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Once vinos españoles a base de garnacha blanca, la uva que te romperá los esquemas

La garnacha blanca es una uva originaria del noreste de España, como la garnacha tinta que ya te explicamos en este reportaje, pero con una mutación con respecto al color que se dio primariamente en Cataluña. Por eso encontramos grandes garnachas o su equivalente, el lladoner blanc, en varias Denominaciones de Origen catalanas, sobre todo, en Terra Alta.

Las hay deliciosas también en Aragón, en Navarra y en Rioja, pero como es una uva variedad bastante agradecida y adaptable, la hemos descubierto también hasta en Castilla-La Mancha. En cuanto a sus características organolépticas habituales, partimos de jóvenes blancos de color amarillo ligero con algún tono verdoso, que, evidentemente, tendrán un tono mucho más potente cuando lleven envejecimiento en barrica. 

Ahí se vuelven mucho más portentosas y exuberantes, porque, de por sí, esta variedad, al gusto, ya parece llevar cierta crianza por su sedosidad y untuosidad, y suele dejar un retrogusto afrutado muy agradable, tirando a frutas blancas. 

Pese a esa densidad, conservan la frescura y suelen ser blancos muy redondos y bien estructurados, con bastante grado alcohólico. Sugerimos maridarla con arroces, pastas y pescados, porque dan el contrapunto perfecto.

En la DO Terra Alta es la reina

1. Herencia Altés Benufet 2019: es un blanco orgánico muy elegante que proviene de una selección de parcelas de viñas viejas de Benufet de la bodega Herencia Altés, complejo en matices como las frutas blancas que acarician el paladar de forma muy sutil, nada apabullante. 

Tiene cuatro meses en tanques de cemento, de donde sale muy gustoso, carnoso y envolvente, pero con un punto salino y vivaracho. No nos extraña nada que no pare de ganar premios. 13,5% Vol. y 15 euros.

2. Merian: una garnacha blanca para beber como si estuvieras leyendo una novela decimonónica, estudiando para detectar todos sus matices a hinojo, pera, lima, pomelo… Un blanco perfecto con cuatro meses de crianza sobre lías y solera para los que aman el equilibrio entre el seco y el dulce, contundente y chispeante en la lengua (sin aguja, ojo).13,5% Vol. y 6,50 euros.

3. Cent X Cent 2018: incontables los reconocimientos que tiene este cuidadísimo blanco de las fincas Clos Novena i La Bassa con cultivo ecológico y orientación biodinámica de Vins del Tros. Fermenta en ánforas con levaduras autóctonas y en las mismas reposa con sus lías durante cinco meses. Es un blanco serio, acariciante, original y único, envolvente, con sabores a frutos secos y especias, a membrillo y pera. 13,5% Vol. 11,50 euros.

4. Panical: alucinante para ser un blanco joven con una crianza con sus propias lías durante solo tres meses. El Celler Arrufí se ha marcado un vino ecológico y vegano intenso, con aromas a frutas tropicales y a jabón de la Provenza. En boca es denso, muy poderoso, seco pese a toda su gama de frutas blancas como níspero, albaricoque o pera. 14% Vol. 7,26 euros.

Dos grandes sorpresas del Penedés

5. Indigena blanco 2019: de la Bodega Parés Baltá, es un monovarietal ecológico y orgánico muy representativo del frescor y la altitud de los viñedos de Pontons, en la DO Penedés, perfeccionado por el contacto con las lías durante meses, de ahí su equilibrada balanza entre la gran frescura y la sensualidad. Trago muy amplio y cítrico, con muy rica acidez. 12,5% Vol. 10,50 euros.

6. Loxarel Garnatxa Blanca Brut Nature: dudábamos si recomendar un cava teniendo la Garnatxa blanca de Loxarel, que es un blanco sensacional, pero es que al probar esta maravilla no hay disquisición: conquista por su finura, sus burbujas persistentes, y el contraste de la suavidad con esa chispa tan juguetona de la acidez en la lengua. 12,5% Vol. 11,25 euros.

Las garnachas blancas de Aragón

7. Terrae Finca La Dehesa Garnacha Blanca: nos encanta este blanco ecológico de la Bodega Tempore, de Lécera, IGP Bajo Aragón, con cuatro meses en barricas nuevas de roble francés. Destaca por sus notas frutales y florales en nariz y cítricas y herbáceas en boca, donde resulta generoso, de trago grande, fresco y untuoso. 14% Vol. Unos 10 euros.

8. La Miranda de Secastilla: es una garnacha blanca joven de viñedos de altura de Viñas del Vero, en la Denominación de Origen Somontano, un vino muy fácil de beber que seguro que le gusta a todo el mundo porque es muy limpio, seco, sin estridencias, floral, amable y con un postgusto pronunciado. 13,5% Vol. 9,40 euros.

Navarra

9. Lúculo Garnacha Blanca 2018: una garnacha con crianza de tres meses de la Ribera Baja de Navarra, de la bodega Lúculo, con notas florales en nariz y frutas blancas en boca, donde también tiene toques herbáceos y a la bollería propia del paso por barrica. Es untuoso a la par que ácido, pero bien equilibrado y con un largo retrogusto. 11,6% Vol. y 10,95 euros.

10. Aroa Laia: es una garnacha blanca de Aroa Bodegas que refleja el carácter del terruño de estos viñedos ecológicos de la DO Navarra. Lo más interesante es que parece que tiene barrica por la densidad y la untuosidad, resulta redondo, glicérico y afrutado, a la par que refrescante y un puntito salino. En nariz, es como un zumo de frutas tropicales y cítricos con hierbabuena. 13,5% Vol. 8,90 euros.

En un lugar de La Mancha...

11. Dehesa de la luna Garnacha blanca: merecedor del sello Ecovino de Plata 2020, esta es la única garnacha blanca por debajo de Madrid, en concreto en Albacete, en el paraje de la biodiversidad de la bodega Dehesa de la Luna. El trabajo de lías durante tres meses da como resultado un blanco muy bien elaborado, muy elegante, con matices a lichi y manzana, redondeado y de cuerpo medio. 14% Vol. y 10 euros.

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