendo la investigación, quitándoles parte del riesgo poniendo capital público…..”.
De la burbuja inmobiliaria al I+D+I
Manuel Illueca, profesor de Economía Financiera en la Universidad Jaume I, también va en esa línea: “Hay prioridades en la Generalitat antes que decirle al sector privado que debe hacer, pero si se puede trabajar en darles incentivos correctos a los empresarios, romper cuellos de botella, mejorar las normativas o por ejemplo, facilitar avales para exportar mediante un instrumento financiero público”.
“El PP no ha hecho casi nada porque no lo ha necesitado. Vivía de las rentas de la burbuja inmobiliaria y se dedicó a financiar eventos grandilocuentes e inviables. Como todo iba bien, ¿para qué?”, dice García Reche. ¿Y ahora que todo va mal? “El espíritu de la reindustrialización es correcto, y es posible copiando la estrategia 20-20 de la UE, que aspira a la extensión de la innovación en todos los sectores productivos. No es tan complicado. A finales de los 80 el Impiva [con García Reche en la Generalitat] hizo algo así con un impacto tremendo”.