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La obesidad es un problema de salud importante en todo el mundo. En España, y según datos de una encuesta elaborada por la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO), casi un 60% de las personas sufren exceso de peso.
Un problema con consecuencias directas en la salud: el 44% de los casos de diabetes en todo el mundo y el 23% de cardiopatía isquémica son atribuibles al sobrepeso y la obesidad, de acuerdo con la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
El riesgo de la obesidad debe abordarse desde una mirada amplia porque tan importante es determinar la grasa corporal como conocer cómo se distribuye esta: dónde se acumula porque, en función de dónde lo haga, los riesgos para la salud pueden ser mayores.
Si lo hace en el abdomen, lo que solemos conocer con nombres populares como la curva de la felicidad o barriga cervecera, hablamos de grasa abdominal, la que supone un mayor riesgo cardiovascular.
Nada tiene que ver ni con el grado de felicidad ni con esta popular bebida fermentada y, más que un problema estético, supone un riesgo para la salud. Existe la creencia de que el consumo de cerveza puede conducir a acumular grasa abdominal, lo que se conoce como “barriga cervecera”. Sin embargo, según un estudio publicado en Frontiers, el consumo de esta bebida no aumenta el tamaño de la barriga aunque sí el peso corporal general. De ahí que sea poco probable que la cerveza incremente de forma específica la grasa visceral abdominal.
Qué ocurre cuando la grasa se acumula en el abdomen
Según la ubicación que tiene en el cuerpo, la grasa se puede subcategorizar, a grandes rasgos, en grasa subcutánea o visceral. La primera, más abundante en mujeres, se encuentra en toda la capa profunda de la piel. La grasa visceral rodea los órganos gastrointestinales; a medida que se acumula en el abdomen, la barriga crece.
Los hombres, que son más proclives a acumular grasa visceral abdominal, suelen desarrollar un cuerpo en forma de manzana, que se caracteriza por una cintura más ancha. En cambio, en las mujeres se habla de forma de pera debido a la tendencia a acumular grasa subcutánea en los muslos y las nalgas.
¿Cómo podemos saber si estamos acumulando grasa visceral? El perímetro de cintura constituye un índice de salud importante, además del Índice de Masa Corporal (IMC).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece el valor máximo saludable del perímetro abdominal en 88 centímetros en la mujer y en 102 centímetros en el hombre. Según estos datos y de acuerdo con el Estudio de Nutrición y Riesgo Cardiovascular en España (ENRICA), la obesidad abdominal afecta a un 32% de los hombres y a un 40% de las mujeres.
También puede utilizarse el índice cintura/cadera, que se usa como indicador para determinar un mayor riesgo de que nuestros órganos tengan grasa circundante.
Para calcularlo, dividimos lo que mide nuestra cintura y lo que mide nuestra cadera. Los valores que se toman como referencia son 0,95 para los hombres y 0,88 para las mujeres.
En el caso de que cualquiera de estos índices sea mayor a los valores citados, significa que existe acumulación de grasa en el abdomen, lo que se traduce en mayores problemas de salud.
Según la Fundación Española del Corazón (FEC), las personas que tienen grasa abdominal también corren un mayor riesgo de que esta grasa se acumule en otros órganos vitales. Si no le ponemos remedio, puede suponer en un futuro un mayor riesgo de padecer problemas como:
- Diabetes tipo 2: la grasa abdominal puede afectar a la manera en la que el cuerpo responde a la insulina y provocar un aumento en los niveles de insulina y azúcar en la sangre.
- Alteraciones del colesterol: la presencia de un exceso de grasa en el organismo aumenta el nivel de colesterol LDL y, por tanto, el riesgo de arteriosclerosis.
- Hipertensión arterial: la grasa abdominal puede llegar a ser más perjudicial cuando hablamos de presión arterial que los kilos de más.
- Cambios en el hígado: la acumulación de grasa visceral provoca cambios en el hígado, lo altera, se producen inflamaciones en el organismo y se liberan sustancias tóxicas perjudiciales para las arterias.
- Aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares: la grasa visceral altera los niveles normales de nuestro organismo, como la tensión arterial o los triglicéridos, lo que supone una mayor probabilidad de tener problemas cardiovasculares.
La acumulación de este tipo de grasa puede deberse a factores genéticos u hormonales, pero también influyen hábitos de vida poco saludables.
Formas de reducir la grasa abdominal
La mejor manera de deshacerse de la grasa visceral es manteniendo un estilo de vida saludable:
- Realizar actividad física intensa de forma regular: lo avalan varios estudios, como el publicado en International Journal of Obesity, según el cual el ejercicio aeróbico como “caminar rápido o trotar ligero es eficaz para reducir la grasa visceral”. Los expertos determinan además que existe una relación dosis-respuesta entre el ejercicio aeróbico y la grasa visceral.
- Llevar una dieta libre de grasas saturadas, azúcares simples y calorías excesivas para mantener el peso dentro de unos límites razonables, así como priorizar los carbohidratos complejos (frutas, verduras y granos integrales) y las proteínas magras sobre los carbohidratos simples como el pan blanco y las bebidas azucaradas. La OMS recomienda que los azúcares representen menos del 10% de la ingesta total de energía cada día, por tanto, en un consumo de 2.000 calorías al día no más de 200 calorías deben proceder del azúcar.
- Dormir las horas suficientes: según la Federación Española de Diabetes (FEDESP), dormir más de seis horas y no más de ocho contribuye a reducir la grasa visceral que pueda acumularse.
- Minimizar el estrés: el estrés y la ansiedad activan la hormona llamada cortisol, que provoca la respuesta de lucha o huida del cuerpo, lo que desencadena el almacenamiento de más grasa visceral.