“Mientras otros destruyen sus humedales, nosotros los potenciamos; mientras otros ponen en un riesgo muy grave a Doñana y el Mar Menor, en València defendemos de forma explícita y contundente nuestro parque natural de la Albufera”. El alcalde de València, Joan Ribó, se pronunció así este pasado jueves 20 de abril en el Fórum Europa Tribuna Mediterránea, para poner en valor el trabajo que se viene realizando desde el Ayuntamiento de València como propietario del Parque Natural de la Albufera, en contraposición con la polémica suscitada en Andalucía con el parque de Doñana, donde el PP y Vox impulsan una ley autonómica para ampliar la superficie regable y por tanto regularizar pozos ilegales que están esquilmando el humedal.
“La diferencia creo que es importante”, dijo Ribó respecto a la gestión de cada una de estas zonas, al tiempo que ha aseguró que “hasta lo flamencos están emigrando desde Doñana hasta la Albufera” de València. El alcalde y candidato a la reelección por Compromís destacó que la situación que tiene la Albufera en la actualidad responde a una cuestión de “buena gestión” y valoró “la recuperación ambiental” llevada a cabo en el lago que se ha considerado “la joya de València”.
Igualmente, subrayó que “por primera vez” se ha conseguido tener para este lago “un caudal ecológico que en estos momentos se está poniendo en marcha”. “Mientras en otros sitios se están secando humedales, como es el caso de Doñana, aquí estamos introduciendo por primera vez un caudal ecológico. Hemos llegado a acuerdos con la Confederación Hidrográfica del Júcar en este sentido”, apostilló Ribó.
Los datos que maneja la delegación de la Devesa-Albufera así lo confirman. La Albufera de València, catalogada como humedal de importancia internacional según el Convenio Ramsar y como parte de la Red Natura 2000 tanto por su importancia como zona de especial protección para las aves (ZEPA) como por la presencia de hábitats de interés conservacionista, es uno de los humedales de mayor importancia para las aves acuáticas en el contexto ibérico, europeo y mediterráneo.
Una evaluación preliminar sobre el número de aves acuáticas presentes al Parque Natural muestra el mayor censo histórico desde su declaración, con más de 118.000 individuos (censo total pendiente de ser revisado y publicado por SEO BirdLife). El aumento a largo plazo se debe principalmente al incremento de la población de ibis (plegadis falcinellus), que en 2023 han superado los 20.000 individuos, o del flamenco (phoenicopterus roseus), que en 2023 han superado los 12.200 individuos.
La buena extensión de la perellonà (inundación invernal de los campos de arroz) ha permitido lograr unos números para los diferentes grupos de aves acuáticas que se acercan a los máximos recientes. Esto ha sido posible gracias a que la ancha extensión de agua de este invierno ha facilitado la disponibilidad en las arrozales inundados de una buena extensión de diferentes ambientes conjuntamente, como son zonas con una profundidad superior a un metro y con vegetación sumergida (donde se alimentan aves buceadoras y vegetarianas, principalmente anátidas, que superan los 34.000 individuos), zonas somas (donde se alimentan garzas y garcillas, que superan los 6.000 individuos) y zonas de charcos (donde se alimentan gaviotas y aves limícolas, que superan los 41.000 individuos conjuntamente).
SEO BirdLife es la entidad que realiza el seguimiento de la avifauna en el Parque Natural. Su delegado en València, Mario Gimènez, afirma que “es cierto que en la Albufera se están haciendo las cosas bien en los últimos años, sobre todo si lo comparamos con el caso de Doñana o del Mar Menor”, pero matiza la idea de que los flamencos del humedal andaluz hayan venido a la Albufera: “Evidentemente la mayoría de las aves acuáticas de Doñana, entre ellas los flamencos, se han ido en busca de otras zonas porque este acuífero está seco. Una parte de ellos, es cierto que han venido a la Albufera, pero no significa que se vayan a quedar porque son unas aves muy oportunistas, y las colonias van cambiando de ubicación en función de las condiciones”.
Según Giménez, “es un paso muy importante que el plan de cuenca del Júcar reconozca por primera vez con cifras una aportación de agua a la Albufera, pero no significa ni mucho menos que esa aportación de 70 hectómetros se vaya a garantizar todos los años sino que depende de aspectos como la modernización del regadío”. Por este motivo, insiste en que se ha hecho “un buen trabajo entre la Confederación Hidrográfica del Júcar, la Conselleria de Transición Ecológica y el Ayuntamiento, pero es un trabajo que se debe consolidar en los próximos años y un compromiso que tiene que ser incorporado al plan de gestión del espacio protegido”.
Por contra, asegura, “en Doñana se ha hecho todo lo contrario, es un acuífero sobrexplotado por una agricultura intensiva y urbanizaciones que lo hacen insostenible porque no hay una buena planificación de entrada de agua, lo que hace que aumenten los pozos ilegales”. Aún así, “se están aumentando la superficie de regadíos pero se está engañando a la gente porque en realidad no hay agua para regar”.
En el caso del Mar Menor, “el problema es que tiene un exceso de vertidos de fertilizantes que provienen de toda la agricultura expansiva que la rodea y para solucionarlo habría que cambiar el modelo agrícola, algo que es complicado, pero aún así hay que hacerlo”.