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Fuera grasa y suciedad incrustada: cómo limpiar un horno sucio

La resaca de nuestras mejores pizzas, lasañas o asados viene en forma de un horno especialmente sucio: queso requemado en el fondo, manchas de salsa incrustadas en las paredes y la sensación de que todo el aparato está lleno de grasa. En circunstancias así preferiríamos prescindir del horno, pero toca ponerse manos a la obra y limpiar. No tiene por qué ser una experiencia traumática que acabe arruinándote la espalda, con unos sencillos trucos puedes tener el horno como nuevo en un tiempo récord.

Lo primero es detectar qué manchas es mejor atajar cuanto antes y cuáles pueden constituir una batalla en la que el tiempo juega a tu favor. La diferencia entre unas y otras es sencilla de detectar: si es de caldo o de cualquier otro líquido, retírala con un paño antes de que se solidifique; si está incrustada, probablemente necesite estar a remojo para reblandecerse y poder retirarla con facilidad. Insistir en una mancha muy adherida a las paredes del horno puede provocar que estas se rayen y se estropeen.

A la hora de limpiar el horno, asegúrate de que llegas a todos los rincones. Los lamparones que se quedan incrustados dentro de la puerta del horno también se pueden limpiar si sabes cómo. Presta atención a las instrucciones del fabricante, pero por lo general estos electrodomésticos tienen este método de extracción en común:

  1. Una vez que el horno esté frío, prepara una superficie plana y blanda, como un paño sobre una mesa.
  2. Abre la puerta del horno lo máximo posible. Por lo general, las bisagras de la puerta tienen una pestaña que, al bajarla, nos permitirá desenganchar esta pieza del horno.
  3. Cierra ligeramente la puerta del horno hasta que notes su peso en tus manos. Esta será una señal de que ya puedes tirar de la puerta hacia arriba, desenganchándola del horno. Ten cuidado de que no se caiga, pues suelen ser muy pesadas.
  4. Colócala sobre la superficie blanda. En los laterales de la parte superior de la puerta verás que hay una regleta que se puede abrir con la ayuda de una cuchara. Una vez abierta levántala, verás que ya tienes acceso a los cristales del horno.
  5. Extráelos con cuidado y límpialos.

Bicarbonato, un aliado contra la grasa

El bicarbonato es un antiséptico, un blanqueante y un antibacteriano. Pero también es un aliado contra la grasa más persistente. Este truco es útil tanto para la limpieza de un horno eléctrico como de uno de gas:

  1. Mezcla 10 cucharadas de bicarbonato, cuatro de agua caliente y tres de vinagre. Con esto crearemos una especie de pasta granulosa que rascará la suciedad del horno
  2. Quita todas las bandejas y rejillas y límpialas en el fregadero. Puedes usar la misma solución si las manchas son persistentes, pero ten cuidado de no estropear las bandejas.
  3. Aplica esta solución por todo el interior del horno, de forma que el electrodoméstico quede bien cubierto.
  4. Deja que los productos actúen durante un par de horas o, si es posible, durante toda la noche. El bicarbonato habrá cambiado de color y asumido el de la suciedad, lo que es señal de que este método está funcionando.
  5. Finalmente, solo tendrás que aclarar con abundante agua y con la ayuda de un paño.

Limpiar con limón

El horno también puede limpiarse con otro elemento que siempre solemos tener en la cocina: el limón, un cítrico con gran poder desinfectante. Su ácido desinfectará el horno en profundidad, además de eliminar los manos olores.

  1. Llena de agua y zumo de un limón una de tus bandejas de horno.
  2. Añade también las cáscaras del cítrico y, a continuación, introduce la bandeja en el horno.
  3. Pon el horno a una temperatura media y espera 30 minutos para que este producto antibacteriano haga su efecto.
  4. Aclara con un paño húmedo y disfruta de un horno desinfectado, limpio y libre de malos olores. El vapor del limón debería reblandecer las manchas más incrustadas, por lo que te facilitará enormemente la tarea de limpiar el horno.

Vinagre, el método definitivo

Cuando se trata de limpiar superficies, el vinagre es uno de los elementos más potentes. Este método se puede llevar a cabo con vinagre blanco o de manzana, y te ayudará a limpiar el horno sin apenas esfuerzo. Similar a la limpieza con limón, el éxito de esta técnica reside en el vapor:

  1. En una bandeja dentro del horno, pon dos vasos de agua y uno de vinagre.
  2. Después, enciende el horno a 200 ºC durante unos 30 minutos para que los vapores que se generen con el calor vayan desprendiendo la suciedad. Como el limón, el ácido del vinagre atacará las manchas.
  3. Para finalizar, solo tendrás que pasar un paño muy húmedo que retire cualquier rastro de suciedad desprendida.

Pirólisis, ¿amiga o enemiga?

La pirólisis es una función de algunos hornos que elevan su temperatura hasta los 500ºC incinerando, literalmente, la suciedad. Pero eso no quiere decir que siempre sea la opción más recomendable.

Es cierto que, sobre el papel, es muy conveniente: la materia orgánica se descompone en CO2 y agua, y se evapora. La inorgánica se convierte en cenizas, facilitando así su retirada que podrás realizar con un paño húmedo o con papel de cocina.

Dependiendo del modelo de tu electrodoméstico, encender la pirólisis puede tener un consumo eléctrico de entre 0'50 y 2 euros. Aunque si tenemos en cuenta que te ahorras rascar las paredes del horno o comprar y usar productos que pueden ser nocivos para ti y el medio ambiente, la pirólisis se postula como una opción útil.

Si tu horno tiene pirólisis lo sabrás porque en la rueda de funciones aparecerán pictogramas que digan “piro” o “pyro” o la letra “P”. También puedes comprobarlo en el manual de instrucciones. La pirólisis es recomendable usarla cada 10 veces que encendamos el horno como mucho, a fin de prolongar la vida útil del electrodoméstico. Además, los hornos más modernos disponen de distintos niveles de pirólisis, por lo que si tu horno es uno de ellos, asegúrate de elegir la potencia adecuada al nivel de suciedad.