Barcos de mercancías: alternativas al transporte más sucio
El transporte es responsable de un 14% de las emisiones de efecto invernadero, y la mayor parte corresponde al tráfico rodado, que es el también el más contaminante.
Aunque los viajes en avión tienen mala fama, solo contribuyen entre un 2 y un 3% a las emisiones totales. A menudo nos olvidamos de que el transporte marítimo es responsable por sí solo de otro 2-3% de emisiones.
Una de las razones por las que los buques de carga contribuyen a la contaminación y el cambio climático es que suelen quemar fuelóleo pesado, que es un combustible barato pero muy sucio, con emisiones de óxidos de azufre y nitrógeno.
Además, los cargueros suelen operar durante largos periodos de tiempo y recorrer grandes distancias, lo que significa que consumen mucho combustible y emiten una gran cantidad de contaminantes.
Por último, hay un gran número de buques de carga en funcionamiento, por lo que el efecto acumulativo de todos ellos sobre el medio ambiente es significativo.
Lo que consumen los barcos de carga
Aunque las estimaciones son complicadas por los barcos que se quedan en dique seco para ser reparados o remplazados, se estima que hay alrededor de 50.000 buques de carga en funcionamiento en todo el mundo.
Estos buques varían en tamaño y capacidad, siendo los más grandes capaces de transportar más de 20.000 unidades TEU. Es decir, contenedores de tamaño “equivalente de veinte pies”, que es la medida del contenedor estándar (unos seis metros de largo). Se calcula que la capacidad total de transporte de todos los buques de carga en funcionamiento es de unos 15 millones de TEU.
Un barco de carga Panamax estándar, llamado así porque tiene el tamaño máximo para pasar por el Canal de Panamá, tiene una capacidad de unos 5.000 TEU. Para mover toda esa carga, necesita un motor diesel de entre 50.000 y 100.000 caballos de potencia.
A una velocidad de hasta 25 nudos, equivalente a unos 46 kilómetros por hora, el barco consume unos 240.000 litros de gasóleo al día, y su depósito alberga unos 7 millones de litros.
Ahora puedes compararlo con tu coche diesel que consume 7 litros a los 100 kilómetros y echar cuentas. A pesar de estas enormes cifras, los barcos de contenedores son más eficientes energéticamente para transportar cargas que los camiones o los aviones.
En la actualidad, el 90% de la mercancía del mundo viaja en carguero. Pero eso no quiere decir que no se puedan buscar alternativas menos contaminantes.
Vuelta a los barcos de vela
Mucho antes de los motores diesel, y antes de los motores de vapor, los barcos de mercancías cruzaban los océanos a vela. En el siglo XIX, los clípper, barcos de carga que navegaban a velocidades de 14 nudos, podían transportar de 500 a 700 toneladas. Eran los barcos que hacían la ruta del té entre Inglaterra y China, antes de que se abriera el canal de Suez.
La industria del transporte por mar está mirando al pasado. Los investigadores de los astilleros Wallenius Marine han desarrollado un (de momento) diseño de un buque de carga a vela.
Con una velocidad media de 10 nudos, el Oceanbird podrá completar la travesía del Atlántico en unos 12 días, en comparación con los buques actuales pueden hacerlo en unos 8 días.
En lugar de velas de trapo, este barco tiene cinco velas metálicas, parecidas a alas de avión puestas en vertical, que se orientan con la ayuda de un algoritmo por ordenador que las pone permanentemente en la posición adecuada para propulsar el carguero y minimizar el consumo del motor.
Según los ingenieros, su barco podrá reducir en un 90% las emisiones y transportar 7.000 coches a través del Atlántico. Por su parte, la empresa holandesa Econowind ofrece “ventifoils”, velas metálicas plegables que se pueden instalar en los buques existentes para reducir su consumo.
Los veleros de carga tienen el potencial de ser una alternativa más respetuosa con el medio ambiente que los cargueros tradicionales, especialmente para viajes más cortos o en las travesías donde hay vientos fuertes y constantes.
Cargueros eléctricos
El transporte de carga y de pasajeros no puede depender únicamente de los vientos. ¿Sería posible propulsar barcos de carga con motores eléctricos? Durante bastante tiempo los expertos pensaron que no.
Una batería capaz de mover los motores eléctricos de un barco tamaño Panamax pesaría cientos de toneladas, y no dejaría espacio para la carga. Sin embargo, las cuentas sí salen con barcos más pequeños, capaces de transportar unos 3.000 TEU.
Junto con los avances en las baterías, que son capaces de almacenar más carga en menos espacio, los cargueros eléctricos pueden estar más cerca de lo que se piensa.
La startup estadounidense Fleetzero ha diseñado baterías de 2MWh de capacidad que son resistentes a los elementos y se cargan en el buque cuando está en puerto como un contenedor más. Las baterías ocupan menos espacio que el motor diesel de un carguero equivalente.
Cuando llega a destino, se sustituyen por otras cargadas. Como los buques son más pequeños, también pueden hacer escala en puertos poco utilizados hoy en día porque no pueden acoger a los grandes cargueros. La empresa tiene previsto poner en el mercado su primer carguero a lo largo de 2023.
La naviera noruega Yara ha dado un paso más allá. El buque Yara Birkeland zarpó en noviembre de 2021 para atracar en Oslo y que lo visitara el primer ministro noruego.
El Birkeland tiene 80 metros de eslora, y se propulsa mediante motores eléctricos alimentados con baterías de 6,7 MWh. Su velocidad de crucero es de 6 nudos, una velocidad máxima de 13 nudos, y su capacidad es de 120 TEU.
Pero lo más interesante es que además de eléctrico, se trata de un barco autónomo. Solo necesitará la intervención humana para cargarlo y descargarlo. Cuando supere los trámites administrativos para operar, la idea es que transporte fertilizante entre los puertos noruegos de Herøya y Brevik, ahorrando 40.000 viajes en camión al año.
En Noruega también se encuentra el Medstraum, el primer ferry 100% eléctrico del mundo. Con una capacidad de 1,5 MWh, el transbordador puede realizar una ruta de 90 minutos con varias paradas entre la ciudad de Stavanger y las islas cercanas transportando a 150 pasajeros.
La escasez de combustibles fósiles y el aumento de las energías renovables terminarán haciendo que los barcos de carga eléctricos, o una combinación de electricidad y velas para aprovechar el viento, sean más rentables que los actuales cargueros diesel.
Pero quizá también deberíamos reconsiderar cuánto necesitamos de los textiles, electrónica, plástico y otros productos que viajan en el interior de esos contenedores.
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