Lavar la ropa a alta temperatura: cómo hacerlo para no estropear las prendas

Las lavadoras incluyen numerosos programas que se adaptan a cada prenda (tipo de tejido, grado de suciedad, entre otros).

Marta Chavarrías

5 de mayo de 2023 23:25 h

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Las lavadoras incluyen numerosos programas que se adaptan a cada prenda (tipo de tejido, grado de suciedad, entre otros). En ocasiones, cuesta saber cuál es la temperatura más adecuada para cada una de ellas.

Elegir bien el programa de lavado no solo va a repercutir en un mejor cuidado de la ropa (va a durar más y se estropeará menos) sino también en un ahorro de energía ya que, en caso de que no sea necesario lavar a altas temperaturas, implicará un gasto innecesario y extra de energía y agua.

Lavado de prendas a altas temperaturas: a partir de los 60ºC

La temperatura del lavado es la que juega el papel más importante en términos de control de patógenos. Según una investigación publicada en Applied and Environmental Microbiology, es necesario aplicar temperaturas superiores a 40ºC-60ºC para una inactivación adecuada, aunque también los detergentes tienen un papel destacado en la reducción de la carga microbiana.

Lavar a temperaturas de entre 60ºC-90ºC es hablar ya de temperaturas altas, que permiten desinfectar la ropa, por tanto, matar bacterias y destruir y eliminar manchas rebeldes.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció al inicio de la pandemia que, para desactivar el coronavirus, la ropa de personal expuesto tenía que lavarse a esta temperatura ya que el SARS-CoV-2 sobrevive hasta los 56ºC.

Pero no toda la ropa admite bien estas temperaturas. Solo en el caso de tejidos resistentes o muy sucios, como ropa de cama y deportiva, toallas y trapos de cocina, prendas blancas de algodón, ropa de trabajo o monos, lonas o similares, podremos lavar a más de 60ºC. 

Por tanto, las prendas más resistentes al agua caliente son sobre todo las que están hechas de algodón, un material que tolera bien estos grados y que se encuentra sobre todo en sábanas, toallas y manteles.

Si son de color blanco, mejor, ya que incluso pueden lavarse a más de 60ºC, aunque si son algodón 100% podrían encogerse. Si es una mezcla con otro tejido el riesgo de que se encoja es menor. 

Los vaqueros también toleran bien las altas temperaturas, así como las prendas de fibras sintéticas como nylon, poliéster o poliamina. Son textiles resistentes que pueden llegar a los 60ºC, con un programa de ropa delicado. 

Sin embargo, otras prendas de fibras naturales como la lana, el lino, la viscosa o la seda no toleran bien lavados superiores a los 30ºC, excepto algunas prendas de lino blancas y lisas, que podrían lavarse a un máximo de 60ºC.

La lana se encoge y se deteriora y es, además, un tejido delicado que requiere también el uso de un detergente suave. En otras prendas de fibras naturales corremos el riesgo de deteriorar el tejido, el color y el tamaño, es decir, que se encojan, destiñan o se fijen arrugas.

Alternativas para cuando no se puede lavar a temperaturas altas

Si no se puede lavar a altas temperaturas y necesitamos desinfectar la prenda, una opción es añadir lejía apta para la ropa de color o usar un pulverizante quitagrasas antes de introducir la prenda en la lavadora.

El poder desinfectante del lavado a 20ºC es bajo, por tanto, es obvio que no tiene la misma capacidad de limpieza que una temperatura más alta. Pero sí está bien para la ropa que solo se ha usado un rato y que no está manchada. Lavar en frío evita que la ropa se destiña. En estos casos debe tenerse en cuenta que, si usamos detergente en polvo, es más difícil de que se disuelva. 

Y es que, como advierte la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), el agua totalmente fría suele dificultar la acción del detergente, por lo que si la ropa tiene manchas es posible que no salgan y permanezcan los olores. Pero sí es una buena manera de reducir el coste de funcionamiento porque se necesita menos energía para calentar el agua.

Lavar a 30ºC es una de las opciones más usadas. Permite mantener el color y la calidad de la ropa durante más tiempo y la delicada como lana y seda tiene menos probabilidades de encogerse. Esta temperatura es recomendable para las prendas no muy sucias y para la limpieza diaria –aunque a esta temperatura es difícil que se eliminen las bacterias.

Por tanto, es importante usar un buen detergente desinfectante que se disuelva a baja temperatura. Esta opción, como la anterior, también permite ahorrar energía.

El lavado a 40ºC es otra de las opciones que más suelen aparecer en las etiquetas de la ropa. Este lavado con agua tibia es uno de los más recomendados para lavar la mayoría de prendas, ya sea de algodón, lino, viscosa o acrílico sin riesgo de dañarlas y asegurando un lavado eficiente ya que se eliminan la mayoría de las manchas.

Clasificar la ropa antes de elegir la temperatura

Sea cual sea la temperatura a la que vayamos a lavar, antes es importante tener en cuenta ciertas consideraciones:

  • Separar la ropa de tejido delicado del resto.
  • Clasificar por colores para evitar desteñir ciertas piezas, por un lado ropa blanca y colores claros y, por otro, colores oscuros.
  • Separar por grado de suciedad: no deben mezclarse piezas muy sucias con otras menos porque la suciedad puede depositarse sobre los otros tejidos.

Para acertar, mirar siempre la etiqueta

La mejor manera de saber si estamos lavando la ropa a la temperatura adecuada del agua es consultar la etiqueta. En ella aparecen una serie de pequeños símbolos que, aunque pueden parecer jeroglíficos, suponen un código muy útil que nos explica cómo cuidar y lavar de forma adecuada la ropa sin dañarla.

La imagen del lavado aparece como un diagrama de una especie de barreño con agua, lo que significa que la prenda puede lavarse en la lavadora si aparece junto a un número, que es el que indica la temperatura máxima del agua para lavar la pieza. Si, en lugar de un número, aparece una mano significa que la prenda no puede ponerse en la lavadora y tiene que lavarse a mano.

Las rayas que aparecen debajo de la cubeta se refieren a la necesidad de un centrifugado reducido (en el caso de que haya solo una raya) o muy reducido o nulo (dos rayas).

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