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El masaje corporal es una fuente de salud, pero por desgracia no siempre está a nuestro alcance, sea por falta de tiempo, de recursos o de un masajista voluntario disponible. La tecnología ha tratado de suplir esta carencia con aparatos que reproducen un masaje manual con mayor o menor fortuna. Pero, ¿funcionan de verdad? Y sobre todo, ¿se pueden utilizar en los casos de dolor crónico, en los que el masaje tradicional sí tiene probados sus efectos positivos?
Los beneficios para la salud del masaje
La terapia de masaje se ha practicado durante miles de años por sus beneficios para la salud. En la antigüedad griega y romana la masoterapia se utilizaba como una forma de medicina y se empleaba además para tratar a los atletas. En Oriente Medio los masajes formaban parte del ritual del baño como forma de relajación y limpieza. En la antigua China el masaje es parte de la medicina y las artes marciales como forma de curación y para mejorar el flujo de energía en el cuerpo.
Hoy en día, la terapia de masaje se utiliza comúnmente para muchos tipos de dolor crónico y se ha demostrado eficaz en la reducción del dolor, especialmente los dolores de espalda, y como forma de promover la relajación. Estos son sus efectos más estudiados:
- Alivio del dolor: la terapia de masaje puede ser eficaz en la reducción del dolor crónico, incluyendo dolor lumbar, dolor pélvico y trastornos musculoesqueléticos.
- Reducción del estrés: el masaje puede ayudar a reducir el estrés y promover la relajación, lo que puede tener un impacto positivo en la salud mental.
- Mejora del bienestar: se ha observado que el masaje en pareja beneficia significativamente el bienestar de ambos miembros, lo que sugiere que el masaje en casa puede recomendarse a las parejas como una conducta de cuidado mutuo que favorece la salud.
- Propiedades antioxidantes: se ha comprobado que el masaje con calor de la columna vertebral reduce el dolor muscular e induce la función antioxidante en ancianos con dolor lumbar.
Es importante tener en cuenta que estos son los efectos de la masoterapia administrada por un profesional de forma manual. Pero, ¿se pueden obtener resultados similares utilizando máquinas?
Las máquinas de masaje
El foco de la mayoría de los casos de dolor crónico es la espalda y, en general, la parte posterior del cuerpo, que es donde se acumulan las tensiones debidas a la mala postura, los movimientos repetitivos y el estrés. Pero la espalda es precisamente el lugar del cuerpo donde no llegamos y necesitamos la asistencia de otra persona, o de una máquina.
En el siglo XIX, el masaje como terapia recibió un impulso gracias a Pehr Henrik Ling, el padre de la “cura sueca por movimientos”, y la base de la terapia actual. Como la terapia manual es un trabajo pesado, ya entonces, especialmente en Estados Unidos, surgieron distintos aparatos eléctricos y mecánicos que podían producir vibraciones, sacudidas, rodamientos, percusiones, compresiones y fricciones.
El automasaje también se aplica al tratamiento del dolor y la movilidad, o simplemente para relajarse. En la actualidad existen muchos tipos de aparatos de automasaje eléctrico y mecánico para uso doméstico.
- Bolas de masaje: son bolas pequeñas y firmes con protuberancias o sin ellas que pueden utilizarse para aplicar presión en zonas específicas del cuerpo como los pies, la espalda o el cuello. Sirven para aliviar tensiones y dolores musculares.
- Rodillos de espuma: son tubos cilíndricos de espuma dura que pueden utilizarse para aplicar presión en zonas más amplias del cuerpo, como las piernas o la espalda. Sirven para aliviar la tensión muscular y mejorar la flexibilidad.
- Masajeadores por vibración: son dispositivos eléctricos o alimentados por pilas que pueden utilizarse para aplicar presión y vibración en zonas específicas del cuerpo. Sirven para aliviar tensiones y dolores musculares.
- Masajeadores de percusión: estos dispositivos manuales utilizan un movimiento de percusión de alta velocidad para aplicar presión en zonas específicas del cuerpo. Pueden utilizarse para aliviar dolores musculares y mejorar la movilidad.
