En la actualidad, alrededor del 55% de la población mundial vive en ciudades y se prevé que aumente al 68% para 2050. La concentración del tráfico y otras actividades urbanas lleva a que los niveles de calidad del aire en las ciudades sean perjudiciales para la salud humana. La Unión Europea (UE) ha establecido un marco regulatorio para controlar y mejorar los niveles de calidad del aire en las ciudades (Directiva 2008/50 / CE) mediante estaciones fijas. València solo cuenta con siete estaciones.
Ante esta situación, el grupo de investigación contra el cambio climático del instituto Itaca de la Universitat Politècnica de València (UPV), junto a la empresa Mesura, la plataforma social València per l’Aire y el Joint Research Centre (JRC) de la Comisión Europea, ha diseñado e instalado una red de 424 sensores móviles de dosimetría pasiva distribuidos por toda la ciudad para la medición de dióxido de nitrógeno (NO2) con el objetivo de evaluar la calidad del aire reportada por las estaciones fijas oficiales durante el período 2017-2019.
Según el director del grupo de investigación y catedrático de la UPV José Vicente Oliver, los resultados obtenidos muestran que durante estos tres años el 43,7% de los sensores móviles superaron el valor límite establecido por la Directiva de la UE, así como por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Esto indica que los niveles de calidad del aire que ofrecen las estaciones fijas no son representativos ni confiables para el monitoreo de la calidad del aire de la ciudad. Así, las estaciones fijas que operan actualmente no brindan información precisa sobre las áreas de la ciudad donde la mayoría de la población respira aire con mayor nivel de contaminación. En concreto, los resultados demuestran que el 34,6% de los ciudadanos (273.000) vive en zonas con un valor medio anual superior al límite recomendado para la protección de la salud humana”, afirma Oliver.
El investigador de la UPV y coordinador del proyecto Edgar Lorenzo añade que “el estudio revela que mientras las siete estaciones oficiales de calidad del aire no superan el límite medio anual de valores de concentración de NO2 (40 µg m−3), los valores medios anuales de NO2 de la red móvil complementaria superan este límite en casi la mitad del total de ubicaciones móviles de muestreo”.
El equipo de la UPV ha desarrollado a partir de herramientas de big data un índice que identifica y clasifica los 69 barrios según el nivel de contaminación y la exposición de la población a la concentración de contaminantes.
Y esta es la conclusión: los barrios con un valor medio anual superior al límite recomendado y por tanto con peor calidad del aire son Benicalap, Beniferri, Torrefiel, Rascanya y Benimaclet en el norte, l’Olivereta, Nou Moles, Arrancapins, Patraix y Jesús en el oeste, Malilla en el sur, El Grau y Natzaret en el este y Russafa en el centro de la ciudad.
La mayoría de estos barrios están ubicados junto a viales que concentran una gran cantidad de tráfico de vehículos, principalmente las rondas norte y sur y las grandes vías, tal como se observa en el mapa.
Sin embargo, en el caso de El Grau y Natzaret no concurre esta circunstancia, por lo que, tal y como refleja el mencionado mapa y confirma Oliver, el factor que perjudica a ambos barrios en cuanto a la degradación de la calidad del aire tiene que ver con la actividad del Puerto de València, principalmente con la intensidad del tráfico marítimo y terrestre. Oliver extiende también este problema a Pinedo por la afección de la V-30 y el trasiego de camiones que entran y salen al Puerto.
Mala ubicación de las estaciones
Además, Edgar Lorenzo añade que “las siete estaciones no están bien ubicadas según la exposición real de la población a la contaminación, ya que no miden de forma representativa la calidad del aire en la ciudad. Solo una está ubicada en un área representativa (Russafa), el resto deberían estar instaladas en Benicalap, Arrancapins, Malilla, Nou Moles, Patraix y Torrefiel”.
Los resultados de este estudio han sido publicados recientemente por la revista científica Environmental Research Letters. La investigación ha sido posible gracias al convenio de colaboración entre la UPV, el Ayuntamiento de València y el JRC de la UE, enmarcado en la Cátedra de Governança de la Ciutat de València.
La teniente de alcalde del Área de participación, derechos e innovación de la democracia, Elisa Valía, señala: “En base a los resultados obtenidos por esta investigación de tres años, desde la Concejalía de Transparencia y Gobierno Abierto del Ayuntamiento de València estamos muy interesados en que los investigadores de la UPV sigan avanzando en el estudio de la relación entre la distribución de contaminantes y las características socioculturales y económicas de los barrios para evaluar la justicia y equidad ambiental, junto con un análisis de los diferentes contaminantes y sus influencias sobre las afecciones cardiorrespiratorias -incluyendo COVID- y oncológicas”.
El puerto, solo con dos estaciones
Aunque el estudio no entra a evaluar de forma particular la situación o el impacto del puerto de València, como ha venido informando elDiario.es, el recinto portuario cuenta con tan solo dos estaciones de medición de calidad del aire ubicadas entre los muelles de Levante y Poniente.
Los resultados de las mediciones de una de ellas, en concreto la del muelle de Poniente, se pueden consultar desde el pasado mes de octubre en la web de la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, en contraste con las cinco estaciones de medición del Puerto de Castelló o las cuatro del de Alicante.
La Autoridad Portuaria de Valencia (APV) tiene previsto añadir otras dos estaciones de inmisión en el entorno del barrio de Natzaret, aunque la ubicación exacta está pendiente de determinar por técnicos de la CEAM.