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“Se considera que un gato muestra un problema de eliminación inapropiada cuando orina y/o defeca en un lugar diferente al que el propietario desea”. Así se afirmó en el marco del Congreso de 2016 de la WSAVA, la Asociación Mundial de Veterinarios de Pequeños Animales.
Los problemas de comportamiento felinos como este son uno de los principales motivos de abandono. Para poder ponerle solución a tiempo, debemos ser conscientes de que normalmente no lo hacen por capricho, por lo que la clave está en prestar atención a cualquier comportamiento extraño que lo lleve a la eliminación inapropiada.
Lo imprescindible es diferenciar entre dos aspectos: que el gato nunca haya orinado en el arenero porque no ha aprendido a usarlo o que, de un día para otro, haya optado por no eliminar en su bandeja sanitaria. En este último caso, diversos son los motivos que lo llevan a hacerlo y las posibles soluciones al respecto.
Problemas de salud
Que el gato sufra un problema médico es una de las causas más habituales de eliminación inapropiada. Como explica Ana Ballester, terapeuta conductual felina, auxiliar veterinaria especializada en comportamiento y bienestar del gato: “en el caso de eliminación con orina, existe la posibilidad de que el gato sufra cistitis bacteriana, cálculos, incontinencia, enfermedad renal crónica, diabetes, hipertiroidismo o cistitis idiopática”.
El dolor que acompaña a estas enfermedades del tracto urinario puede llevarlo a rechazar la bandeja sanitaria. Los síntomas que nos avisan de que algo no va bien son diversos: micciones de pequeños chorritos de orina, maullidos al orinar, lamidos frecuentes en la zona genital, etc.
Pero son más las enfermedades que pueden llevarlo a orinar fuera del arenero, según Ballester, “en el caso de eliminación con heces, puede deberse a parásitos intestinales, estreñimiento o enfermedad inflamatoria intestinal, entre otras”.
Por su parte, “en el caso de que afecte tanto a la micción como a la defecación se puede deber a osteoartritis, atrofia muscular, alteraciones neurológicas o síndrome de disfunción cognitiva”. Y es que, aunque nos cueste asimilarlo, nuestros gatos también se hacen mayores.
El síndrome de disfunción cognitiva tiene, como explican en la web del Hospital Veterinari Santa Susana, “síntomas similares a los de la enfermedad del Alzheimer: olvidos, cambios de comportamiento, desorientación…”.
Esto lleva a nuestros gatos a perderse en su propia casa, no encontrar el arenero y optar por eliminar en otro lugar. A la mínima sospecha de que la eliminación inapropiada se deba a un problema médico, lo primero que debemos hacer es acudir al veterinario.
“Allí se hará el diagnóstico, se administrará el tratamiento necesario y probablemente se desarrollará un programa de modificación de conducta y enriquecimiento ambiental”, explica Ballester.
Marcaje
Es posible que aquella orina que nuestro gato va dejando por la casa no sea más que marcaje felino, utilizado para comunicarse con otros individuos, ya sea de forma sexual o territorial, aunque también puede ser debido al estrés.
El marcaje lo podemos diferenciar porque “en estas micciones el gato adopta la conducta de rociado (spraying). La postura es erguida, cola elevada y vibrante y pataleo con las patas traseras”, explica Ballester.
En este caso, normalmente el volumen de las micciones es pequeño, se encuentran sobre superficies verticales, en áreas de la vivienda donde el resto de habitantes puedan verlas y olerlas y el gato sigue utilizando el arenero para eliminar.
Para tratar de solucionarlo, como explican en la web del Hospital Veterinario Austrovet, “la mejor opción es la esterilización temprana. No obstante, es importante resaltar que no siempre esta cirugía tiene la capacidad de evitar la totalidad de los marcajes”.
Factores relacionados con el estrés
Muchas son las causas que pueden alterar a nuestro gato: cambio de domicilio, aburrimiento, ansiedad por separación, etc. En estos casos de estrés felino, “el volumen de la orina suele ser más grande y las localizaciones son horizontales: suelo, alfombra, colcha, manta, sofá…”, apunta Ballester.
Para solucionarlo, debemos intentar encontrar cuál es el factor estresor y eliminarlo, siempre teniendo en cuenta que es imprescindible asegurarnos de que el animal disponga de un espacio ambientalmente rico para garantizar su bienestar emocional y físico.
Sobre todo, es importante “no castigarlo, pues hacerlo no solo no soluciona el problema, sino que aumenta su estrés pudiendo llegar a tener miedo al tutor y presentar otro tipo de problemas de conducta”, explica Ballester.
Rechazo al arenero
“Puede ser que se sienta estresado porque no le gusta el tipo de arenero, porque falte limpieza, haya poca arena o esta sea perfumada, porque sea un arenero de difícil acceso, etc.”, explica Ballester.
Otro motivo puede ser la localización del mismo, ya que no suele resultarles cómodo que esté situado en un área de mucho ruido o tránsito de personas. Es también posible que tenga una asociación negativa al arenero porque lo relacione con el dolor de una enfermedad pasada.
Incluso “puede deberse a conflictos con otros gatos del hogar, pues puede ser que haya demasiados gatos o gatos territoriales que impidan el acceso al arenero a otros”, apunta Ballester.
Para tratar de solucionarlo, una buena idea es ofrecerle distintos areneros y tipos de arena en localizaciones diversas. En casos puntuales, también puede beneficiarse del uso de feromonas sintéticas que le proporcionen seguridad y tranquilidad.
¿Cómo es el arenero ideal?
La bandeja sanitaria debe ser preferiblemente sin tapa, con bordes bajos y de tamaño grande, para que sea accesible y cómoda. Quitar la puerta en el caso de que tenga lo ayudará a controlar el entorno mientras elimina, por lo que lo idóneo es que esté en zonas tranquilas y lejos de aparatos automáticos que puedan asustarle.
Además de limpiar la arena como mínimo una vez al día si solo hay un gato en el hogar, “la arena que más les gusta es aglomerante, porque es fina y limpia y absorbe muy bien la orina”, explica Ana Ballester.
Por último, los expertos coinciden en la regla del más uno: “lo recomendable es ofrecerles arena aglomerante de grano fino y sin perfume. Además, es necesario limpiar la arena mínimo dos veces al día y limpiar el arenero cada 15 días si la arena es de este tipo.”, explica Ballester.
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