Se me seca la piel en invierno, ¿cómo puedo cuidarla?

El clima frío, con su baja humedad relativa, acaba afectando a nuestra piel y la vuelve más seca y escamosa.

Marta Chavarrías

19 de diciembre de 2024 22:12 h

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¿Sientes mucho picor, la piel seca y tirante? Uno de los principales culpables, aunque no el único, puede ser el tiempo. El clima frío, con su baja humedad relativa, acaba afectando a nuestra piel y la vuelve más seca y escamosa. Tanto si pasamos muchas horas al aire libre como si somos de los que nos acurrucamos en el sofá para evitar el frío, la baja humedad, el viento helado y el calor seco del interior de las casas pueden agotar la humedad natural de nuestra piel. Y es que el contenido de agua de la epidermis, la capa más externa de la piel, tiende a reflejar el nivel de humedad que la rodea.

Lo demuestran estudios como esta investigación publicada en British Journal of Dermatology, según la cual el clima más frío y seco puede influir en la sequedad de la piel, especialmente en sus niveles de hidratación y textura. 

El resultado es, muchas veces, una dolorosa e incómoda sensación de picor que se agudiza durante estos meses de invierno y que, en algunos casos, puede provocar afecciones cutáneas como el eccema, en forma de manchas rojas. Es probable que notemos una sensación de tirantez en la piel, sobre todo después de ducharnos, picor que a veces puede ser intenso e incluso la aparición de unas líneas finas o grietas en la piel, además de enrojecimiento.

Consejos para proteger la piel del frío

El cuidado de la piel seca en invierno implica una combinación de cambios de hábitos, uso de determinados productos y una lectura atenta de las etiquetas de los ingredientes. ¿Cómo debemos tratarla? Desde la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) aconsejan:

  • Hidratar la piel a diario varias veces al día:

La hidratación es fundamental en todos los casos, pero más en aquellas personas que tienen algún tipo de dermatosis, como dermatitis atópica o psoriasis. Aunque no es necesario cambiar los productos de cuidado de la piel según la temporada, sí que es recomendable considerar cambiar la loción de verano por una crema a base de lanolina o urea y minimizar otros ingredientes que pueden irritar la piel y resecarla aún más. Tal vez, si normalmente usas una loción ligera, es momento de probar con una crema más espesa, al menos para las zonas donde la piel está más seca. Lo mejor, a la hora de hidratar, es hacerlo después de la ducha, cuando la piel aún está un poco húmeda, porque ayuda a retener la humedad antes de que se evapore.

  • Evitar el lavado excesivo de manos:

El lavado excesivo de manos puede privar a la piel de sus factores hidratantes naturales y provocar dermatitis. El uso de guantes o cremas puede atenuar este efecto al actuar como barrera.

  • Evitar el uso de productos agresivos tanto para la cara como el cuerpo:

A la hora de pensar en qué productos usar, lo mejor es optar por productos suaves y testados dermatológicamente, que no sean irritantes. Debemos tener en cuenta que la piel seca implica que la barrera cutánea está algo alterada, lo que supone que los alérgenos ambientales y los irritantes pueden causar más daños y reacciones. Por tanto, a la hora de seleccionar un producto, debemos mirar la etiqueta y buscar ingredientes que sean adecuados para la piel seca, como el ácido hialurónico y la glicerina. 

  • Tener cuidado con la temperatura del agua cuando vayamos a ducharnos:

Aunque es muy agradable estar bajo una ducha de agua caliente y humeante cuando hace frío, esto solo empeora más las cosas si tenemos la piel seca, sobre todo porque absorbe más grasa y humedad de nuestra piel, lo que aumenta la posibilidad de que se seque. El agua demasiado caliente también puede provocar inflamación y alterar la barrera cutánea, lo que empeora la sequedad de la piel. Lo más recomendable es la ducha con agua tibia, no más de una vez al día, para evitar la deshidratación de la piel. Una limpieza excesiva elimina los humectantes naturales de la piel. Además, estas duchas no deben ir más allá de los cinco a diez minutos porque, en exceso, puede eliminar gran parte de la capa oleosa y hacer que la piel pierda humedad. 

  • Proteger labios:

Los labios también sufren los efectos del frío, por tanto, es importante cuidarlos e hidratarlos de la luz ultravioleta. Además, es clave evitar exponerte demasiado al sol y al viento y, de forma especial, no lamerte los labios: aunque puede aligerar el malestar por un momento, solo empeorará los labios agrietados.

  • Protegerse del frío con guantes y ropa de abrigo:

Esto es especialmente recomendable para aquellas personas con sensibilidad al frío y que tienden a sufrir sabañones.

  • Exfoliar en la medida justa:

Los meses de invierno exigen un cambio en la rutina de exfoliación, mejor si es química y suave, en lugar de una exfoliación física, ya que puede ser excesiva durante los meses fríos al ser más agresiva para las pieles sensibles. 

  • Evitar el cambio brusco de temperatura:

El contraste térmico aumenta la aparición de capilares dilatados, esa especie de araña vascular, en la cara. En estos casos, lo más recomendable es usar principios activos como la vitamina C, el ácido retinoico, el ácido glicólico e hidroxiácidos; en cambio, deben evitarse productos con alcohol, conservantes o perfumes.

Medidas más allá de cremas, ungüentos y temperaturas

El cuidado de la piel seca va más allá del uso de ciertas cremas y de prevenir duchas demasiado largas. Lo que comemos también nos ayuda a mantener una piel más saludable durante estos meses, especialmente el consumo de vitamina C, antioxidantes y agua. Por el contrario, el tabaco y el alcohol no harán más que acentuar el problema, por lo que es recomendable evitarlos.

Si tenemos la piel más seca en invierno también es importante elegir fibras naturales como el algodón y la seda para vestir, que permiten que la piel respire. La lana, aunque es natural, puede irritar más la piel. A la hora de lavar la ropa, lo mejor es hacerlo con detergentes sin colorantes ni perfumes, ya que ambos pueden irritar la piel. 

Otra medida que no debemos pasar por alto, aunque solemos hacerlo, es la protección de la piel de los rayos solares. Bajar la guardia no nos ayudará a evitar que se nos reseque la piel, por tanto, durante estos meses tenemos que usar un protector solar si estamos al aire libre durante periodos prolongados.

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