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La huella de carbono no solo se aplica a automóviles, aviones o centrales eléctricas. Las personas también dejamos una. Tu huella de carbono es la cantidad total de gases de efecto invernadero emitidos, directa o indirectamente, como resultado de tus actividades diarias.
Si conduces un coche o vuelas con frecuencia, tendrás una huella mucho mayor que si vas en bicicleta, por ejemplo, y un mayor impacto en el calentamiento global.
Sin embargo, uno de los factores que más influyen en nuestra huella de carbono es en qué gastamos el dinero. Así lo pone de manifiesto un estudio sueco que analizó las emisiones de carbono correspondientes al consumo en categorías como alimentación, ropa, muebles y vacaciones de cientos de personas solteras.
El motivo para elegir solteros fue la dificultad de calcular las emisiones individuales en parejas o familias, en las que se compran productos y servicios en común. En el estudio, hombres y mujeres gastaban cantidades similares de dinero. Sin embargo, las compras de los hombres generaban un 16% más de emisiones.
Comportamientos estereotipados
Aunque el estudio se realizó en una sociedad tan avanzada como la sueca, se confirmaron los estereotipos de género más tradicionales. Los hombres eran más propensos a gastar dinero en categorías de altas emisiones.
Como la gasolina para el coche, gastando un 70% más que las mujeres en ese concepto, comer fuera, alcohol y tabaco. Las mujeres gastaban más en productos para la salud y la belleza, ropa y muebles, categorías de consumo con menos emisiones.
El estudio comprobó que las categorías de consumo que producen más emisiones son la comida, las vacaciones y los muebles, que sumadas representan casi dos tercios.
Para ambos sexos, las vacaciones tienen un papel muy importante en las emisiones, ya que un tercio del carbono emitido cada año por un consumidor típico está vinculado a las vacaciones.
También en este caso, los hombres tenían más probabilidades de hacer un viaje de ocio en coche, y de ser los únicos ocupantes del coche, por lo que las emisiones de los hombres en vacaciones eran mayores. Sin embargo, cuando se reservaban viajes organizados, no había diferencias en la huella de carbono entre sexos.
Los investigadores llegaron a la conclusión de que alrededor del 40% de las emisiones basadas en el consumo podrían evitarse tomando decisiones diferentes, como coger el tren en vez de conducir, comer más verdura y salir a menos restaurantes, o comprar en mercadillos muebles y ropa de segunda mano.
Estudios anteriores del mismo equipo de científicos habían encontrado que los hombres tienden a consumir más energía que las mujeres, especialmente en forma de combustible para sus vehículos.
Por el contrario, las dietas de hombres y mujeres eran casi iguales en su impacto de carbono. Aunque los hombres consumían más carne, las mujeres consumían más lácteos, lo que igualaba a unos y otras.
Acción efectiva
Estudios anteriores en Estados Unidos habían encontrado también una diferencia de un 6% entre las emisiones de hombres y mujeres. Sin embargo, la aportación de un individuo y su capacidad de acción para mitigar los efectos del consumo palidecen ante la realidad de las emisiones.
El 73% del CO2 corresponde al consumo de combustibles fósiles para la industria, el transporte y la generación de energía. Todas las acciones individuales contribuyen a frenar el cambio climático, tenemos muy poco control sobre las mayores fuentes de emisiones, cuyas decisiones dependen de empresas y gobiernos.
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