¿Cuántas horas dura el efecto del café?
Mario, lector y socio de eldiario.es, nos escribe el siguiente texto en el cuerpo de un correo electrónico: “soy muy cafetero y me gusta tomarme bastantes cafés a lo largo del día, no a destajo pero sí para disfrutarlos. El caso es que últimamente me estoy planteando rebajar la dosis, o mejor si puedo controlar la última dosis del día, de modo que no me afecte al sueño, porque a veces tengo noches inquietas. Así que, para cuadrar la última toma y estar limpio de cafeína a las doce de la noche, me gustaría saber cuántas horas dura el efecto del café, digamos que por una taza de expreso”.
¿Cómo actúa el café sobre el cerebro?
Antes de responder a Mario, tal vez lo mejor sea explicar cómo interactúa el café, o más concretamente su componente más significativo, la cafeína, sobre el cerebro. Resulta que la cafeína es muy parecida en su estructura química y espacial a la adenosina, un compuesto de múltiples funciones entre las que está facilitar energía a la contracción muscular en forma de adenosíntrifosfato (ATP), pero también actuar como un mensajero químico del cansancio.
El mecanismo funciona a trazo grueso, de la siguiente manera: cuando la cantidades de ATP comienzan a faltar, principalmente porque ya no hay energía suficiente para fijar la adenosina con los átomos de fósforo, una reacción reductora de entropía negativa, esta molécula queda libre en la sangre y es captada por los receptores de adenosina.
Cuando uno de estos receptores capta una molécula de adenosina, envía un mensaje al cerebro de cansancio; cuando estos mensajes son muchos, el cerebro activa el modo cansancio como una alerta para que descansemos: nos sentimos cansados. Pero si en la sangre hay a la vez moléculas de cafeína, estas se unen a los receptores de adenosina y los bloquean, de modo que disminuyen los mensajes de cansancio en el cerebro y este persiste en el modo activo.
Es decir que la cafeína engaña al cerebro. Este engaño hace que el cerebro reciba de repente menos mensajes de los receptores de adenosina de lo normal y piense que ha entrado energía nueva al sistema, por lo que estimula los mensajeros químicos actividad, como la adrenalina, la serotonina, el cortisol, etc., que nos ponen en alerta. Por eso el café despierta, y su efecto de engaño sobre el cerebro durará tanto como dure la cafeína en la sangre.
¿Cómo se elimina la cafeína de la sangre?
Para eliminar la cafeína de la sangre, de modo que descienda el efecto del café, necesitamos el concurso del hígado, donde determinadas enzimas, llamadas CYP1A2, gestionarán su degradación a otras tres moléculas, que aunque también tienen efecto sobre el cerebro, este ya no es tan potente: la paraxantina, la teofilina y la teobromina. Estos pueden prolongar un rato más los efectos del café, pero en sentido descendente.
Ahora bien, no todos los hígados eliminan el café a la misma velocidad, sino que, tal como te explicamos en ¿En qué quedamos, eleva o no el café la tensión arterial?, el ritmo depende de la estirpe genética de la persona, ya que determinará la variante de la enzima CYP1A2 que puede fabricar su hígado. Así, la estirpe que fabrica CYP1A2, el estándar, degrada a mayor velocidad la cafeína; por lo tanto, el efecto de café durará menos, pero también estaremos mejor protegidos de la hipertensión arterial.
En cambio, la estirpe alterantiva CYP1A2*1F degrada la cafeína a menor velocidad, por lo que nos durará más el efecto de la cafeína, si bien tendremos hasta un 36% mas de riesgo de sufrir accidentes cardiovasculares si tomamos tres o más tazas de café al día, según concluyó en 2007 un estudio de la Universidad de Toronto donde se midieron los perfiles genéticos y los historiales médicos de miles de personas.
¿Cuántas horas dura el efecto del café?
Esto también nos sirve para determinar que no le podemos dar a Mario una hora exacta a la que debemos beber la última taza de café, puesto que para ello deberíamos conocer su perfil genético y saber a qué estirpe del enzima CYP1A2 pertenece. También dependerá de la proporción en que se den los distintos submetabolitos de la cafeína, puesto que no es lo mismo si hay mayor proporción de paraxantina que de teobromina o teofilina y el alargamiento de los efectos puede ser diferente.
Un estudio de 2008 de la Universidad de Barcelona midió en estudiantes la concentración de cafeína en sangre a diferentes horas desde el momento de la ingesta y para tres dosis distintas, de mayor a menor. Descubrió, como era presumible, que a mayor ingesta en la taza, mayor concentración. Pero también que las mujeres bloqueaban mejor su entrada en sangre que los hombres, donde las tasas se triplicaban. Es decir que a los hombres les hace mayor efecto.
Además demostró que a los 10-15 minutos de la ingesta, las concentraciones en sangre de cafeína ya son más de la mitad del pico máximo que se alcanzará, es decir que ya hace efecto. En cuanto a la duración media la situaron, para una dosis estándar de una concentración de una taza de expreso, entre las dos y las tres horas, si bien el estudio aceptaba que para establecer unos intervalos correctos para cada individuo, debería tenerse en cuenta su sensibilidad, es decir su estirpe genética. Otros estudios fijan duraciones del efecto máximas en algunas personas de hasta seis horas.