Este miércoles hemos pedaleado de la mano de Christina Rosenvinge en Confinados para celebrar el día mundial de la bicicleta. La cantante y escritora es una gran defensora de la bici y de que las ciudades cedan espacios a este medio de transporte limpio.
Rosenvinge cree que la crisis sanitaria ha obligado a acelerar un proceso “que ya estaba iniciado” , sin embargo, ha alertado de que “estamos perdiendo una oportunidad porque junto a otros activistas esperaban ”que el ayuntamiento de Madrid tomara cartas en el asunto y no está haciendo nada“.
Su propuesta para la ciudad es que exista una red de carriles bici conectada y separada de por donde circulan los coches, ya que “ir en bici por Madrid es una gincana de riesgo”. De momento, los responsables de movilidad de la capital no han puesto marcha ni la propuesta de crear estos carriles de forma temporal para aliviar las dificultades de circulación a los ciclistas.
La cantante ha reflexionado sobre cómo cree que será el futuro de la música y del resto de actividades culturales. Precisamente, la también escritora participará en un festival poético que se reconvierte este verano combinando actividades presenciales, con aforo reducido, con actuaciones retransmitidas online.
Aunque ve una oportunidad en las circunstancias para mejorar la calidad y las condiciones del consumo musical en streaming, Rosenvinge cree que estas experiencias no pueden sustituir a la “comunión con los espectadores en directo” y que es algo “totalmente distinto”.
Para la artista, el azote que ha supuesto la pandemia para el mundo de la música se suma a “una situación muy difícil” y “podría ser la estocada para mucha gente”.
“La situación es nefasta”, ha alertado Rosenvinge, que sin embargo ve que puede haber una “consecuencia positiva”. Así cree que si como parece no hay giras internacionales, “ese hueco se llenará con la escena local y esa 'clase media' de la música tendrá un lugar que ocupar y un público con el que encontrarse”.
Abrazos a la sanidad pública
Durante el confinamiento, ha surgido más de un himno inspirado en la extraña realidad derivada de la pandemia. Uno de ellos fue Los abrazos prohibidos, canción solidaria de Vetusta Morla en homenaje a los sanitarios y en la que también colaboró la cantante.
Explica que cuando Guille, de Vetusta Morla, le mandó la canción le pareció “un proyecto muy bonito” y necesario. “Todos los sanitarios han hecho un sacrificio enorme, nunca se podrá valorar justamente. Pensé que cuando esto se acabe se olvidaría rápido y me parecía bonito que quedara una canción como testimonio”, ha explicado.
La cantante ha destacado que la defensa de la sanidad pública tiene que ser “una reivindicación de toda la sociedad” y “no una cuestión de ideología”.
La “conspiración” del 8M
En la conversación con Ignacio Escolar, Rosenvinge ha asegurado estar “muy extrañada” con “el intento de culpar al 8M” de la pandemia.
“Que las organizadoras son unas brujas y tienen una bola de cristal por lo que sabían perfectamente que venía una pandemia, que era un peligro para todo y que pretendían que se murieran la mitad de las feministas y contagiar a sus padres y madres no tiene ningún sentido”, ha ironizado.
La cantante ha continuado argumentando que “si se hubiera sabido, se habría suspendido”, pero que “desgraciadamente nadie era consciente de la gravedad de la situación”.
“No tiene sentido pensar que detrás del 8M había una confabulación, como teoría conspirativa hace aguas por todas partes”, ha añadido, asegurando que en el momento de la celebración de la marcha y otros actos multitudinarios “no se era consciente de la gravedad de la situación”.
La también escritora ha reconocido que ser mujer en el mundo de la música no siempre ha sido fácil: “Me han intentado sacar del camino muchas veces, pero era una cuestión de cabezonería”.
Y ha reflexionado sobre el temor que infunde el feminismo en algunos sectores. “No entiendo lo que tienen miedo de perder, el feminismo es un movimiento conciliador, abierto y optimista, que mejora la vida de todo el mundo y también hace libres a los hombres”, ha razonado.
¿Hay algo que huela a podrido en Dinamarca?
Rosenvinge, de ascendencia danesa, ha lanzado una mirada al norte para pensar en si Dinamarca y otros países realmente son el paraíso del bienestar que en ocasiones tenemos en mente.
La cantante ha puesto como ejemplo a una prima suya “que ha conseguido estudiar medicina, y pudo tener dos hijos gracias a que el estado le pagaba un sueldo y que su pareja se encargaba de los niños”, algo que aquí en España “es ciencia ficción”.
“Es cierto que la sociedad danesa es un pueblito comparado con esto, pero tiene asumido desde hace mucho que hay que pagar impuestos y que es una contribución patriotica y aquí en España es algo realmente nuevo y ha costado asumirlo”, ha remachado.