Cómo hacerte tu propio gel de aloe vera sin gastar un euro
El aloe vera es una de las plantas más sufridas que podemos encontrar en floristerías, bazares y centros comerciales de jardinería. Es agradecida y resistente y solo precisa de luz ambiental, una baja humedad tanto en el ambiente como en el sustrato y resguardo del frío, que la perjudica.
Con estos requerimientos, y siempre procurando que la tierra no esté ni excesivamente húmeda ni demasiado seca, lograremos que sus puntiagudas y suculentas hojas crezcan considerablemente en pocos meses, al cabo de los cuales ya podremos disponer algunas para fabricarnos nuestro gel de aloe vera casero, sin necesidad de ir a supermercados ni farmacias para gastar de 12 a 24 euros en un bote.
Las propiedades del aloe vera
Al aloe vera, una planta originaria de Egipto, se le atribuyen numerosas propiedades medicinales y cosméticas desde hace miles de años. Ya en el Antiguo Egipto era una planta muy apreciada, incluso con fines culinarios. Estas virtudes se derivan de sus propiedades antiinflamatorias y antioxidativas, así como antivirales, antimicrobianas y antifúngicas.
En el campo medicinal se le suponen propiedades para curar las quemaduras. Una revisión de 2007 daba como “probable” esta virtud, aunque advertía de que para consolidarla se necesitan estudios en profundidad.
También se le atribuyen poderes en la curación del acné, una inflamación de los poros de la piel que termina en infección. A este respecto, varios estudios apuntan a que el gel de aloe vera aplicado sobre los granos ayuda a que su curación sea más rápida y dejando menos cicatrices.
Otros estudios indican que podría aportar beneficios en el tratamiento de la psoriasis o en el tratamiento de heridas de difícil cicatrización, como las derivadas de una hemorroidectomia. También se le atribuyen acciones inmunoestimulantes, de mejoras de las defensas, si se ingiere el gel, así como se destaca su papel nutricional por sus azúcares de bajo poder calórico y su aporte en vitaminas A y C.
En el campo de la cosmética también se valora su acción protectora sobre la piel, así como su acción antifúngica y antibacteriana y sus efectos antiinflamatorios sobre los poros, por lo que las cremas hidratantes a base de gel de aloe vera son muy apreciadas.
Cómo hacer gel casero
Obtener un gel de aloe vera básico es muy sencillo. Solo precisamos de dos o tres hojas grandes y turgentes, que cortaremos de la planta por la base, lo más cerca del tallo posible. Una vez cortadas las hojas, las pondremos en un recipiente con agua con un poco de sal, sumergiendo la parte cortada y manteniéndolas en posición vertical. Las dejaremos 24 horas.
El objetivo de esta operación es sustraer la aloína, un látex en forma de baba que supura entre la corteza de la hoja y la pulpa interior. La aloína es extremadamente amarga y puede resultar tóxica a grandes dosis, dando lugar a dolores abdominales y diarreas fuertes. En pequeñas dosis puede resultar laxante, y en embarazadas puede adelantar las contracciones del parto.
Una vez la aloína haya pasado al agua retiraremos las hojas y procederemos a extraer la pulpa. Para ellos las cortaremos longitudinalmente y las separaremos en dos mitades. Con una cuchara sopera rascaremos la pulpa, transparente, para separarla de la corteza, de color verde y dura. Desecharemos la corteza y nos quedaremos con la pulpa.
Colocaremos toda la pulpa que hayamos podido obtener en un vaso de batir y aplicaremos la batidora a baja velocidad para que la pulpa se homogenice hasta alcanzar la textura de un gel. Seguidamente pasaremos el contenido a un bote de conserva previamente esterilizado y lo taparemos.
Cómo conservar el gel
Podemos guardar el gel en la nevera durante tres días si lo hemos tapado adecuadamente, o bien podemos congelarlo para usarlo en otro momento. Otra alternativa para alargar su conservación es añadirle vitamina E, que es un excelente antioxidante que nos protegerá el gel. La podemos comprar en farmacias en líquido o en cápsulas, en cuyo caso romperemos la cápsula para obtener el líquido.
Cómo hacer crema hidratante
Otra alternativa es convertirlo en crema hidratante para uso cosmético, que también aumentará su duración sensiblemente además de tener aplicaciones medicinales, pero solo de aplicación en la piel, no de ingesta. Para ello deberemos hacer dos bases o mezclas.
Una de ellas grasa, a base de aceite de oliva, manteca de cacao, que podemos encontrar en la sección de orgánicos de los supermercados, y en menor proporción aceite de girasol. La otra acuosa, con el gel de aloe, unos gramos de glicerina y agua.
Ambas bases se calientan en el baño maría suavemente, sin llegar a ebullición, y se baten para que se homogenice la mezcla. Una vez homogéneas, las mezclamos en un único recipiente y añadimos cera de abeja, de venta en herbolarios, para otorgar firmeza y estabilidad.
Homogeneizamos en caliente la mezcla final y la repartimos por botes de cosméticos, que dejaremos enfriar en la nevera. Una vez fría la crema, le podemos añadir la vitamina E y mezclamos bien con un palo o una cuchara. Aquí puedes obtener la receta de manera más detallada.
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