Zaplana sospechaba en unas cartas enviadas desde la cárcel que podía aparecer en la fonoteca de Villarejo

Lucas Marco

Valencia —

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El exministro Eduardo Zaplana temía que el comisario Villarejo pudiera guardar grabaciones que hablaran sobre él por la supuesta amistad entre el agente de las cloacas y el exdirector general de la Policía Juan Cotino, también investigado en el caso Erial. Así se desprende de la correspondencia privada que Zaplana mantuvo con la exdiputada Elvira Suanzes desde la cárcel de Picassent (València). La misiva fue localizada en un registro posterior en la vivienda de la exparlamentaria zaplanista, asimismo investigada en la causa.

En la carta, tal como ha adelantado el diario Levante-EMV, Zaplana aludía a la supuesta ayuda que podría recibir para torpedear la causa por parte de la máxima responsable del CNI (en aquel momento la ministra de Defensa Margarita Robles). La misiva no citaba explícitamente a Robles y Zaplana especulaba sobre la supuesta mala relación entre el comisario Villarejo y los servicios de inteligencia españoles.

El hallazgo se incorporó al Juzgado de Instrucción número 6 de Madrid que investigaba las filtraciones producidas en el caso Lezo, en el que figuran como imputados tanto Zaplana como Adrián de la Joya, socio de Villarejo. El documento, según un auto de la jueza Isabel Rodríguez del pasado 28 de mayo del 2019, alude a “la presunta identidad de alguien relacionado con un delito de revelación de secretos” que investigaba el juzgado madrileño. El juez acabó archivando la causa de los chivatazos a los principales investigados en Lezo.

La magistrada optó por salvar los párrafos de la misiva que se refieren a “hechos no personales” relacionados con los delitos investigados en la causa, “pues se menciona también a investigados en la misma”. La sección quinta de la Audiencia Provincial de València estimó parcialmente un recurso contra el auto de la magistrada y excluyó el “contenido de la vida íntima de las personas que carece de interés para la investigación”.

La instructora del caso ha decidido incorporar la carta al procedimiento del caso Erial (fue intervenida en un registro ordenado por la jueza en noviembre del 2018) dado que tiene interés para la causa en la medida en que “se hace mención a las relaciones de Eduardo Zaplana con terceros o investigados”, según indica en un auto del pasado 10 de febrero. Una decisión que la defensa de Zaplana ha recurrido.

La sombra del comisario Villarejo y sus compinches ya planeaba sobre el caso Erial. La Guardia Civil, tal como informó este diario, incautó a Zaplana una anotación manuscrita con el número de cuenta en Suiza de una empresa panameña propiedad del socio de Villarejo Adrián de la Joya. El abogado de la jet reconoció que conoce al expolítico del Partido Popular aunque negó haber hecho cualquier tipo de negocio con Zaplana. En cambio, no supo explicar por qué el exministro tenía apuntado su número de cuenta suiza y el nombre de su empresa panameña.

Los ministros de Interior cambiaban pero Villarejo permanecía en la Policía. Durante los primeros seis años del Gobierno de José María Aznar, Juan Cotino fue director general de la Policía. En 2001, el entonces máximo jefe de la Policía Nacional llevó a Luxemburgo 600.000 euros en metálico que entregó a la abogada especializada en estructuras opacas (offshore) Beatriz García Paesa, según confesó a la jueza instructora del caso Erial la sobrina del espía Paesa. En la carta enviada a Elvira Suanzes, Zaplana expresa sus sospechas de que Cotino pudiera conocer, e incluso mantener una relación de amistad, con el comisario Villarejo.