La presencia de insectos en la cocina no es algo ni deseado ni agradable, y menos aún si ‘atacan’ la comida y se apoderan de los envases. Los gorgojos son uno de ellos y, aunque son diminutos, pueden merodear por la despensa en busca de alimentos que ellos requieren para subsistir, que son los mismos que necesitamos nosotros.
Los gorgojos son plagas comunes de los granos almacenados en las plantas de procesamiento y que, en ocasiones, también pueden infestar los alimentos en nuestras despensas, sin darnos cuenta y sin que los veamos.
Es fácil, a partir de aquí, que se reproduzcan y encontremos pequeñas manchas negras en el agua de cocción del arroz, que es uno de los alimentos que más suele quedar afectado por estos pequeños bichos. Pero también podemos encontrarlos en otros cereales como la pasta y las legumbres ya que su fuente de alimento son sobre todo alimentos secos.
¿Cómo es posible que no los veamos? ¿Cómo afecta a nuestra comida? ¿Qué tenemos que hacer para eliminarlos?
Cómo entran los gorgojos en la despensa
Los gorgojos del arroz son insectos bastante pequeños, suelen medir de tres a cinco milímetros de longitud, son alargados, cilíndricos, duros y de un color pardo oscuro, con antenas en la cabeza. Por tanto, es fácil que se nos pasen por alto. Buscan refugio cuando hace calor y entran a través de pequeñas grietas o a través de envases de cereales de grano entero que ya estaban infestados durante la etapa de procesamiento y envasado.
Una de las particularidades, y que explicaría por qué no los vemos en muchas ocasiones, es que suelen poner huevos perforando un diminuto agujero en los granos, donde se desarrollan hasta que se convierten en un insecto adulto. Por tanto, desde que el huevo eclosiona y la larva completa su ciclo de vida, todo ocurre dentro del grano, del que se alimenta hasta que emerge en forma de adulto, lo que provoca que pasen desapercibidos a nuestros ojos. Pueden estar, pero no los vemos.
Todo ello, unido al hecho de que son insectos bastante pequeños, puede hacer que una infestación pase desapercibida hasta que se generaliza.
Y es que se sienten especialmente cómodos y, por tanto, se reproducen, en condiciones de humedad superior al 9,5% y a una temperatura de entre 13ºC y 35ºC. Un informe del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) es más preciso y matiza que la temperatura óptima de proliferación está entre los 25ºC y los 28ºC, aunque puede vivir perfectamente en ambientes de hasta 32ºC, lo que explicaría por qué son más comunes en verano. Por el contrario, no soportan bien el frío y, a temperaturas de unos 0ºC, suelen morir en unos siete días.
También es cierto que, aunque solemos pensar que aparecen en envases abiertos, puede ocurrir que aparezcan incluso en paquetes que nunca han sido abiertos. Esto ocurre porque traen las larvas desde la cosecha y estas no han tenido tiempo de reproducirse antes.
¿Cómo podemos saber que tenemos gorgojos en el arroz?
Las principales señales que nos dan estos bichos suelen ser en forma de numerosas cáscaras vacías en el paquete, residuos secos y en forma de polvo de las cáscaras de las semillas que les han servido para almacenar los huevos y las larvas, así como la presencia de residuos de polvo flotando en la superficie del agua cuando vertemos grano almacenado en una olla con agua.
Otra prueba más de que hay gorgojos en el arroz son pequeños agujeros redondos en el grano ya que se alimenta de él. Esto explicaría por qué se trata de un insecto que puede echar a perder la calidad nutricional del alimento. Debemos tener en cuenta que no es un insecto que se instale de forma rápida, es decir, no abriremos un paquete de arroz y a los tres o cuatro días lo encontraremos dentro. Tarda unos meses en aparecer.
¿Tengo que tirar todo el paquete si encuentro gorgojos?
Aunque los gorgojos pueden afectar a la calidad de los productos, no transmiten enfermedades ni virus, por lo que no representan una amenaza para la salud. Incluso es probable que en algún momento hayamos ingerido gorgojos sin saberlo. Con todo, aunque la existencia de estos insectos es indeseable y desagradable, y su presencia hace que no sea apto para el consumo, en sí mismo no suponen un peligro para la salud.
Y si, pese a todo, no nos libramos de su presencia en nuestra despensa, tendremos que proceder de forma similar a como lo haremos con las polillas, como explicábamos en este artículo.
Lo primero es tirar los alimentos infestados para evitar que acaben afectando a otros productos cercanos. Una vez revisados todos los paquetes, lo más importante es realizar una limpieza a fondo de la despensa y la cocina, prestando especial atención a las posibles grietas y, si es necesario, usar el aspirador para eliminar toda la suciedad.
Aunque no los tengamos a la vista, pueda que haya sobrevivido alguna larva en algún rincón de la despensa y empiece el ciclo de nuevo.
Una vez está todo limpio y depositada la bolsa de basura o de la aspiradora fuera, podemos limpiar con agua caliente y jabón o desinfectante todas las superficies, añadiendo un poco de vinagre blanco si es necesario ya que este actúa como un insecticida contra los gorgojos.
Cómo podemos prevenir la aparición de gorgojos
Como hemos comentado, los gorgojos se sienten atraídos por los ambientes cálidos y húmedos. Buscan lugares para reproducirse y poner sus huevos. Eliminarlos es una tarea complicada, por lo que es muy importante prevenir su aparición. Pueden ayudarnos acciones como:
- No mezclar arroz o pasta de un envase que acabamos de comprar con cereales antiguos que tengamos en un envase de vidrio en la despensa.
- Guardar la comida como cereales, harinas y otros productos secos en latas o frascos herméticos para evitar que esta astuta plaga coma a través del papel o el plástico y, si ya están dentro, evitaremos que salgan y colonicen otros productos.
- Evitar comprar alimentos en envases rotos o agrietados.
- Dejar la comida para mascotas alejada de la nuestra.
- No dejar los envases medio abiertos en la despensa, al lado de otros, ya que pueden afectarlos y no lo veremos hasta pasados unos días.
- Mantener la despensa limpia, sin restos de comida que queden sueltos por la estantería, y seca –a los gorgojos les encanta la humedad–.