Los olores “a tubería” pueden ser muy desagradables y reducir mucho nuestra calidad de vida, sobre todo en verano, cuando lleva tiempo sin llover, se dan bajas presiones y especialmente cuando hemos estado tiempo sin usar los grifos.
La causa es que, sobre todo en los sifones de los desagües, se acumulan residuos de comida, del cepillado de dientes, jabón, etc., que suelen ser fermentados por bacterias saprófitas y hongos, con lo que se generan aldehídos volátiles de olor muy desagradable.
Cuando hay una gran sequedad ambiental y además usamos poco los grifos, estos restos se secan permitiendo que sus gases, producto de las fermentaciones, asciendan con facilidad. Sobre todo cuando hay cambios en la presión atmosférica, que puede disminuir leve o moderadamente, los malos olores pueden hacerse muy notables y molestos.
¿Hay manera de eliminar los malos olores?
En primer lugar cabe distinguir entre el mal olor derivado de un atasco en una tubería, o bien motivado por el mal estado de los albañales en un edificio, de los “olores a tubería” a los que nos referimos y que no necesariamente tienen matices olfativos de putrefacción o materia fecal.
Si no hay atasco, comprobaremos que, abriendo el grifo, el agua se va por el sumidero sin problemas y nos elimina los olores momentáneamente. Pero al cabo de unas horas regresan, tan pronto como la tubería se queda de nuevo seca, tanto en la cocina como en la pila del baño.
¿Hay alguna solución definitiva? La más definitiva sería cambiar los desagües, ya que parte de la culpa de los atascos se deben a cierto mal estado en las tuberías. Pero sin llegar al tal extremo, hay soluciones intermedias que sí pueden dar resultado, como el truco del vinagre y el bicarbonato que te explicamos en el siguiente vídeo.
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