Los representantes de los 300 empleados de la términal pública de gestión privada CSP Iberian Valencia Terminal han emitido un duro comunicado (texto completo al final de la información) contra la Autoridad Portuaria de Valencia (APV) con el que desmontan varios de sus principales argumento para defender la ampliación norte, como es el riesgo de colapso ante la escasez de espacio para mover y almacenar contenedores, además de la creación de miles de puestos de trabajo. También consideran necesaria la tramitación de una nueva declaración de impacto ambiental (DIA).
El presidente del comité de empresa, Julián Pérez, ha denunciado “la falsa realidad que se está trasladando a la opinión pública” sobre el proyecto de ampliación norte del puerto de Valencia: “Además del daño medioambiental también se producirá un daño laboral importante con multitud de despidos en la principal terminal afectada por el desvío de tráfico como es la terminal pública de contenedores CSP Iberian Valencia Terminal”.
Según Pérez, “el objetivo fundamental de la ampliación es la concentración del tráfico de MSC en una única terminal, automatizada, pero con una inversión de 700 millones de euros de dinero público”, mientras “el resto de terminales y operadores no podrán competir y el declive será progresivo”.
Así, calculan que “la terminal pública CSP perderá más del 50% de su tráfico por esta ampliación del puerto debido a la concentración de tráfico anunciada por MSC y por tanto se producirá una importante destrucción de empleo”.
En ciertos estudios realizados para avalar la ampliación, “las estimaciones de tráfico a futuro son irreales y no han sido verificadas con las navieras” ya que “no se esperan tráficos que suplan los movimientos de MSC en los espacios que abandona”. Por tanto, a los pocos años de la apertura de la nueva terminal habrá dos solares portuarios: “El 100% de la actual terminal de MSC (la multinacional dejará su terminal actual) y el 50% de la terminal de CSP (MSC desviará su tráfico de CSP a la nueva terminal)”.
El presidente del comité de empresa afirma que “el espacio portuario actual se puede optimizar mediante la inversión en tecnologías de la información para agilizar y reducir los tiempos de estancia en terminal de los contenedores” y asegura que están “muy lejos de optimizar las infraestructuras actuales”. Van al “camino fácil” en forma de obra nueva. “Se está financiando el traslado de una empresa privada para una reconversión industrial encaminada a la automatización, pero con inversión pública, causando al mismo tiempo un grave perjuicio a la plantilla de la actual terminal pública que lleva dando servicio más de 50 años al puerto y cuyos puestos de trabajo peligran, situación que trataremos de evitar con todos los medios a nuestro alcance”, señala.
En cuanto a los problemas ambientales, los trabajadores muestran su total respaldo “a todas las personas y asociaciones que tratan de exigir, como mínimo, una nueva declaración de impacto ambiental”. Según Pérez, “solo hay una explicación a este rechazo por parte de la Autoridad Portuaria y es la amenaza de MSC de retirar su oferta y reducir el tráfico en Valencia si la revisión de la DIA se aprueba, pues ello retrasaría sus planes”. En cualquier otra circunstancia “este trámite se actualizaría y no se hubiera estirado hasta el límite la DIA autorizada en julio de 2007”.
Destrucción de empleo
Desde el punto de vista laboral la única generación de empleo que se espera ocurrirá durante el proceso de construcción de la terminal: “Inmediatamente después el primer efecto será la reducción de mano de obra necesaria del personal privado de las terminales como la nuestra, CSP, por reducción del tráfico que se conducirá a la nueva terminal y del número de jornales de los estibadores por reducción de la composición de la mano de 17 a 6 en la terminal automatizada y por reducción de jornales en las terminales CSP y MSCTV”, indica.
Pérez asegura que “aquellos que se atreven a suponer la creación de miles de empleos sobre el papel deberían justificar detalladamente lo que dicen, de lo contrario están vendiendo humo”.
El crecimiento de empleo basado en el movimiento de transbordo es muy reducido y limitado al ámbito del puerto. Y el crecimiento de las exportaciones e importaciones está ligado a la situación económica general. Por tanto,“no se crean empresas y puestos de trabajo porque vengan más barcos, sino que vendrán más barcos si las empresas y la sociedad exportan e importan más”.
Además, para la pretendida reconversión de la terminal de MSC se requiere un esfuerzo público inicial de 700 millones para realizarla: “Es decir, vamos a financiar públicamente la causa de nuestros despidos. Nada tendríamos que opinar si la nueva terminal fuera a un nuevo operador con sus propios tráficos completamente nuevos en el puerto o bien si se financiara toda la operación con recursos privados y siempre con un aval medioambiental. Ningún estudio contempla esta situación de riesgo de destrucción de nuestros puestos de trabajo pero es una amenaza real que trataremos de evitar”.
Capacidad y espacios disponibles
Actualmente hay tres terminales de contenedores en el puerto de Valencia: CPS, MSCT y APMT. La de CSP, da un servicio público mediante gestión privada en concesión a múltiples operadores, incluido MSC que representa algo más del 50% del volumen movido en esa terminal (MSC mueve en CSP 1,5 millones de contendores).
Pérez afirma que “trasladar este tráfico de CSP a la nueva terminal norte será prioritario para MSC” y, por tanto, “en la primera fase de la ampliación se producirá un vaciado de la terminal pública que ocupa CSP y que no va a ocupar nadie, pues los tráficos no se consiguen fácilmente y en ocasiones se reducen por la competencia existente”.
A esto hay que sumar el traslado de la actual terminal de MSC a la nueva ubicación. Es decir, a los pocos años tras la apertura de la nueva terminal se generarán dos solares portuarios, el 100% de la actual terminal de MSC y el 50% de la terminal de CSP: “Vamos a pasar de una supuesta carencia absoluta de espacio a un excedente sorprendente y sin contenido porque ningún operador ha anunciado o comprometido más tráfico en València”.
Para finalizar, Pérez insiste en su preocupación “por las circunstancias medioambientales”, ya que como trabajadores del puerto conocen “de cerca los efectos presentes y todos los esfuerzos deberían dirigirse a paliar los daños ya consumados y no agravarlos en el futuro”.