- Sillones de masaje: se encuentran en algunos centros comerciales, pero también se pueden comprar para casa. Disponen de diferentes rodillos que proporcionan un masaje en la parte posterior del cuerpo mientras se reposa en ellos.
Para el doctor en fisioterapia Luis Palomeque de Cerro, cualquiera de estos métodos puede ser efectivo “para personas jóvenes y sanas, que sin tener mucha idea de anatomía pueden aplicarlo en músculos grandes y conseguir alivio y relajación, pero no sirven para solucionar problemas a largo plazo como una tendinitis, por ejemplo”.
Los aparatos de automasaje y el dolor de espalda
El masaje es una de las soluciones ofrecidas a las personas que sufren dolor crónico, especialmente de espalda. El sentido común nos indica que recibir un masaje puede ser mejor que no hacer nada, y los estudios lo corroboran. En una revisión de ensayos aleatorios con pacientes que sufrían de dolor crónico debido al cáncer se comprobó que la masoterapia, incluyendo los aparatos electromecánicos, reducía la intensidad y la gravedad del dolor, la fatiga y la ansiedad, y recomendaba usarlo en combinación con otros tratamientos para el dolor.
En otro estudio se descubrió que la terapia de masaje de distintas modalidades, incluido el uso de dispositivos mecánicos, puede ser eficaz para reducir el dolor en personas con dolor lumbar inespecífico, pero solo durante un corto periodo de tiempo. A largo plazo, el dolor volvía, algo que por otra parte es lógico si las causas últimas del dolor lumbar (mala postura, falta de fuerza física y ejercicio) siguen presentes.
El otro elemento importante de las máquinas de masaje es el calor. Los masajes son más efectivos con calor que con frío, ya que el frío hace que se contraigan los músculos y además el calor tiene propiedades antiinflamatorias. Un estudio con personas mayores aplicó masaje térmico de la columna vertebral y observó que reducía el dolor muscular y aumentaba los niveles de enzimas antioxidantes.
Los masajes por vibración también tienen otras aplicaciones, especialmente deportivas. Por ejemplo, se ha comprobado que aplicar vibración, similar a la de los sillones de masaje, mejora la recuperación de los músculos después del esfuerzo.
Las pistolas de masaje percutor
Aunque el invento data de los años 70, en los últimos años se han puesto de moda (y se han vuelto más accesibles) los aparatos de masaje de percusión. La teoría es que, al contrario que con la vibración, la percusión penetra más profundamente en los tejidos y permite obtener mejores resultados. Sin embargo, como su uso es tan novedoso, aún hay pocos estudios sobre sus efectos.
Una de las aplicaciones de los aparatos percutores es aumentar la flexibilidad y el rango de movimiento, algo que se pudo observar aplicándolo a las pantorrillas de los voluntarios (una zona habitual de contracturas), con lo que se consiguió un mayor rango de movimiento en los músculos plantares del pie sin pérdida de fuerza.
En un estudio con más de cuatrocientos fisioterapeutas que usaban estos dispositivos se observó que la mayoría utilizaba una velocidad media y baja del aparato para después del ejercicio, movilidad y alivio del dolor. El tratamiento era corto, entre 30 segundos y tres minutos, y los efectos observados fueron un aumento del flujo sanguíneo, modulación del dolor y mejora de la movilidad.
Los masajeadores de percusión o cualquier otro aparato con suficiente potencia también tienen sus riesgos y no deben usarse en casos de luxación, esguince, fractura o en zonas inflamadas. Tampoco deben aplicarse a huesos o tendones. Según Luis Palomeque, “si hay inflamación, artrosis, o problemas de vascularización, por ejemplo, demasiada potencia puede llegar a causar daño”. Una medida de precaución recomendada es acudir a la consulta de fisioterapia para que nos indiquen cuál es la forma correcta de utilizar estos dispositivos para cada tipo de dolor.
Los masajes pueden ser relajantes para la mayoría, pero hay que tener en cuenta que cuando se trata del dolor, todo el mundo es diferente. En estos casos es mejor dirigirse a los profesionales de la salud.