“Es triste, pero desde las redes me llegan aún más insultos por hablar valenciano que por ser gay. Tal vez por eso, teniendo el castellano como lengua materna adopté el valenciano como lengua vehicular. Visibilidad contra represión y armarios”. El concejal de Cultura Festiva del Ayuntamiento de València, Pere Fuset, ha publicado este tuit esta semana en el que quiere evidenciar la tensión que sobre el uso del valenciano se genera en las redes sociales y que, por suerte, no se ha trasladado a la calle.
El valenciano se ha convertido en esta legislatura en un arma arrojadiza de Ciudadanos y el PP tras la aprobación de una ley para regular el valenciano en la administración y la implantación de un modelo trilingüe en la educación pública. Fuset asegura que los ataques contra su figura -también contra su partido- son incluso más furibundos que los que ha recibido por su condición de homosexual.
Fuset ha sido un gran defensor de la comunidad LGTBI y, desde el consistorio y el Gobierno del Botànic, se han tomado e impulsado muchas decisiones para acabar con la discriminación por razón de sexo.
El concejal explica que era castellanoparlante y que decidió aprender valenciano porque en su entorno, la ciudad de Valencia, era una opción lingüística y marginada. Ahora y tras muchos años de normalización todavía sigue siendo un objeto para la discriminación y el insulto, según el político. Y las últimas decisiones de la Justicia no ayuda a que si cooficialidad sea efectiva.