El cuarto de baño es –por definición– el ambiente más húmedo en cualquier casa. Allí siempre está circulando agua, en particular cuando nos damos un baño o una ducha. Y es en esos momentos cuando la humedad por condensación más tiende a concentrarse en los azulejos, los cristales de los espejos, el techo y demás superficies.
La humedad por condensación se produce cuando el vapor de agua contenido en el aire se hace líquido al entrar en contacto con una superficie más fría. Un ejemplo típico es el de las ventanas en invierno: como la temperatura del cristal (que da al exterior) es más baja que en el interior de la vivienda, sobre el cristal se acumulan gotas de agua.
Algo similar sucede cuando nos duchamos. Como el vapor entra en contacto con las paredes y otras superficies del cuarto de baño (que están más frías, sobre todo en invierno), el vapor de agua se condensa y, en estado líquido, aparece sobre el espejo, los azulejos, la mampara, el váter, el lavabo, el bidet y el resto de objetos.
La humedad, el moho y sus riesgos
El problema de este exceso de humedad en el baño no se limita a la incomodidad al tocar las cosas mojadas o al no poder afeitarse o maquillarse debido a que el vidrio está completamente empañado.
El riesgo principal es la aparición de moho y otras manchas en los azulejos, en las juntas entre ellos y el resto de las paredes y el techo. Y el moho no solo afea la estancia, sino que además libera una serie de toxinas que, si se incorporan al organismo, pueden provocar problemas intestinales, hepáticos y del sistema respiratorio.
Hasta pueden causar reacciones alérgicas autoinmunes, como rinitis, conjuntivitis e incluso asma: cuestiones no menores nunca, y menos aún en tiempos de pandemia.
Es cierto que si aparece moho siempre se puede limpiar y desinfectar, pero es mucho mejor prevenir, para ahorrarnos problemas, tiempo y energías. ¿Cómo hacerlo? A continuación se enumeran algunas claves para eliminar la humedad del cuarto de baño.
1. Abrir las ventanas
Si el cuarto de baño tiene ventanas, lo más aconsejable –como es lógico– es abrirlas después de ducharse, para permitir que la estancia se ventile durante varios minutos. Y no solo después de darse una ducha: lo más idóneo es abrir las ventanas todos los días durante al menos unos diez minutos, más allá del uso que se haga del cuarto de baño.
También resulta muy apropiado, sobre todo en regiones de clima muy frío, el doble acristalamiento en las ventanas. Este sistema genera un aislamiento térmico que protege de las bajas temperaturas del exterior (lo cual es en sí mismo una ventaja) y, por lo tanto, hace que las superficies de paredes, sanitarios y otros objetos no estén tan frías.
En consecuencia, al ser más pequeña la diferencia de temperaturas entre el vapor de agua surgido de la ducha y los objetos del baño, la condensación de humedad también será menor.
2. Instalar un extractor
En los casos en que el cuarto de baño carece de ventanas propiamente dichas (algo muy común, sobre todo en los bloques de pisos de las ciudades) lo más conveniente es la instalación de un extractor de aire.
Se trata de un aparato similar a un ventilador, pero preparado para la tarea inversa: en lugar de un flujo de aire hacia donde están los habitantes de la casa, se propone echar el aire del interior hacia fuera, a través de conductos diseñados para ese fin. Y con ese aire, desde luego, la humedad.
Si el extractor se activa durante el tiempo que dure la ducha y se mantiene encendido luego durante unos cinco minutos más, se reducirá buena parte del vapor y de la humedad por condensación de dentro del cuarto de baño.
3. Usar un deshumidificador
Este es un aparato diseñado de forma específica para eliminar la humedad del aire. Lo que hace es filtrar el aire: lo condensa de forma deliberada y acumula el líquido en un recipiente dentro del propio dispositivo. Cuando este se llena, hay que vaciarlo y volverlo a colocar.
De esta manera, se reduce la humedad presente en el aire y por lo tanto la condensación sobre los azulejos y demás superficies. Los más sofisticados son muy silenciosos e incluyen sistemas de ionización y filtrado del aire, para “limpiarlo” no solo de las partículas de agua sino también de las motas de polvo y de microorganismos.
4. El truco del calefactor
En este punto opera el mismo principio que en el caso de las ventanas con doble cristal: cuanto más cálida sea la temperatura ambiente en el cuarto de baño, la diferencia entre la temperatura de las superficies y la del vapor de agua será menor y por tanto también lo será la condensación.
Por ende, si encendemos un calefactor en el baño mientras nos duchamos, el aire caliente podrá absorber más humedad. Eso sí: de esta manera, la humedad generada por la ducha se condensa menos sobre los objetos, pero eso no quiere decir que no exista.
Para eliminarla del cuarto de baño, será fundamental ventilarlo abriendo las ventanas o a través de un extractor o un deshumidificador. Al abrir las ventanas, el aire seco del exterior entrará y el caliente y cargado de humedad de la estancia saldrá, dejando el cuarto de baño más seco y con mayor capacidad para seguir absorbiendo humedad.
5. Espejos antivaho y pintura anticondensación
Además de los métodos ya mencionados, existen algunos otros recursos para combatir los problemas de humedad en el cuarto de baño. No constituyen soluciones definitivas, pero ayudan a lidiar contra las dificultades.
Uno de ellos son los espejos antivaho. Estos espejos cuentan con una pequeña resistencia eléctrica que calienta el cristal y evita que la humedad se condense sobre él. Al igual que un calefactor, no elimina la humedad, pero facilita tareas como peinarse o aplicarse cosméticos después de la ducha.
Por otra parte, existe una pintura anticondensación, cuya composición incluye unas pequeñísimas esferas que ayudan a crear “huecos de aire” sobre la superficie de paredes y techos. Esto genera un aislamiento térmico que baja la temperatura del cuarto de baño y disminuye –al menos en parte– la condensación de humedad.
En cualquier caso, la mejor manera de eliminar la humedad es ventilar el cuarto de baño (incluso aunque no tenga ventanas: al menos dejar la puerta abierta durante un rato después de cada ducha) y recurrir, en lo posible, a calefactores, extractores o deshumidificadores para obtener mejores resultados.
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