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Vivir con un gato puede ser tan hermoso como desconcertante. Y los felinos tienen fama de ser enigmáticos y más difíciles de leer que sus compañeros perrunos. Por eso, es probable que nos preguntemos qué quiere decirnos nuestro gato Cabo, o qué quiere la gata Frida que ronronea en nuestro regazo cuando nos mira con esos ojazos. Y puede que creamos que nos está pidiendo la cena o que nos manda un mensaje que no logramos entender. O tal vez haya algo más detrás de esas miradas gatunas.
Qué dicen los gatos cuando nos miran
No es exclusivo de nuestros gatos: en la mayoría de los encuentros animales, una mirada fija a los ojos denota una señal de agresividad inminente, un desafío. Un modo peludo de decir: no te tengo miedo. Este mensaje, además, puede resultar un modo eficaz de evitar una pelea. Si uno de los dos gatos implicados en la “guerra de miradas” se echa atrás y baja la cabeza para evitar el contacto visual con el otro felino, es su modo gatuno de intentar desescalar la tensión. Y de evitar una pelea que, de otro modo, se antojaba inminente.
Y, todo lo contrario: si ninguno de los dos felinos gira la cabeza para romper ese contacto visual directo, una pelea gatuna puede comenzar, como explico a mis pacientes humanos en las consultas de comportamiento felino cuando acuden porque dos gatos que viven en casa se pelean o, en el mejor de los casos, no se llevan bien.
Ojo: no ocurre lo mismo cuando nuestros gatos nos miran a nosotros, sus queridos humanos. Porque hay varias razones que explican que los gatos nos miren tanto, ¡y no todas ellas implican miedo o alerta!
Tu gato te mira: ¿es la hora de mi cena?
Nuestros camaradas de ronroneos nos miran, sobre todo, para recopilar información. De hecho, me gusta referirme a los gatos como “psicólogos humanos”: mi experiencia como experta en comportamiento felino me confirma que los gatos invierten mucho tiempo en examinar a sus humanos; en estudiar nuestros movimientos, horarios y rutinas, ¡que llegan a aprenderse con una exactitud asombrosa!
Nuestros gatos saben, sin torcer el bigote, cuándo nos acercamos al armario donde guardamos sus chuches de atún preferidas. O cuándo podemos estar con ganas y humor para aplicarnos en una divertida sesión de juegos gatunos. ¡Y muchos felinos incluso nos siguen al baño porque saben que estaremos quietos y dispuestos para dedicarles unas caricias y atención durante esos minutos atrapados en el retrete!
Así que esas miradas gatunas les sirven, sobre todo, para aprender de sus humanos, y recoger información que les permita saber cuál será nuestro próximo movimiento. Y cuando nos acerquemos al armario de las chuches, ¡poder estar preparados! ¡Para que luego digan que los gatos no aprenden!
Mi gato me mira, ¿quiere jugar?
Y nuestro gato puede mirarnos porque, sencillamente, ¡tiene ganas de jugar! Mirar y fijar la mirada es un comportamiento innato en los gatos, parte de su secuencia de depredación (y de juego) natural. No solo eso: puede que además de esa mirada fija, notemos que las pupilas de nuestro camarada peludo se dilatan, y que nos dedique la clásica ¡e irresistible! sacudida de trasero con la que los felinos se preparan para saltar y abalanzarse sobre su juguete.
No desoigamos este mensaje gatuno: con él nuestros amigos nos dicen que necesitan más tiempo de juego con nosotros, sus queridos humanos, ¡y que añadamos más juegos interactivos, con juguete tipo caña de pescar, a nuestra rutina!
Y si tu gata te mira: dice “te quiero”
Por último, los gatos nos miran a los ojos por puro amor, y esa mirada irresistible felina puede resultar una forma de decirnos “humana, humano, te quiero”, en su idioma gatuno. Ya lo hemos contado en esta columna felina: los gatos nos parpadean lento cuando se sienten tranquilos, felices y confían en nosotros. De hecho, esa mirada gatuna suave a los ojos, incluso seguida de algún parpadeo felino, es un modo de decirnos cuánto nos quieren, ¡a su felina manera!
No intentemos devolver una mirada fija: esas supuestamente divertidas “guerras de mirada” con nuestro amigo son una de las cuatro cosas que a tu gato le gustaría que dejaras de hacer. En su lugar, intentemos una mirada suave y parpadear muy lento. Mejor aún: giremos un poco la cabeza hacia un lado mientras lo practicamos.
Este parpadeo denota confianza, en idioma gatuno; y que, en lugar de estar en alerta y vigilantes, nos encontramos relajados. ¡Nuestros amigos peludos lo notarán y les ayudaremos a sentirse aún más relajados y felices a nuestro lado!
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