Ubicado en la Serra d'Espadà y hecho con cal, madera y termoarcilla: así es el primer hotel 100% autosuficiente de Europa

“Después de años defendiendo el medioambiente como activistas de Greenpeace en València, nos dimos cuenta de que la gente empezaba a tener una gran conciencia ambiental y eso nos llevó en el año 2005 a plantearnos un proyecto con el objetivo de demostrar que, frente a la falsa creencia de que lo ecológico es caro, sí se puede generar riqueza y desarrollo colectivo apostando por la autosuficiencia energética, la agricultura ecológica, el comercio justo , los proveedores locales, el ecodiseño y las finanzas éticas”.

Así explica Juanma Urbán, cómo nació Mar de Fulles, el primer hotel de Europa 100% autosuficiente energéticamente que abrió sus puertas 11 años después en la Serra d'Espadà (Castellón).

El camino, sin embargo, no fue nada fácil, entre otras cosas, por los escasos recursos económicos con los que contaba junto a su compañera María José Serra: “empezamos con tan solo 6.000 euros y solo la primera parte de la parcela que queríamos comprar valía seis veces más”.

Poco a poco dieron forma al proyecto con la colaboración de cientos de personas con grandes convicciones ecológicas. Según comenta, “gracias a Fiare Banca Ética logramos la financiación necesaria y sumamos todo el contenido social en materia de igualdad en los futuros puestos de trabajo y equidad en los sueldos, además de que todos los proveedores son empresas locales del entorno”.

Así, en los primeros seis años se dedicaron a recuperar los terrenos que estaban dañados por un incendio mediante la plantación de 40.000 alcornoques para compensar las emisiones de CO2 de la construcción. Además, la red de caminos que recorre el entorno se realizó a pico y azada durante año y medio sin utilizar medios mecánicos.

Después diseñaron y concretaron el proyecto constructivo del recinto: “la gente piensa que lo ecológico es caro, pero este es un claro ejemplo de que las cosas se pueden hacer de otra forma más responsable, puesto que nos gastamos 600 euros por metro cuadrado construido, la mitad de lo que cuestan las edificaciones convencionales”.

Para su ejecución se utilizaron materiales nobles como la madera, la termoarcilla para los muros, la cal para  el enfoscado exterior o el cristal bajo emisivo para reducir el consumo energético.

Además, gracias a la plataforma de financiación colectiva Ecrowd en la que participaron más de 300 personas y entidades obtuvieron los recursos para la instalación fotovoltaica (placas solares) aislada e integrada en la cubierta de las habitaciones del hotel que hacen que sea 100% autosuficiente.

En cuanto a la gestión del agua, Juanma comenta que tienen “un pozo propio de uso responsable del que se nutre el hotel y la piscina, una vez utilizada el agua se depura en nuestro un filtro verde y el agua de lluvia se reconduce al acuífero”.

La construcción se ha adaptado a los bancales que había anteriormente, diseñando una edificación completamente integrada en la orografía de la montaña y se ha evitado el uso de materiales como los tubos de PVC, habituales en la fontanería.

“Adaptamos el edificio a las condiciones climáticas locales, favoreciendo la entrada de la brisa marina en los meses calurosos no se hace necesario el uso del aire acondicionado para descansar por la noche”, afirma.

Además, los huertos que rodean al restaurante se integran con la construcción y el bosque: “cultivamos productos de temporada con variedades locales sin utilizar ningún producto químico que son los que se utilizan en el menú”.

El establecimiento abrió por fin en 2016 con 10 habitaciones de una calidad equivalente a un hotel de cuatro estrellas con un precio inicial de 108 euros la noche que se va reduciendo cuanto más días se contratan, y un albergue a un precio de 40 euros la noche: “queremos que pueda venir a conocerlo todo tipo de gente para que conozcan el proyecto y lo valoren, que vean que es posible hacer las cosas de otra forma”.

El Parlamento Europeo distinguió a Mar de Fulles con el premio Citizenergy al mejor proyecto del año 2016. El premio, que reconoce la mejor iniciativa europea en el campo de las energías renovables y la economía colaborativa, recayó en el proyecto de energía solar del que se nutre el ecohotel, galardonado por su destacada contribución a un futuro energético sostenible.