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Las cinco señales para reconocer un melanoma en nuestra piel

El melanoma de piel es uno de los tumores que más está aumentando en los países occidentales (en España se diagnostican cada año más de 6.100 casos nuevos). La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) atribuye este aumento sobre todo a un cambio en los hábitos de exposición solar y a una mayor concienciación de la población a la hora de acudir al especialista.

Como recuerdan de manera reiterada los dermatólogos, la mejor manera de prevenir esta enfermedad es hacer una exposición responsable al sol, con el uso de un factor protector alto, sobre todo en verano.

Distintos tipos de melanoma

El melanoma puede aparecer en la piel de muchas formas:

  • Una peca que cambia de apariencia
  • Una mancha que parece un lunar nuevo o una mancha de la edad, pero que se ve distinto a las demás.
  • Un lunar con un borde irregular que crece
  • Una llaga
  • Una línea vertical de color marrón oscuro o negro debajo de una uña de la mano o el pie
  • Una especie de parche de piel que crece poco a poco y que se asemeja a una cicatriz

Los ABCD del melanoma

Las primeras cinco letras del alfabeto son una guía que nos ayudan, con un autoexamen de cualquier parte de la piel (no solo las expuestas al sol), a reconocer los signos de que pueda tratarse de un melanoma:

  • A de asimetría: muchos de los melanomas tienen una forma asimétrica. Si dibujamos una línea recta en medio de la lesión, las dos mitades no coinciden, por tanto, no se trata de un lunar común redondo y ovalado.
  • B de bordes: los bordes del melanoma tienden a ser desiguales e irregulares, similares a una mancha que se extiende. Los bordes de un lunar común, en cambio, tienden a ser suaves y uniformes. 
  • C de color: si aparecen múltiples colores puede ser una señal de advertencia (marrón, negro, etc.). A medida que crece puede adoptar tonos rojos, blancos o azules. Los lunares benignos suelen ser de un solo tono marrón.
  • D de diámetro: otra señal de advertencia es si un lunar tiene un tamaño de unos seis milímetros. 
  • E de evolución: cualquier cambio en el tamaño, la forma, el color o espesor, o cualquier síntoma nuevo, como picazón, puede ser una señal de advertencia de melanoma. 

Otros cambios que pueden indicar melanoma son dolor, picazón o sangrado en un lunar o una mancha nueva en la piel. Debemos tener presente que identificar un posible cáncer de piel no es fácil y no todos los melanomas siguen las mismas reglas. También puede suceder que no muestren ninguno de los signos de advertencia típicos. 

Según la Fundación del Cáncer de Piel, un 20-30% de los melanomas se desarrollan en lunares existentes, mientras que un 70-80% surgen en la piel aparentemente normal. Lo primordial es estar atentos y consultar siempre que detectemos cualquier anomalía en nuestra piel porque el melanoma es muy tratable cuando se detecta temprano.

Melanoma, un cáncer con distintos grados

Hay, según la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), distintos sistemas que nos permiten evaluar los estadios en los que se encuentra el melanoma. El sistema de la American Joint Committee on Cancer (AJCC) es el más reciente y usa la clasificación TNM:

  • La letra T se usa para clasificar la extensión del tumor y la profundidad en la que penetra el melanoma en la piel. Va de T1 (si el tumor está a 1 milímetro) a T4 (cuando alcanza una profundidad de 4 mm.). 
  • La letra N hace referencia a la existencia o no de adenopatías tumorales: N0 para los casos en los que no hay y N1 a N3 para indicar el número de afectaciones que tiene.
  • La letra M indica la posible presencia de metástasis: M0 indica que no hay y M1 indica que sí hay metástasis y que ha podido llegar a la piel o el músculo (M1a), al pulmón (M1b), a otros órganos excluyendo el sistema nervioso (M1c) o al sistema nervioso (M1d).

Cómo podemos prevenir el melanoma

Aunque no existe una forma comprobada de prevenir por completo el melanoma, sí es posible reducir el riesgo. Además de examinar la piel con periodicidad es importante seguir estos consejos:

  • Evitar la exposición al sol durante las horas centrales del día (de 11 de la mañana a 4 de la tarde), sobre todo en verano. El daño solar se acumula con el tiempo, por lo que es importante reducir la exposición al sol y evitar quemaduras solares.
  • Usar un protector solar de amplio espectro contra los rayos UVA y UVB y resistente al agua.
  • Llevar ropa que nos proteja del sol, como camisetas de manga larga o sombrero de ala ancha.
  • En la arena o en la nieve debemos prestar especial atención a los rayos del sol porque aumenta la posibilidad de sufrir quemaduras.
  • Evitar el bronceado artificial.

Como advierte la Academia Estadounidense de Dermatología (AAD), cada vez que nos bronceamos, dañamos nuestra piel. A medida que aumenta este daño, el envejecimiento de la piel se acelera y aumenta el riesgo de todos los tipos de cáncer de piel, incluido el melanoma, considerado la forma más grave de cáncer de piel.

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