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Cómo aplicar tecnología 3D a unas zapatillas de ballet: el caso de la marca valenciana DeVallet

elDiariocv

València —
20 de octubre de 2021 11:24 h

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Para muchas bailarinas ponerse sus primeras zapatillas de ballet es un sueño. No obstante, también resulta un momento duro y doloroso. Con el objetivo de transformar este tradicional calzado, la marca valenciana DeVallet ha creado unas puntas con tecnología 3D que consiguen ser más cómodas para los pies. Así lo asegura su creadora, la ingeniera y bailarina Silvia García, quien a sus 18 años abandonó su carrera como profesional del ballet por una lesión en la espalda.

“Estuve nueve años sin bailar ballet, pero nunca me alejé de la danza”, cuenta la emprendedora. Esa pasión la llevó a que, tras terminar la carrera de Diseño Industrial, decidiera fusionar sus conocimientos como bailarina y diseñadora para solucionar los problemas de las puntas y volcar sus energías en crear unas zapatillas más cómodas y más duraderas, ya que “las bailarinas usan de media 100 zapatillas al año” y su precio “oscila los 70 euros el par”. “Algunas bailarinas profesionales incluso llegan a usar una zapatilla por día”, asegura la CEO de DeVallet. Pero, ¿cómo se aplica tecnología a unas zapatillas de ballet?

“Históricamente las zapatillas de puntas se han hecho iguales desde sus inicios, a mediados del siglo XIX, con capas de cartón, papel encolado y cuero”, explica Miguel Moratilla, co-fundador de DeVallet y doctor en Ingeniería Aeronáutica. “Para ponerle solución a todos los problemas que ocasionaban se nos ocurrió introducir en las puntas materiales más avanzados, del siglo XXI, con tecnologías como la impresión 3D”, cuenta. Cada calzado es diseñado por ordenador para adaptarse a cada pie, con análisis mecánicos y del movimiento, y después lo imprimen con precisión milimétrica.

Según cuentan sus creadores, los materiales utilizados para su elaboración también son parte de la clave del éxito de las puntas, ya que son ligeros, flexibles y duraderos, y se inspiran de los utilizados en la industria aeronáutica. “El material que utilizamos en las plantillas se usa en algunas partes de los aviones”, asegura el ingeniero. Estas plantillas bautizadas como 'Alma' y realizadas con tecnología aeronáutica, sustituyen así al cartón cuero y a la tela encolada. “Nuestras clientas nos dicen que las puntas son cómodas y se sorprenden porque no es habitual. Este zapato normalmente necesita un proceso de adaptación al pie y muchas bailarinas lo que hacen es aplastarlas con el pie o con la puerta hasta deformarlas y ablandarlas. Las nuestras están listas para usarlas desde el minuto cero”, aseguran los emprendedores.

Hasta la estratosfera

Con tan solo un año DeVallet ya ha hecho historia enviando sus puntas hasta la estratosfera. Ambos emprendedores conocieron el año pasado a la bailarina profesional y doctora en Física, Merritt Moore, quien tiene el sueño de ir al espacio y ser astronauta desde pequeña. “Medio en broma le dijimos que si en algún momento viajaba al espacio se tendría que llevar nuestras zapatillas para bailar con ellas en la Luna y ella nos dijo que encantada”. Como gesto simbólico, DeVallet decidió lanzar una de sus zapatillas en un globo meteorológico que subió hasta la estratosfera. “Pedimos los permisos necesarios a la autoridad de aviación española y, en mayo de 2020, justo cuando hacía un año de la preventa oficial de las puntas, hinchamos el globo y lo lanzamos con un localizador GPS y con una cámara de vídeo. Tres horas después el globo cayó con las puntas y conseguimos localizarlo. El resultado fue mucho mejor de lo que nos pensábamos”. Actualmente, esta startup toma impulso en la fase Traction Lanzadera, la incubadora de startups de Juan Roig, para seguir alcanzando nuevos sueños y metas fusionando tradición y tecnología.

Para muchas bailarinas ponerse sus primeras zapatillas de ballet es un sueño. No obstante, también resulta un momento duro y doloroso. Con el objetivo de transformar este tradicional calzado, la marca valenciana DeVallet ha creado unas puntas con tecnología 3D que consiguen ser más cómodas para los pies. Así lo asegura su creadora, la ingeniera y bailarina Silvia García, quien a sus 18 años abandonó su carrera como profesional del ballet por una lesión en la espalda.

“Estuve nueve años sin bailar ballet, pero nunca me alejé de la danza”, cuenta la emprendedora. Esa pasión la llevó a que, tras terminar la carrera de Diseño Industrial, decidiera fusionar sus conocimientos como bailarina y diseñadora para solucionar los problemas de las puntas y volcar sus energías en crear unas zapatillas más cómodas y más duraderas, ya que “las bailarinas usan de media 100 zapatillas al año” y su precio “oscila los 70 euros el par”. “Algunas bailarinas profesionales incluso llegan a usar una zapatilla por día”, asegura la CEO de DeVallet. Pero, ¿cómo se aplica tecnología a unas zapatillas de ballet?