Montañez, concejal de Vox en València: “He sido acosado y humillado, el partido es como una secta”

“Vox a nivel interno no es que tenga disfunciones, Vox es una disfunción como partido. En Vox se dice una cosa y se hace lo contrario. Se habla del partido de los valores cuando sus dirigentes aspiran a los puestos por carecer de ellos. Se dice que los partidos políticos deben financiarse con las cuotas de sus afiliados pero se intenta por todos los medios que el dinero de los grupos municipales revierta sobre el propio partido. Vox dice que va a eliminar los chiringuitos, pero monta una fundación (Fundación Disenso) y un sindicato”.

El concejal de la formación de extrema derecha en València, Vicente Montañez, se ha expresado así en declaraciones a elDiario.es con motivo del final del mandato en el que asegura haber vivido todo tipo de ataques y vejaciones de su propio partido, y al mismo tiempo anuncia que lo dejará tras las elecciones del próximo 28 de mayo: “Tengo que decir que he sido acosado, humillado y perseguido, tanto internamente como en las propias redes sociales por cuentas de personas afines al partido. Se me humilló internamente hasta el punto de pedirme bajo presión en más de una ocasión que entregara mi acta al partido porque allí se cumplía lo que el partido decidía”.

Según denuncia, todo esto venía “desde la vicesecretaría nacional de Organización, concretamente de Tomas Fernández, persona que con modales chulescos y siempre rodeado de su séquito de colaboradores, intentaba amedrentar hasta la sumisión a los concejales que nos mostrábamos díscolos y que no accedíamos a la voluntad de sus designios, muchas veces carentes de ética y en otras de dudosa legalidad”. Montañez añade que “grabar conversaciones, mandar informes falsos, amenazar o destrozar la imagen pública eran prácticas habituales en las que ya se han hecho famosos como 'los hombres de negro”.

En los inicios, Montañez se codeó con la cúpula del partido como especialista en materia económica y, de hecho, participó en los sucesivos programas políticos para las elecciones generales del año 2019. Su acceso a las listas municipales como número dos, por detrás del portavoz José Gosálbez, fue el inicio de todos los problemas: “En un primer momento el señor Llanos (líder de Vox en Valencia en aquel momento) me dice que voy a ir de número 1 por València al Congreso, pero el día de antes de presentarse las listas a la Junta Electoral, me dicen que finalmente irá Ignacio Gil-Lázaro y me ofrecen ir de número dos del Ayuntamiento de València. Cuando me dijeron que Gosálbez iba a ser el candidato me quedé ojiplático, aunque yo ya sabía que tras las detenciones del caso Azud, había cambio de candidato y ya no iba a ser Rita Corbín, la sobrina de Rita Barberá, pero Gosàlbez era un huevo sin sal, carente de liderazgo”.

Según explica, las diferencias con él empiezan a partir de la propuesta de que Montañez fuera el portavoz del grupo municipal en lugar de él. A partir de ahí, sale “el verdadero Gosálbez, una persona resentida, llena de miedos y complejos que pensaba que como portavoz podía hacer lo que quisiera. Tanto es así que llegó a firmar un contrato de renting de una cámara de fotos de más de 3.000 euros sin tener capacidad legal para suscribirlo”.

Por este motivo, asegura que solicitó “su cese” en el mes de septiembre de 2019 a la secretaría general del partido, pero según dice, “es alguien apadrinado, por su condición de abogado con experiencia en urbanismo, por alguna de esas personas con intereses en el partido”.

Intento de pasarse a los no adscritos

Montañez comunicó todos los problemas que iba detectando al partido, pero sin obtener soluciones: “Hay innumerables llamadas mías. Innumerables informes. Pero yo formaba parte de esa gente que había que pasar por la picadora. Que no era sumisa y que, por tanto, era peligrosa para la secta. Y claro que pensé muchas veces en escapar. Hasta en tres ocasiones me reuní con el alcalde para buscar una salida que me permitiera seguir cumpliendo con mi compromiso con los votantes desde el grupo de no adscritos. Pero eso, que acababa filtrándose, solo subía la presión que yo sufría en la cárcel en la que se convirtió para mi Vox. Hasta el punto de enfermar gravemente. Tal vez, eso fue necesario para que abriera los ojos y fuera consciente de que estaba en una secta”.

Sobre el funcionamiento del partido que preside Santiago Abascal, comenta que cuando entró en Vox esperaba “un partido político, no una secta, y creo que es importante matizar las diferencias”. Y añade: “Un partido político se teje desde los afiliados y desde la democracia interna. Es desde las bases desde donde surgen los liderazgos y son las propias bases quienes los hacen fuertes. En las sectas, los miembros tienen que seguir al líder o lideres impuestos y no hacerlo supone la expulsión. Las sectas están carentes de democracia interna, se basan en el aislamiento de sus adeptos y en la sumisión de estos a la voluntad del líder”.

Preguntado sobre cómo calificaría el funcionamiento de Vox, responde: “¿Cómo calificaría usted todo lo anterior? ¿Cómo calificaría que hasta se tomaran represarías sobre mi entorno? Solo le diré que aún hoy, tras sacar esto a la luz, sigo teniendo pesadillas, sigo recibiendo mensajes velados de que desista de mi actitud, sigo siendo acosado en redes sociales y se me ha vetado en distintos medios de comunicación de radio y televisión. Póngale usted el nombre que quiera”.

Críticas a Gil Lázaro, Flores y Badenas

Montañez se muestra también crítico con el presidente provincial de València, Ignacio Gil Lázaro, histórico diputado del PP, con el candidato a la presidencia de la Generalitat, Carlos Flores, y con el candidato a la alcaldía de València, Juan Manuel Badenas.

Sobre el primero asegura que considera que es “la persona equivocada y a la que todos los indicios apuntan a ser la mente que ha articulado en la Comunidad Valenciana esos pactos con el PP que se niegan en otras comunidades”.

En cuanto a Carlos Flores, insiste en que “no puede ser el mejor candidato alguien condenado por violencia psíquica contra su mujer”. En el caso de Badenas, más que con él, se muestra crítico con sus actos: “Con afirmaciones como 'follando se hace cultura' parece que de política sabe poco. tendiendo a nada. Por no hablar de charlotadas como salir con un martillo neumático al hombro diciendo cosas que no se pueden hacer sin un coste millonario para los valencianos, como quitar los carriles bici. Sobre su campaña, yo le haría una pregunta. ¿Qué campaña?”.

Montañez tiene claro que sus críticas internas le han pasado factura en el partido, pero al mismo tiempo afirma que tampoco quería seguir. Cuenta: “Aunque durante tiempo pensé que la situación podría cambiar, al final sabía que esto era un partido sin libertad, que buscaba nada más que el bienestar de sus líderes (como las sectas) instrumentalizándonos y usándonos a su voluntad”.