Cómo realizar un ambientador casero libre de sustancias tóxicas
Sara, lectora y socia de eldiario.es nos escribe un correo electrónico preguntándonos por cómo hacer ambientadores caseros y también inquiriéndonos sobre la posible toxicidad de los que se venden en las tiendas del hogar, en las perfumerías y otros comercios de cuidados cosméticos, pues ha leído que en general suelen emitir sustancias cancerígenas; quiere saber hasta que punto esto es verdad.
La primera respuesta que podemos darle es que el rumor sobre la toxicidad de los ambientadores comerciales es correcto hasta cierto punto, pues al parecer sí que existen algunos formatos tóxicos, que según un estudio publicado por la OCU en octubre de 2013, y realizado conjuntamente con las organizaciones de consumidores equivalentes belga, italiana y portuguesa, emitirían más benceno que el humo del tabaco, un compuesto altamente tóxico, como te explicamos eneste artículo sobre los fumadores pasivos. Para hacernos una idea, el benceno participa en el molesto olor de colas y pinturas acrílicas.
Pero no todos los ambientadores presentan estos niveles de emisiones y algunos resultan ser (casi) completamente inocuos. Tal es el caso de los ambientadores mikado, donde los aceites esenciales del ambientador y el alcohol que les hace de matriz empapan el palo y se evaporan lentamente. El alcohol y alguno de los aceites presentarían cierta toxicidad a altas dosis -por eso el “casi”- pero no a las que evapora el mikado.
Inciensos y aceites, un cóctel de sustancias tóxicas
Es decir que esta es la presentación ideal y recomendable para estos productos, aunque también se considera válida, si bien da concentraciones en el aire un poco mayores de alcohol y aceites esenciales, el formato de aerosol utilizando pulverizadores. Fuera de estas dos técnicas, el resto son de combustión: velas, quema de aceite o inciensos. Mientas que las velas perfumadas salieron bastante bien paradas en el estudio de la OCU, los inciensos resultaron los grandes perdedores y tras ellos la quema de aceites.
El motivo es que la combustión de estas sustancias emite al aire un amplio cóctel de compuestos tóxicos que entrarán en nuestro cuerpo vía la respiración que, como ya hemos señalado, pueden ser más tóxicas que el humo del tabaco, si bien puntualmente. También las podemos asimilar a la contaminación de aire en grandes ciudades. Estas sustancias no recomendables son:
- Partículas finas: se desprenden al quemar el incienso y son equivalentes a las que salen de los tubos de escape de los coches diesel, es decir 2,5 PM. El problema es que se alojan en los pulmones y pueden provocar problemas respiratorios. El límite ideal es de 12µg/m³, pero en algunos inciensos la OCU detectó nivales superiores a 5.000 µg/m³.
- Benceno: Es un hidrocarburo aromático de fórmula molecular C6H6, de conocida actividad tóxica y cuya exposición se relaciona con intoxicaciones momentáneas pero también a largo plazo con diversos tipos de cáncer, especialmente leucemia. El análisis de la OCU lo halló en todos los inciensos y en algún aceite de quema, si bien en menor medida.
- Formaldeído: Es un compuesto químico altamente volátil e irritante de las vías respiratorias que puede causar dolor de cabeza. El límite ideal sería de 10 µg/m³ pero algún aceite superaba los 200 µg/m³ en los análisis.
- Alérgenos: Pueden inducir reacciones de hipersensibilidad en personas susceptibles. La OCU encontró hasta 13 alérgenos en un mismo producto.
- Sustancias irritantes: En el estudio utilizaron el acetaldehido como referencia, que no debería superar los 200 µg/m³. Dicho límite fue superado en algunos aceites e inciensos. El formaldehído, del que ya hablamos al comentar la toxicidad de los esmaltes acrílicos, que se utiliza por su poder volátil, para extender los aromas, es 20 veces más tóxico que el alcohol.