La semana negra de Francisco Camps: las confesiones del juicio de 'Gürtel' lo sitúan como el anfitrión de la trama en Valencia

Lucas Marco

25 de febrero de 2023 19:20 h

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Francisco Camps cierra una semana terrible en términos judiciales. El expresidente valenciano, para quien la Fiscalía Anticorrupción pide dos años y seis meses de prisión e inhabilitación para cargo público durante una década por los presuntos delitos de prevaricación y fraude a la administración pública en el juicio por la pieza separada 5 del 'caso Gürtel', ha escuchado desde el banquillo de los acusados las confesiones de los jefes de la trama, del segundo escalón e incluso de algunos antiguos altos cargos del Gobierno que presidió entre 2003 y 2011. 

Camps ha protagonizado constantes incidentes en la Audiencia Nacional (AN). Tras un encontronazo con Francisco Correa en los pasillos de la sede de San Fernando de Henares (Madrid) de la AN, el presidente del tribunal, el magistrado José Antonio Mora, tuvo que pedir “calma” y “respeto institucional”. En la sesión del pasado martes, el exjefe del Ejecutivo autonómico fue reprendido por el magistrado, una persona de carácter afable, tras haber denunciado el abogado de Álvaro Pérez que lo había llamado “miserable”.

El letrado Gustavo Galán denunció la “incontinencia verbal” de Camps, que fue trasladado momentáneamente a la primera fila de la sala, en una escena más propia de una reprimenda a un alumno desobediente en un aula escolar. Hasta que logró sentarse al lado de su abogado, el letrado Pablo Delgado, el acusado no pudo evitar aparecer brevemente en el primer plano del amplio banquillo de los acusados, a pesar de que desde el inicio del juicio se había posicionado en la última fila.

Las declaraciones de esta semana, en tono de confesión, han sido demoledoras para Francisco Camps. Los primeros en confesar fueron Francisco Correa y Pablo Crespo, jefe y número dos, respectivamente, de la red corrupta. Ambos coincidieron en señalar al entonces presidente autonómico como el enlace de la trama en el Palau de la Generalitat Valenciana.

Si la red se trasladó a Valencia fue precisamente por la amistad de Álvaro Pérez 'El Bigotes' con su antaño “amiguito del alma” Francisco Camps. Quien tiene un amigo, tiene un tesoro y, más aún, si preside un Gobierno autonómico. Pablo Crespo hizo un resumen, en tono empresarial, del chollo de la empresa Orange Market en tierras valencianas: “Nuestra ventaja comercial era la buena relación de Álvaro Pérez con Camps”, dijo a preguntas de la fiscal anticorrupción, Concepción Nicolás. “Había química con Francisco Camps”, había declarado Crespo en una sesión anterior.

El segundo escalón de la red de empresas de Gürtel, formado por la extrabajadoras Isabel Jordán y Mónica Magariños, también confirmó que Camps fue el anfitrión de la trama en Valencia. “Camps le dijo a Álvaro que allí [en Valencia] iba a tener trabajo”, declaró Magariños. “Todo el mundo sabíamos que se iba Álvaro a Valencia porque tenía una amistad con Camps”, agregó en la misma línea Jordán.

Por su parte, Francisco Correa también detalló que fue el expresidente autonómico quien 'vendió' a Álvaro Pérez a su llegada a Valencia en 2004. Sin embargo, ambos jefes de la trama no estaban sobre el terreno. Su enviado especial era un peculiar personaje que ha pasado a la historia de los rostros más famosos de la corrupción ibérica por su llamativo bigote, ya rasurado.

El “jefe”

La declaración clave era la de un hombre que ha pasado seis años entre rejas y a quien Camps llamaba “amiguito del alma” y a quien decía querer “un huevo”, en una legendaria conversación telefónica pinchada por la Policía que el expresidente tuvo que escuchar de nuevo en la sala de la AN.

La declaración de Álvaro Pérez fue demoledora. Detalló la relación de amistad con Camps y con su familia, especialmente con su mujer, Isabel Bas. En la sala también se escucharon las tres lacrimógenas conversaciones telefónicas que mantuvo El Bigotes tras el registro policial de su oficina con Pedro García, entonces director de la televisión autonómica Canal 9; el secretario general del PP valenciano, Ricardo Costa, y el vicepresidente Vicente Rambla.

El delegado de Gürtel en Valencia insistía a sus tres interlocutores en que tranquilizaran al “jefe”. Cuando la fiscal anticorrupción le preguntó quién era el “jefe”, El Bigotes indicó que se trataba de Camps. Álvaro Pérez también desglosó cómo se movía entre la administración autonómica, dirigida en aquella época con total hegemonía por el PP valenciano. En los departamentos del Gobierno que estaban vetados a la trama —dada la adscripción zaplanista de sus titulares— era el propio Camps quien desbloqueaba el veto.

El Bigotes, “relaciones públicas” en las altas esferas

Fue el caso, tal como relató El Bigotes, de la Conselleria de Bienestar Social, dirigida entre 2003 y 2007 por la zaplanista Alicia de Miguel. El exjefe de gabinete de la consellera, Enrique Navarro, aseguró que contrataron a la empresa de Gürtel, a pesar de sus reticencias, como una manera de “congraciarse” con Francisco Camps de cara a continuar en su Gobierno en la siguiente legislatura.

“Álvaro tenía una amistad importante con Ricardo Costa y una proximidad con Camps”, le dijo Alicia de Miguel. “Estábamos en un momento en que podíamos continuar en la siguiente legislatura y era una manera de hacer llegar a estos señores [Camps y Costa] lo bien que trabajábamos”, declaró. Enrique Navarro definió los vínculos de su exjefa con El Bigotes como de “relaciones públicas” en las altas esferas del poder autonómico.

La Fiscalía Anticorrupción ha logrado apuntalar en las primeras sesiones del juicio la relación de amistad del representante de Gürtel en Valencia con Camps. También la mecánica habitual de fraccionamiento de los contratos que obtuvo la red. Varios de los acusados, tanto de la trama como de la administración autonómica, confirmaron que se fraccionaban los contratos enjuiciados, por un valor global de 1,8 millones de euros.

María del Carmen Díaz Quintero, gerente de la Fundación La Luz de las Imágenes, se negó en un principio a abonar facturas a Orange Market pero una llamada desactivó sus reticencias iniciales. “La orden venía de la vicepresidencia de la Generalitat Valenciana”, es decir de “Vicente Rambla”a.