La portada de mañana
Acceder
Aldama zarandea al PSOE a las puertas de su congreso más descafeinado
Corazonadas en la consulta: “Ves entrar a un paciente y sabes si está bien o mal”
OPINIÓN | Días de ruido y furia, por Enric González

Cinco actos cotidianos que pueden dañar tus dientes

Los dientes son la estructura más dura de nuestro cuerpo. A pesar de su pequeño tamaño, algunas de las sustancias que los componen destacan por su dureza. Como la hidroxiapatita, un mineral que está presente en un 94% de nuestra dentadura y que otorga al esmalte dental esa resistencia que lo caracteriza, como se explica en un estudio publicado por la Universidad Autónoma de México.

Otro estudio corrobora esta resistencia demostrando que los dientes son capaces de soportar temperaturas de hasta 1600ºC sin una pérdida importante de su microestructura y resistiendo casi intactos al paso de los años.

Pero a pesar de que el esmalte dental es fuerte, sigue siendo susceptible a ciertos daños, sobre todo a algunos actos cotidianos que a nuestros ojos pueden parecer inofensivos pero dañan la dentadura más de lo que creemos.

Usar los dientes como herramientas

Seguro que tienes en tu cabeza a ese compañero de clase o trabajo que siempre está mordiendo el tapón del boli o a ese amigo que abre las botellas con la boca. Estos y otros actos aparentemente inocentes pueden perjudicar mucho la dentadura.

“Los dientes están pensados para cortar y machacar alimentos. Las consecuencias de utilizarlos para algo que no sea eso van desde el desgaste, las fisuras o las fracturas hasta las avulsiones, es decir, la salida total del diente”, explica Alfonso Jaume, odontólogo y presidente de la fundación balear Dentistas Sobre Ruedas.

Además del daño en los ligamentos que sostienen los dientes, también hay otros afectados en este acto: las encías. “Al morder objetos no estériles aumenta el riesgo de introducir patógenos en las encías, lo que puede causar inflamación, dolor e incluso enfermedades periodontales graves”, añade también la dentista Rut Marín.

Pero es sin duda el morderse las uñas el caso más común de todos. Sea por costumbre o por estrés, muchas personas realizan esta acción de manera cotidiana ignorando u omitiendo que las uñas son foco de bacterias y gérmenes.

Y esto también tiene consecuencias como las que explica la dentista Marín: “puede provocar infecciones en la boca y labios como llagas, herpes y aftas, desgaste y fracturas en los dientes y microfracturas en el esmalte de los incisivos, problemas en las encías, caries, halitosis, deformaciones en la arcada por los movimientos dentales anómalos, etc.”.

Apretar y rechinar los dientes

Se llama bruxismo y es una pesadilla para muchos, no solo por los problemas dentales que puede ocasionar, sino también por los dolores que puede provocar en la cara, cabeza y mandíbula.

Según el Instituto Nacional de Investigación Dental y Craneofacial puede ocasionar daños en la dentadura como “dientes aplanados, partidos, agrietados o flojos, esmalte dental desgastado, exponiendo las capas internas del diente, dolor o sensibilidad dental”. De hecho, en el peor de los casos puede ser una causa de pérdida de diente por fractura.

Cuidado con el café y el tabaco

Entre las sustancias que dañan los dientes destacan algunos como el café, que acaba manchando nuestro esmalte oscureciéndolo, quitándole el brillo y volviendo nuestros dientes amarillos.

Así lo demostró un estudio disponible en la National Library of Medicine en el que se sumergieron 180 muestras de dientes bovinos en diferentes tipos de café durante diversas duraciones de tiempo, comprobando cómo las manchas aumentan según el tipo de café y el tiempo al que los dientes son sometidos a esta bebida.

Pero como explica el odontólogo Alfonso Jaume, “no existe el veneno sino la dosis: el café sí mancha los dientes, pero ocurre en mayor medida y visibilidad si lo consumes habitualmente”.

Sin embargo, los efectos del tabaco van más allá de la estética. “Puede provocar desde halitosis hasta enfermedad periodontal e incluso pérdida de piezas dentales”, apunta Rut Marín.

“Además, muchos rechazos de los implantes se dan cuando la persona que los lleva fuma, por eso está contraindicado en fumadores, aunque no de forma absoluta. Además, el tabaco es muy perjudicial para las encías”, explica el odontólogo.

Tanto es su peligro para la salud bucodental que la OMS lo sitúa como factor de riesgo en la mayoría de las enfermedades y afecciones bucodentales como las caries, la gingivitis, la periodontitis o el cáncer bucal, entre otras.

Exceso de consumo de cítricos

Los cítricos, por su parte, como anota Rut Marín, “una vez entran en contacto con el esmalte provocan un efecto químico que deteriora el calcio de los dientes. Comienza a inmovilizarlo, de manera que aumenta el deterioro en los dientes haciéndolos mucho más susceptibles a los ataques producidos por las bacterias, lo que aumenta el riesgo de padecer caries”.

Esto se debe al ácido que contienen estos cítricos, por eso “en este grupo también entran los refrescos, que contienen una gran cantidad de ácido”, explica el presidente de Dentistas Sobre Ruedas. De hecho, existen estudios que demuestran una relación directa entre el desgaste erosivo dental y el alto consumo diario de dulces ácidos y bebidas ácidas.

Un cepillo de dientes inadecuado y malos hábitos de higiene bucodental

“El uso de un cepillo de dientes inadecuado puede provocar consecuencias como la abrasión dental desgastando poco a poco el esmalte, daños y debilidad en las encías y un aumento de las posibilidades de desarrollar periodontitis”, apunta la dentista.

Aunque elegir un cepillo adecuado y cambiarlo cuando sea necesario es imprescindible, lo realmente importante es estar sensibilizado acerca de nuestra higiene bucal. Por eso, además de todos los hábitos que nos han enseñado desde pequeños, ambos dentistas coinciden en que hay un fallo muy extendido que debemos modificar: lavarse los dientes justo después de comer.

“Lo recomendable es lavarse los dientes al cabo de unos 15-20 minutos después de haber comido, cuando ya no tienes 'restos grandes' de comida”, explica Alfonso Jaume. A lo que Marín añade que “esto es todavía más importante después de ingerir alimentos ácidos que alteran el pH de la boca, ya que la subida de acidez reblandece el esmalte y cepillar los dientes en ese momento de debilidad puede ser perjudicial para nuestra salud bucodental”.