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La pandemia del coronavirus ha dado lugar a un nuevo escenario laboral para muchas personas, cuyo hogar se ha convertido en su puesto de trabajo. Y, pese a que con la relajación de las medidas impuestas por el gobierno para mitigar la propagación del virus muchos trabajadores han podido volver a su lugar habitual de trabajo, otros continúan en casa.
Los beneficios son varios, como la integración familiar y laboral, la reducción de la fatiga y la mejora de la productividad. Sin embargo, han aparecido algunos problemas nuevos que, en muchos casos, pueden pasar desapercibidos.
El sedentarismo, la otra cara de la pandemia
Según una exhaustiva revisión, la difusión de los límites físicos y organizativos entre el trabajo y el hogar puede afectar de manera negativa la salud física (y mental) de una persona a causa de jornadas muy largas (el tiempo que se destina al trabajo ha aumentado aproximadamente una hora y media en casa, según un estudio), falta de delimitación entre el ámbito personal y profesional y más sedentarismo.
No tener que salir de casa, aunque tengamos que conectarnos para hacer videoconferencias, ha modificado nuestras rutinas diarias. Y esto se ha traducido en una nueva forma de vestir y de calzar. Nuestros pies se han convertido en otra de las víctimas del sedentarismo: nos movemos menos y, además, lo hacemos mal.
Algo que han notado los podólogos. “Ha sido muy llamativo el aumento de consultas con problemas en los pies post-confinamiento que hemos visto”, admite Javier Pascual Huerta, podólogo, Doctor por la Universidad Complutense de Madrid y director de la Revista Española de Podología, que edita el Consejo General de Colegios Oficiales de Podólogos.
Los problemas en los pies por la falta de movimiento
Con el teletrabajo y el confinamiento, los españoles han caminado menos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo recomendable para mantener una buena salud es realizar cerca de 10.000 pasos al día, lo que equivaldría a una caminata de una hora y media aproximadamente o recorrer unos siete kilómetros.
Con el teletrabajo, esta cifra ha disminuido 7.000 pasos de media, lo que supone un 49% menos que el año anterior.
Además de revelar una menor actividad física, los datos muestran que lo hemos hecho mal y que hemos adoptado malos hábitos a la hora de estar por casa.
En noviembre de 2020 el Colegio Oficial de Podología de la Comunidad de Madrid (COPOMA) alertaba ya que, a consecuencia del confinamiento y la limitación en la movilidad, las consultas de podología estaban atendiendo multitud de patologías en personas diabéticas. Este grupo de pacientes es especialmente vulnerable porque tiene heridas en el pie en forma de úlceras.
Estos pacientes necesitan sistemas de descarga específicos en forma de plantillas, férulas o botas especiales. “Durante el confinamiento hemos visto cómo han reducido su uso o no los han usado al estar en casa”, admite Javier Pascual, que afirma que “muchos de estos pacientes empeoraron sus heridas de forma mucho más severa, incluso en algunos casos acabaron con infecciones o amputaciones en las piernas”, en situaciones muy extremas.
También se han visto los efectos del deporte tras un periodo de inactividad. “Los pies no estaban preparados para soportar una carga tan fuerte y constante a la que fue sometida durante las primeras semanas post-confinamiento”, reconoce el experto.
Esto llevó a la aparición de lesiones en forma de “dolores metatarsales por sobrecarga, fascitis plantar y fracturas de estrés en los huesos metatarsales y lesiones en el Tendón de Aquiles en corredores”.
Qué podemos hacer para cuidar nuestros pies en casa
Los podólogos aconsejan no olvidar la salud de nuestros pies nunca, ni siquiera cuando estamos en casa. Mantenerlos en forma es fácil siguiendo estos sencillos consejos:
- No abusar del calzado de estar por casa porque no ofrece la protección y amortiguación en la zona de la planta del pie. “Creemos que el dolor en el talón durante el confinamiento puede estar relacionado con la falta de amortiguación que tiene el calzado de ir por casa porque no está preparado para pasar mucho tiempo de pie”, afirma Pascual. Este calzado solo está indicado como calzado de transición en casa: ir a la cama, al despertar, etc.
- Evitar las chanclas o zapatillas abiertas porque forzamos nuestros pies y pueden aparecer posibles anomalías. Es recomendable, según COPOMA, calzarnos como lo hacemos de manera cotidiana para evitar que los pies pierdan la costumbre. De no hacerlo, es posible que cuando volvamos a la normalidad suframos algún tipo de problema.
- Mantenernos activos: podemos realizar ejercicios que nos ayuden a fortalecer los pies, como subir y bajar escaleras (podemos usar un pequeño taburete si no tenemos escaleras). Los expertos aconsejan también realizar sentadillas, poniéndonos de puntillas y flexionando las piernas hacia arriba y abajo con la espalda recta. Ir a pata coja también nos ayudará a fortalecer piernas y pies.
- Llevar una adecuada alimentación: el consumo de agua y productos como la canela, la cayena o la pimienta, así como la vitamina E, K y C potencian una circulación favorable. Sin embargo, debemos reducir el consumo de carne roja, alcohol, tabaco o cafeína.
¿Es bueno ir descalzos por casa?
Pascual Huerta afirma que lo importante es mantener un equilibrio. Ir descalzos es beneficioso porque nos ayuda a mejorar la flexibilidad y la fuerza de músculos y ligamentos del pie. Pero debemos “hacerlo de forma controlada y durante periodos cortos de tiempo”. Ir descalzos sobre superficies duras durante mucho tiempo puede provocar la aparición de alteraciones en el pie como dolor en el talón, en el metatarso y lesiones en los tendones, entre otras.
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