Los diez retos del tripartito de Ribó para 2016

Tras unos primeros meses de mandato del tripartito de izquierdas –formado por Compromís, PSPV-PSOE y València en Comú- centrados en romper con la herencia de la exalcaldesa de Valencia, Rita Barberá, ahora toca iniciar o consolidar los grandes proyectos promocionados. Y convertir los gestos adoptados en medidas de cierto calado para cumplir con lo fijado en el Acuerdo de la Nau, nombre que recibe el pacto que firmaron en junio las tres formaciones que integran el gobierno municipal.

Pese a que ya se han cumplido parte de los puntos fijados en el pacto de gobierno, al ejecutivo local liderado por Joan Ribó (Compromís) aún le quedan varios retos por superar. Entre ellos, hay algunos que se acercan más a asignatura pendiente. El nuevo año será la prueba de fuego para vislumbrar la intensidad del cambio del gobierno local sobre la Valencia edificada por Barberá.

Transparencia y lucha contra la corrupción. Aunque el tripartito ha aplicado la ley de transparencia de la Generalitat Valenciana y ha publicado periódicamente los regalos y los gastos del alcalde, aún queda para lograr que las paredes del consistorio sean de cristal. La remodelación absoluta del portal de transparencia del Ayuntamiento está en fase de discusión y las webs municipales no cumplen la premisa defendida por el concejal de Transparencia y Buen Gobierno, Roberto Jaramillo, de que hacer más de tres clics es síntoma que la información se quiere esconder.

Además, las alfombras no se han levantado con la intensidad que prometía el tripartito. Y entes como el Observatorio de Contratación Municipal y la Agencia contra la Corrupción que recoge el pacto firmado por las tres formaciones de izquierdas como mecanismos para evitar cualquier irregularidad están olvidados.

Empleo. Con una tasa de paro ligeramente por encima de la media estatal, la ejecución del plan de empleo decente que incluía el Acuerdo de La Nau se antoja como una cuestión inminente. Pero, hasta ahora solo se ha llegado a acuerdos puntuales y se han puesto los mimbres para dar un giro a la política comercial. Tras el acuerdo en todo el sector, dar impulso al comercio de proximidad, acometer un plan de turismo –también recogido en el pacto- e impulsar el plan para reducir el desempleo serán prioridades que no se podrán postergar.

Auditoría ciudadana. Pese a que la intervención municipal ha arrancado su tradicional auditoría contable del Ayuntamiento, seleccionando diversos organismos para ello, el chequeo al estilo de otras ciudades del cambio no se ha puesto en marcha. De hecho, se está elaborando la propuesta y la iniciativa con la que se realizará una rendición de cuentas particular al contar con criterios de género o medioambientales. Está previsto que la propuesta esté cerrada a principios de este año.

Red de escuelas públicas municipales de 0-3 años. Es uno de los grandes retos del ejecutivo local y uno de los compromisos que firmó en el pacto de gobierno. Pregonado con insistencia durante la campaña por las fuerzas progresistas que ahora conforman el tripartito, se desconoce cuándo se prevé su impulso. El plan, de momento, está siendo sustituido por el programa piloto promocionado por la Generalitat Valenciana.

Remunicipalizar la ORA y la grúa. Frente a las concesiones dejadas por Barberá, el gobierno local siempre se ha puesto como meta la remunicipalización, al menos, de las contratas de la ORA y la grúa. Desde la concejalía de Movilidad Sostenible, se ha puesto como fecha 2016 para que la contrata de la ORA –estacionamiento reservado- pase a manos públicas. Y Ribó siempre ha manifestado que la grúa debe ser municipal, por su importancia a la hora de planificar la movilidad. Devolverlas a manos públicos este año será un reto a cumplir.

La huerta. El tripartito siempre ha considerado la huerta como un elemento clave en muchos aspectos, y ha defendido su impulso. Tras anunciar un PGOU que no agrede a la que existe subsiste, el Ayuntamiento deberá poner solución al conflicto que mantiene con el Puerto por la Zona de Actuaciones Logísticas (ZAL) para lograr su propósito de crear un anillo verde de huerta que rodee la ciudad. La promoción de los productos y la apuesta por los huertos urbanos en solares abandonados van en esa dirección.

Movilidad. Consolidar los pasos dados en su filosofía de “primero andar, después usar la bicicleta, tercero el transporte público y cuarto el coche” será su gran desafío. Para ello, los planes de peatonalización del centro histórico y de ampliación y mejora del carril bici deberán completarse. La reformulación de las líneas de la EMT y conseguir la financiación del contrato-programa para armar un transporte metropolitano, antesala de la Valencia metropolitana que se proyecta, serán los dos objetivos que marcarán las posibilidades de su proyecto de movilidad.

Cabanyal y barrios periféricos. Con la derogación del plan para El Cabanyal, el anuncio de la rehabilitación de las casas, la apertura del Teatre El Musical y la mayor protección policial en el barrio se han dado los pasos para dignificarlo. Conseguir que sea un enclave único de atracción turística por su patrimonio será el objetivo final. Sin embargo, el reto no solo está en solucionar la degradación del barrio marítimo, sino en solucionar los problemas que padecen otras zonas periféricas de la llamada “ciudad olvidada” para evitar que se agrave la dualización de la ciudad. Para ello, aumentar la limpieza será clave.

“Ciudad libre de desahucios”. Ese el objetivo fijado en el “pacto de La Nau”, y para ello ya se ha llegado a acuerdos con varias entidades financieras, se ha prohibido a la policía local que participe en lanzamientos hipotecarios y se ha eliminado la brigada dedicada a ese fin. Garantizar una alternativa habitacional debe ser el objetivo. Y para lograrlo, se ha previsto un aumento de fondos muy destacado para construir viviendas de carácter social en las cuentas de 2016.

Valencia, sin discriminación. Es uno de los mayores retos del tripartito: lograr que Valencia deje de recibir una financiación muy por debajo de lo que le tocaría. Lograr una igualdad de trato en decisiones como la condonación de la deuda de la Marina Real, compromisos en determinadas infraestructuras que dependen del Gobierno central y arrancar más competencias fiscales es fundamental para que Valencia no se quede atrás. La reclamación de la carta de capitalidad que ya tienen Barcelona y Madrid y la petición del contrato-programa van en esa línea.