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Los 8 problemas de salud más frecuentes en verano (y cómo tratarlos)

Hace semanas que el verano ya ha entrado de forma oficial, marcando el comienzo de los largos y soleados días. Jornadas más largas que invitan a hacer actividades para aprovechar al máximo esta temporada. Pero también es un buen momento para tener en cuenta algunas precauciones generales de salud.

Aunque la mayoría de nosotros ya tenemos bien integradas algunas medidas como la importancia de mantenernos hidratados o usar protector solar durante los meses más cálidos, la insolación y las quemaduras solares no son los únicos problemas de salud que aparecen sobre todo durante el verano. 

El calor, el mar o las piscinas y la vida al aire libre aumenta el riesgo de infecciones y enfermedades como:

Otitis externa (conocida también como otitis del nadador)

Aparece una infección en la piel del conducto auditivo externo. Se produce sobre todo durante el verano por el mayor contacto con agua de piscinas y playas. Para prevenir, la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) aconseja secar la parte externa del oído y la entrada del conducto al salir del agua, usar tapones o gorros de baño, no usar bastoncillos ni espráis que puedan cambiar el pH de la piel del conducto o acudir al otorrinolaringólogo en caso de que haya molestias y síntomas.

Infecciones cutáneas

Pie de atleta, que engloba distintos procesos de infecciones, tanto por hongos como por bacterias, muestra más los síntomas en verano, que es cuando aumentan las condiciones de temperatura y humedad. Lo mismo ocurriría con las manchas blancas que aparecen en el tronco, que son más visibles con la piel bronceada y que necesitan un grado de humedad y temperatura de unos 30-32ºC para proliferar. 

Otra infección común es la vulvovaginitis por Cándida, que se calcula el 90% de las mujeres la sufren al menos una vez en su vida. Aunque este hongo forma parte de la flora normal de la vagina y del tubo digestivo, en verano los episodios de vulvovaginitis aumentan con el aumento de la humedad y la temperatura (llevar el bañador húmedo durante mucho tiempo).

Deshidratación

Es uno de los problemas más habituales que se producen en verano. Aparece cuando el cuerpo pierde más agua de la que ingiere. La falta de líquidos en el cuerpo puede hacer que nos sintamos mareados, con la boca seca. En los días calurosos y soleados, cuando sudamos más de lo normal, es importante beber mucha agua para mantenernos hidratados, incluso antes de tener la sensación de sed. Debemos prestar atención a la sed extrema, la fatiga, la boca seca, los mareos o la irritabilidad porque pueden ser una señal de que estamos deshidratados. 

Picaduras de insectos

Mosquitos, moscas, avispas y varios tipos de hormigas tienden a prosperar en climas cálidos y húmedos. Con suerte, si no somos alérgicos, pasaremos con una molestia cutánea, con sensación de picor y ardor en la zona, rojez e hinchazón. Pero si somos alérgicos, lo más probable es que el dolor vaya más allá y aparezcan reacciones exageradas como ampollas, mareos, dificultad para respirar, náuseas, etc. En estos casos es importante buscar atención médica de inmediato.

Usar repelente de insectos o, incluso con el calor, usar camisetas de manga larga nos ayudará a mantenerlos un poco más lejos. Aunque muchas veces es inevitable, lo mejor es no rascar la picadura porque tardará más en desaparecer y nos dejará una marca. En lugar de rascar es preferible usar un gel refrescante para aliviar el picor.

Golpe de calor

Esta afección médica grave hace que la temperatura central del cuerpo aumente. Igual que la fiebre, las temperaturas corporales extremadamente altas pueden provocar daños permanentes. Puede ocurrir tras una exposición prolongada a un calor excesivo (trabajar o hacer ejercicio físico al aire libre). Algunos signos que nos deben alertar son confusión, respiración corta y rápida y pulso rápido.

Quemaduras solares

Se producen cuando pasamos demasiado tiempo expuestos a la radiación ultravioleta (UV) del sol. Afecta a los tejidos vivos como la piel, quemándola y volviéndola roja e irritada y, en ocasiones, con ampollas. En el caso de quemaduras graves, la piel puede incluso hincharse y empezar a desprenderse. 

Aunque las personas con un tipo de piel más clara son más propensas a sufrir quemaduras, todo el mundo debe prevenirlas con protectores solares. La mayoría de las veces una quemadura solar mejora por sí sola a medida que pasan los días. Pero deberemos buscar atención médica si tenemos fiebre, dolor de cabeza y dolor. Debemos tener presente que las quemaduras solares también aumentan el riesgo de cáncer de piel. 

La mejor manera de prevenir el daño solar es aplicar protector SPF 50, unos 15-25 minutos antes de la exposición al sol para permitir que la piel absorba el protector. Además, deberemos evitar la exposición al sol en las horas centrales del día (de 11 de la mañana a 4 de la tarde).

Gastroenteritis

Temperaturas más cálidas y una mayor actividad al aire libre (picnics, barbacoas, etc.) son unos perfectos aliados para que las bacterias patógenas como Staphylococcus aereus proliferen en nuestros alimentos y en el agua. Los síntomas de intoxicación alimentaria, que pueden ser de leves a graves, suelen incluir vómitos, dolor abdominal, diarrea, fiebre y dolores de cabeza. 

Es importante asegurarnos de que los alimentos están preparados y almacenados de manera adecuada para evitar el crecimiento de bacterias. Limpiar, separar, cocinar y enfriar son los principios básicos de la seguridad alimentaria. 

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