A modo de adelanto de su programa electoral, el candidato del PP y presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy se ha comprometido este sábado en un acto en Valencia a bajar el tipo marginal mínimo de la renta del 24% al 17% y el máximo del 45% al 43% en la próxima legislatura si gana las elecciones. También ha anunciado que aumentará la cuantía de los cheques a familias numerosas y el de quienes tienen a su cargo personas con discapacidad, y creará una nueva ayuda para trabajadores con diversidad funcional.
Han asistido al acto, celebrado en el recinto de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, de Valencia, la vicesecretaria de estudios y Programas del PP, Andrea Levy; la presidenta del PP valenciano, Isabel Bonig, y los ministros de Hacienda, Cristóbal Montoro, y Empleo, Fátima Báñez. También ha estado en Valencia el presidente del Congreso de los Diputados, Jesús Posadas.
Como si fuera un rey mago que se ha adelantado unos meses, Rajoy ha prometido a los valencianos, todo lo que no ha hecho a lo largo de la legislatura. De forma concreta, ha afirmado que apoyará a la Comunidad Valenciana en su exigencia de un sistema de financiación autonómica que no la perjudique. Ante un millar de asistentes en edificio de L'Hemisfèric, el líder del PP ha asegurado que “habrá un nuevo sistema de financiación”. Y ha añadido: “El actual, que voté en contra y sí votaron los socialistas, no funciona”. Pese a ello, Rajoy ha desoído todas las reclamaciones valencianas, que han adquirido, ya no carácter unánime, sino de auténtico clamor, para que se reformara el sistema, caducado durante este mandato.
También el Corredor Mediterráneo, que Fomento ha reducido a un tercer hilo ferroviario, y que además lleva retraso en las obras, ha formado parte de la carta prenavideña y preelectoral de promesas que ha abierto Rajoy en Valencia. El candidato popular ha anunciado su intención de “seguir impulsando” el Corredor Mediterráneo y de llevar el AVE a Castellón.
También la política hídrica ha vuelto a la agenda de temas de Rajoy, que ha proclamado que seguirá trabajando “para que haya agua para todos”. Un lema de tiempos de gloria del PP en lo que antaño fue uno de sus graneros de voto y en el que perdió en las elecciones de mayo casi todo su poder institucional. La política hídrica del PP ha ido virando de la exigencia radical del trasvase del Ebro al olvido de un proyecto que levanta ampollas en varias comunidades autónomas, con la puesta en marcha este verano de plantas desaladoras, como la de Torrevieja, cuya construcción los populares criticaron con dureza porque formaba parte de la política que el Gobierno socialista de Rodríguez Zapatero impulsó como alternativa a los trasvases.