Llegó el verano y, como cada año, el calor ha entrado en nuestras casas. “Here Comes the Sun” o “aquí llega el sol” como decían los Beatles en su famoso hit. De hecho, con la amenaza del cambio climático cada vez más presente, cada año presenciamos cómo los veranos se vuelven un poco más insoportables en buena parte de España. Ante esta situación, pocas opciones son posibles más que prepararse para paliar los efectos del calor de la mejor manera.
Una de las estrategias más usadas para combatir el calor en casa es la de bajar persianas y dejar que la oscuridad actúe, disminuyendo la temperatura de las habitaciones. No obstante, esta opción resulta insuficiente cuando la temperatura llega a cotas tan altas.
Los arquitectos normalmente preparan los planos de las estructuras teniendo en cuenta distintos factores como ventanas cruzadas para aumentar la corriente de aire, muros gruesos que actúen como aislantes térmicos o techos altos, que permiten que el aire caliente suba a la parte más alta de la casa mientras la corriente fría circula por abajo.
Además, es fácil encontrar otros métodos antiguos como plantar árboles alrededor de los domicilios para que estos den sombra o incluso plantas enredaderas que mantengan frescas las fachadas de los edificios.
Los ventiladores manuales como abanicos siempre han sido muy comunes como método para combatir el calor. Sin embargo, con la llegada de los productos eléctricos, ha habido un aparato que ha eclipsado a todas las técnicas anteriormente nombradas, este es el aire acondicionado.
El sistema se creó a comienzos del siglo pasado, pero no fue perfeccionado hasta mediados del mismo, cuando comenzaron a comercializarse en masa estos aparatos para su uso doméstico. Su función no es solo enfriar el aire, sino también controlar la humedad y la condensación de la habitación en la que esté ubicado.
El triunfo del también llamado climatizador es evidente, tanto es así que resulta impensable no tener uno en nuestras casas, sobre todo para aquellos que viven en las zonas más calurosas. Sin embargo, aunque el calor lo requiera, mantener tu aire acondicionado encendido durante largos periodos de tiempo no es barato, ni tampoco recomendable. El consumo de electricidad puede aumentar exponencialmente, repercutiendo en tu factura de la luz.
Optimizar el uso del aire acondicionado
Aunque pueda parecer lo correcto, aumentar la potencia del aire acondicionado por más calor que tengamos no es lo aconsejable. De hecho, puede resultar hasta perjudicial para la salud. El aire muy frío puede irritar las vías respiratorias, lo que puede provocar tos y dolor de garganta.
Además, es mucho más sencillo coger enfermedades infecciosas en ambientes con aire muy fríos, ya que estos resecan la mucosa de la nariz y garganta facilitando el camino a virus y bacterias. Por ello, es recomendable siempre poner el aire a una temperatura adecuada, normalmente entre los 22 y 25º centígrados (72 a 77 ºF).
Todos estos factores influyen en el uso del aire acondicionado, por ello, pese a ser poco conocidas, los climatizadores vienen con funciones especiales que facilitan el uso de los mismos, reducen su consumo y ayudan tanto a tu bienestar como al del medio ambiente.
El modo “Dry” o “Deshumidificación” permite que el aire acondicionado baje los niveles de humedad de la sala en la que se encuentre. A la hora de refrescar una habitación, es tan importante los grados que hace como la humedad que hay en el ambiente. Por ello, este modo reduce la humedad, permitiendo que el entorno se sienta más fresco, aunque no haya bajado tanto la temperatura.
Además, el modo “Dry” permite reducir el gasto de energía, ya que este funciona mediante un compresor de aire que no actúa continuamente. Esto permite una bajada en el gasto eléctrico en comparación con el modo de uso estándar (modo “Cool”). Sin embargo, en ocasiones extremadamente calurosas, puede que la función “Dry” no funcione solo por sí misma, por lo que es recomendable alternarla con la función “Cool” para que el aire acondicionado enfríe además de deshumidificar.
La reducción de la humedad tiene otras ventajas, como la disminución en el crecimiento de moho y demás bacterias, lo que permite gozar de una mejor calidad del aire, además de contribuir a la conservación del entorno en el que se encuentra el aire acondicionado.
Es importante destacar que no todos los climatizadores tienen esta función, sobre todo los más antiguos, ya que es una particularidad algo novedosa, pero si la tienen es recomendable ponerla en uso cuanto antes. Revisa tu aire acondicionado y si cuentas con la función “Dry”, no dudes en usarla.