Esto quieren decir las cinco posturas felinas más comunes
Puede que los gatos no hablen nuestro idioma, pero no dejan de comunicarnos cómo se sienten, si son felices, están relajados; o si, por el contrario, tienen miedo o padecen estrés, a través de su lenguaje corporal.
Cuando tratamos de descifrar el estado anímico de un gato, los expertos en comportamiento felino, primero, empezamos por valorar su lenguaje corporal general. Después, ponemos el zoom para revisar partes más concretas del cuerpo de los gatos, como sus ojos, orejas, la cola felina y sus bigotes.
Incluso sus vocalizaciones o maullidos sirven para obtener más información, y descifrar mejor qué está pasando: si el gato está relajado, estresado o, sencillamente, excitado y con ganas de jugar.
Aunque no tenemos espacio para repasar todos los escenarios y sus combinaciones, algo que sí es posible en las consultas de comportamiento felino cuando se estudia a cada gato, como individuo, y su contexto único (su hogar y entorno social), sí podemos decodificar algunas de las posturas felinas más comunes; ¡y lo que nuestros gatos nos pueden estar intentando decir con ellas!
1. El “hola” gatuno con la cola arriba
Cuando un gato quiere saludarnos de forma amistosa, suele acercarse con la cola levantada, apuntando hacia el techo. La cola también puede doblarse ligeramente, su punta, y adoptar la silueta de un signo de interrogación.
En cualquier caso, esta postura que en etología felina llamamos “cola en alto”, y que a mí me recuerda a un theremín gatuno y feliz (ese instrumento con antena que inauguró la era de la música electrónica), está considerada una señal pacífica y tranquila, con la que nuestro gato nos muestra confianza y curiosidad. Y nos dice un amigable “hola”, a su muy peluda manera.
2. Soy un gato feliz y relajado: mírame las patas
Un gato relajado y feliz tendrá una postura corporal relajada, una respiración pausada; tal vez esté tumbado sobre su costado, y con los ojos cerrados o entrecerrados, con parpadeos gatunos frecuentes. Un gato tranquilo y seguro también se tumbará con las patas dobladas, en esa postura tan deliciosa que nos recuerda a una hogaza de pan, ¡como si incubara un huevo!
En ambos casos, estas posturas nos dicen que nuestro camarada peludo está tranquilo, ya que sus patas no están preparadas para salir corriendo en cualquier momento: sencillamente no contempla esta posibilidad porque, seguramente, esté disfrutando del sol. Además, un gato relajado también es muy posible que ronronee.
Y lo contrario: un gato inseguro o intranquilo tendrá una postura más encogida y tensa, con las patas apoyadas en el suelo para poder escapar o salir corriendo en caso de necesidad. Lo opuesto a: “Estoy aquí tranquilamente, tumbado al sol, y no siento que haya ningún peligro cerca”.
3. Soy un gato curioso, y recabo información: ¡orejas altas!
Un gato o una gatita en alerta, pero en principio calmado, que intenta recopilar información, tendrá su cabeza levantada y las orejas gatunas bien erguidas (que también son señal de un gato tranquilo) y con el pabellón auditivo hacia delante. Y, tal vez, las patas dobladas o estiradas frente al cuerpo.
Puede que esté preparado para despegar si algo sucede de repente; pero, en principio, es más probable que se sienta intrigado y curioso por algo que sospecha puede estar sucediendo: por ejemplo, si cree que sus humanos preparan su cena preferida, como una deliciosa lata de atún.
Sus bigotes están hacia delante, y sus ojos, abiertos, pero no en exceso. Si aún tienes dudas, aprende qué nos dicen los gatos cuando maúllan.
4. Un gato listo para jugar: ¡sacudida de trasero!
Un gato en alerta puede agitar su cola o mostrarlo con las pupilas dilatadas; aunque la apertura de las pupilas felinas también puede ser señal de que hay poca luz en la habitación. En cualquier caso, estas dos señales, y unos bigotes echados hacia delante, también pueden mostrarnos a un gato en posición de juego: ¡preparado para localizar y cazar su ratón de peluche preferido!
Podemos ver que la cabeza de nuestro camarada de ronroneos se inclina o gira hacia los lados, y que enfoca el objeto en movimiento: como su juguete, u otro gato amigo con el que juega. Y un felino que está preparado para saltar y abalanzarse sobre su juguete puede sacudir su trasero ¡con ese delicioso contoneo gatuno!
5. Un gato que siente dolor: postura encogida
Y vemos otras posturas que los gatos adoptan cuando sienten dolor, y es importante reconocerlas, porque los felinos (por sus genes) están especializados en ocultarlo. Un gato que siente dolor tendrá una expresión facial tensa y una postura corporal encogida. No estará relajado; al contrario, suele adoptar una postura más contraída, con una cola doblada cerca del cuerpo.
Su cabeza también estará más baja, en una posición retraída o encogida. En cualquiera de estos supuestos, hay que acudir al veterinario felino con urgencia.
Dicho esto, hay gatos más expresivos que otros, y todo su lenguaje corporal, y lo que los felinos nos intentar decir con él, depende mucho del contexto. Lo importante es que, poco a poco, aprendamos a entender mejor a nuestros queridos camaradas de ronroneos, para hacer, así, a nuestros gatos todo lo felices que merecen.
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