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En España tendemos a presumir de dieta, la mediterránea, como si fuera específicamente originaria de nuestro país y además fuera el patrón que seguimos cada día en nuestras mesas.
Puede que en el pasado fuera así en algunos casos, aunque en la mayoría dicha dieta fue siempre un mito, si bien sí tuvieron mucha mayor cabida las hortalizas, las legumbres, la fruta, etc. Pero a día de hoy, tal como explica el nutricionista de referencia Aitor Sánchez, el contexto social y económico de muchas familias es muy poco favorable a la alimentación sana, hasta el punto de calificar nuestra dieta de “superflua y de muy baja calidad”.
Estamos perdiendo la batalla contra la información deformada respecto a lo que es saludable, y a ello debe sumarse, según el autor, un problema generacional: “La dieta mediterránea no ha conseguido conectar con las nuevas generaciones, que la asimilan a una dieta de personas mayores”.
Comer sano empieza a estar mal visto por los más jóvenes, o al menos no está entre sus preferencias. En este contexto, conviene celebrar la aparición de ¿Qué pasa con la nutrición? (Paidos Ibérica, 2023) , el nuevo libro de Sánchez, por su lucha contra la desinformación que impera hoy en muchos ámbitos de la nutrición, especialmente en las redes sociales.
¿Cómo defines ¿Qué pasa con la nutrición?? ¿Por qué este libro ahora?
Es un libro que analiza los aspectos positivos y negativos de las últimas tendencias y polémicas que hemos tenido en nutrición. Creíamos que la gente estaba hecha un lío y era necesario una publicación así en este momento.
Porque durante los últimos años hemos tenido de manera recurrente muchas polémicas sobre alimentación en las que no han quedado claros los mensajes y en los que hace falta poner un poco de orden.
El libro saca a la luz los aprendizajes de cada una de estas áreas y también jerarquiza y le da la importancia a cada mensaje que merece para que no mezclemos temas fundamentales con simples anécdotas de redes sociales.
Respecto a la publicación de este nuevo libro donde abordas los debates más mediáticos sobre las tendencias en nutrición, sorprende que en un momento en el que la nutrición, y en especial la nutrición saludable, está más presente que nunca en los medios, también hay más personas obesas en España. ¿No van de la mano información y cultura dietética?
Es cierto que tenemos más información que nunca pero la información no es suficiente para tomar buenas decisiones. También estamos en un momento histórico en el que existe mucha pobreza infantil y pobreza energética, y los ingresos medios de las familias son uno de los determinantes fundamentales para la calidad de la dieta.
En hábitos saludables es imprescindible tener un buen entorno que nos lo ponga fácil y si sumamos cómo es nuestro contexto nos daremos cuenta que se nos pone todo cuesta arriba: la publicidad, el comedor escolar, las máquinas de vending, la oferta gastronómica… todo ello dificulta el seguir una alimentación saludable.
No podemos dejar todo en manos de la fuerza de voluntad y de la información; también es una responsabilidad crear entornos que sean saludables.
¿Qué se nos escapa para que en España, uno de los líderes en obesidad infantil y sobrepeso en la UE, se coma tan mal? ¿Somos conscientes de que en unos años tendremos una epidemia de muertes prematuras?
Se nos escapa el percibir que no comemos tan bien como creemos porque nuestra alimentación tiene un cierto halo protector que no nos permite ver que no es realmente tan saludable.
La gente tiene muy claro que la bollería y que los dulces no son saludables, pero no identificamos de manera correcta que en España llevamos a cabo una dieta superflua y de muy baja calidad.
En hábitos saludables es imprescindible tener un buen entorno que nos lo ponga fácil y si sumamos como es nuestro contexto nos daremos cuenta que se nos pone todo cuesta arriba
Los macarrones con carne picada, el filete con patatas, el arroz con tomate o el bocadillo de chorizo, no son tan evidentes como productos malsanos para muchas familias. Y ese es el verdadero peligro de esta dieta de baja calidad, que pasa muy desapercibida.
Por supuesto tanto a nivel social como a nivel de salud pública no estamos tomando las medidas suficientes para paliar las consecuencias futuras de la gran cantidad de sobrepeso y obesidad infantil que tenemos en la actualidad.
Por una vez en nuestra historia reciente, hemos tenido intentonas de mejorar la situación por parte de algunos ministerios y de algunas comunidades autónomas, pero muchas administraciones no muestran la voluntad suficiente de ir a la velocidad adecuada.
Aclaras en el libro temas tan mediáticos como el ayuno intermitente, la dieta cetogénica, la dieta paleo, las dietas proteicas, veganas, etc. ¿Ha creado internet mucha confusión en el campo de la nutrición?
Internet ha sido una herramienta fantástica para hacer llegar buena información pero también es un altavoz de desinformación y de mensajes poco rigurosos.
Al igual que sucede con otras plataformas como las revistas los libros o los documentales, tenemos ejemplos de magnífica comunicación y divulgación y por el contrario otras iniciativas que son para echarse las manos a la cabeza.
La dieta mediterránea no ha conseguido conectar con las nuevas generaciones de usuarios que prácticamente la asimilan a una dieta de boomers y de personas mayores.
El problema particular de las redes sociales es que la nutrición se acompaña de un mensaje aspiración muchas veces ligado a la estética y en el que personas que se hacen ver como cercanas están vendiendo un modelo de alimentación prácticamente irreal y prometiendo resultados fantásticos que no siempre se cumplen.
