De afamado matador en el mundo taurino a vicepresidente del Gobierno valenciano y conseller de Cultura de la mano de Vox. Vicente Barrera (València, 1968) ha sido sin duda el tapado de la formación ultra tanto en la campaña electoral como en las posteriores quinielas sobre los posibles candidatos a entrar en el Gobierno valenciano liderado por el PP de Carlos Mazón, una vez se confirmó tras los resultados electorales que el partido de Santiago Abascal iba a tener la llave del nuevo ejecutivo.
Su primera aparición como uno de los hombres fuertes de la extrema derecha se produjo el pasado martes 13 de junio cuando acompañó al líder valenciano del partido, Carlos Flores, a la primera reunión con el ganador de las elecciones, el popular Carlos Mazón, para negociar y rubricar en una reunión de poco más de dos horas el acuerdo de Gobierno entre el PP y Vox.
Tras ofrecerle a Flores la salida como número uno del partido ultra por Valencia en las próximas elecciones generales para apartarlo del Gobierno valenciano, debido a su condena a un año de prisión por violencia machista en 2002, la figura de Barrera se ha erigido en la de mayor calado de los de Abascal en el futuro ejecutivo valenciano.
¿Pero, cómo un acaba un torero alcanzando un cargo de tanto peso político? Barrera viene de una familia con fuertes raíces en el mundo del toro, ya que su abuelo paterno fue el diestro Vicente Barrera Cambra, mientras que en su familia materna hubo importantes empresarios, como su abuelo, uno de los pioneros textiles más importantes de Ontinyent a principios del siglo pasado.
Del abrazo con Camps, a UPyD y Vox
Antes de dedicarse al mundo taurino y empujado por su familia, estudió la carrera de Derecho por la Universitat de València. El matador comenzó su trayectoria en los ruedos en el año 1992 y se retiró en 2011. Sus éxitos le permitieron acercarse a la derecha política valenciana, una afinidad que nunca escondió. De hecho, acudió en enero de 2012 a las puertas del juzgado para abrazarse con Francisco Camps tras ser absuelto en la causa de los trajes, uno de los primeros juicios del caso Gürtel.
Su presencia fue habitual en los mítines del PP y en octubre de 2011 recibió del entonces presidente, el popular Alberto Fabra, la Alta Distinción de la Generalitat Valenciana “como reconocimiento a su contribución a la pervivencia y disfrute de la Fiesta de los Toros” y a su carrera “llena de dedicación, sacrificio y éxito”.
Sin embargo, el aluvión de casos de corrupción vinculados a los cargos del PP con los que mantenía plena sintonía unido a la derrota electoral de los populares en 2015 le hicieron acercarse a otros partidos emergentes, como lo fue primero UPyD y Vox después, partido al que se afilió en 2018 y que “estaba echando en falta en España”, según señaló en una entrevista con la agencia Efe el pasado mes de mayo. Desde ese momento tan solo participó en la estructura interna del partido, como coordinador de zona de Ontinyent (Valencia).
Figuró por primera vez en una candidatura electoral de Vox hace cuatro años, cuando ocupó el décimo puesto de la lista municipal por València, con la que su partido logró dos ediles, y volvió a hacerlo en las elecciones municipales del pasado 28 de mayo, esta vez en el séptimo lugar (Vox logró cuatro concejales).
Ideología ultra en redes sociales
En diciembre de 2021, en la reunión de la junta de distrito de Ciutat Vella, a la que acudió como vecino invitado por Vox, Barrera llegó a proponer que se cerrase un recinto en alguna plaza del centro de València para hacer un simulacro infantil de bous al carrer, con carretillas con cabezas de cabestros, propuesta que no salió adelante.
Barrera es además muy activo en sus redes sociales, especialmente en Facebook, donde ha hecho gala de su ideología ultra. Por ejemplo, colgó una foto con su nuevo caballo pidiendo a sus seguidores que le ayudaran a ponerle nombre, dando como opciones Viriato, Caudillo, Escipión o Duce.
En otra publicación de agosto de 2020, difundió un escrito de Salvador Sostres que calificaba de “magnífico”, y que entre otras cosas decía que “los políticos de la derecha tendrían que curarse del complejo antifranquista” y que “la clase política del franquismo fue brillante y seguramente la más culta y preparada que hemos tenido en siglos; nadie tiene que avergonzarse de haber sido ministro de Franco, o de que su padre o su abuelo lo fueran, todo lo contrario que aquellas deprimentes ministrillas de Zapatero, que parecían salidas de un anuncio de detergente”.
En su respuesta a ese artículo, Barrera elevaba la apuesta al hablar del golpe contra la Segunda República en 1936: “Yo también me siento orgulloso de ser nieto de quienes dieron su sangre y ganaron la guerra (...). Cualquier Estado y cualquier democracia y cualquier libertad está construida sobre una guerra”. “¿Por qué es un insulto ganar una guerra? En cualquier caso tendría que ser insultante haberla perdido, y de aquella manera, y con aquellas siniestras banderas”, remataba el futuro vicepresidente de la Generalitat valenciana tras el acuerdo entre PP y Vox.
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