Esto además, genera mucha frustración sobre todo en adolescentes y está siendo una puerta de entrada a una mala relación con la comida y trastornos de la conducta alimentaria.
¿Por qué cuesta tanto promover la dieta mediterránea y cada vez se tiende el mayor consumo de alimentos procesados?
La dieta mediterránea no ha conseguido conectar con las nuevas generaciones de usuarios que prácticamente la asimilan a una dieta de boomers y de personas mayores.
Entre la juventud tenemos otras tendencias que han sido recogidas con mucho más interés y con las que la gente se siente más identificada, es indudable que se habla más de alimentación vegana, de real food, o de nutrición deportiva que de dieta mediterránea.
En la década pasada quedó muy claro con la incorporación de algunos alimentos como abanderados de este patrón dietético, la era de las pizzas mediterráneas, patatas fritas mediterráneas, cerveza mediterránea, y copitas de vino mediterráneo le hicieron un flaco favor a esta dieta.
¿Hay intereses económicos en ello?
Por supuesto, pero no solo para las nuevas corrientes sino también para perpetuar las anteriores. Durante décadas hemos visto cómo el statu quo ha intentado defender consumos de ciertos alimentos que iban en contra de la salud pública y que hasta hace muy poco eran prácticamente incuestionables.
Hemos tenido muchos mensajes que nos han hecho creer que la carne o los lácteos eran imprescindibles, que el pan había que incluirlo a diario o que las bebidas alcohólicas tenían beneficios para la salud.
Hoy tenemos una mezcla de mensajes que intentan defender las posturas más casposas y conservadoras, con nuevas tendencias tras muchas veces sin justificación científica y que se importan como modas que no siempre están justificadas.
Y por otro lado: ¿no crees que en el estilo de vida actual de prisa e inmediatez, es muy difícil ser coherente nutricionalmente? Por ejemplo, no hay tiempo para cocinar nuestros alimentos y optamos por los precocinados, cediendo parte de nuestro control nutricional...
Es imposible ser cien por cien coherente y llevar a cabo la perfección nutricional, pero ni mucho menos abogamos por ello, debemos aprovechar todas las mejoras tecnológicas que nos ofrece la ciencia y hoy en día seguir una alimentación saludable es más fácil que nunca si sabemos escoger de forma adecuada.
Hemos tenido muchos mensajes que nos han hecho creer que la carne o los lácteos eran imprescindibles, que el pan había que incluirlo a diario o que las bebidas alcohólicas tenían beneficios para la salud
Recursos tan fantásticos como las legumbres cocidas, la verdura ultra congelada, el microondas o las conservas nos permiten no solo comer saludable sino en contextos donde muchas veces encontramos dificultades (fuera de casa, falta de tiempo, falta de recursos económicos…)
El problema es que a la vez que encontramos propuestas saludables, nos topamos también con productos muy llamativos no tan saludables que quieren ocupar ese hueco.
¿Crees que es una mala señal la gran admiración hacia los chefs de éxito -ahí el ejemplo de MasterChef- a la par que cada vez hay menos personas que saben cocinar?
No es perjudicial admirar a los chefs de éxito, ni mucho menos, el problema es asociar el universo de la cocina únicamente al restaurante gastronómico y no como un fantástico hábito que nos otorga independencia y autorrealización.
Si el mundo de la cocina únicamente es ocio, gastronomía y propuestas ostentosas estamos perdiendo lo que era el pegamento de nuestra cultura alimentaria de hace décadas.
En cuanto a las propuestas televisivas de cocina, ojalá girasen en torno a las técnicas culinarias y a capacitar a los espectadores para que puedan aprender de verdad técnicas de cocina, y no convertirlo en un show en el que se pone en el centro el morbo y la competición.
¿Debería introducirse en las escuelas la asignatura de cocina o nutrición?
Cocina podría ser una gran asignatura sin duda, ojalá se llegue a ofertar, pero nutrición no creo que llegue nunca a serlo. En todo caso podría serlo Educación para la salud, incluyendo otras áreas como actividad física, salud mental, higiene y educación afectivo-sexual.
Veo que tiene mucho más sentido incorporar estos contenidos en el currículo escolar pero no necesariamente vehiculizados en una asignatura. El profesorado ya tiene suficiente carga docente como para tener que inventar un nuevo espacio específico de nutrición.
Si el mundo de la cocina únicamente es ocio, gastronomía y propuestas ostentosas estamos perdiendo lo que era el pegamento de nuestra cultura alimentaria de hace décadas
La manera de conseguirlo será vertebrando todo este contenido en otros proyectos y asignaturas porque estas competencias sí que tienen que estar presentes en las escuelas, por ejemplo, junto con el comedor escolar.
Tenemos muy buenas iniciativas de cómo la educación alimentaria en el entorno escolar tiene unos resultados fantásticos para promocionar los hábitos alimentarios como ha sucedido en Japón.
Es decir, que nos hace falta como sociedad para regresar a la senda de una cultura nutricional sana...
El hacer un acercamiento a la comida mucho más amable valorándola como lo que es en sí misma, un acto de placer y también de autocuidado. Si solo comemos para obtener otros fines y no disfrutamos de la alimentación en todas sus vertientes nos estaremos perdiendo uno de los mayores regalos que podemos disfrutar varias veces a lo largo del día.
Tenemos la gran oportunidad de reconciliarnos con la comida alejada de intereses económicos que quieran pervertirla para convertirla en un mero medio a través del cual conseguir fines estéticos o más ventas empresariales.
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