Durante estos años han proliferado los productos o servicios de bajo coste en numerosos sectores: vuelos, gasolineras, hoteles, operadores telefónicos, etc. Presumir de lo mucho que nos costó un producto o servicio pasó a la historia y las empresas lo saben; en consecuencia, han hecho todo lo posible por sacar al mercado productos 'low cost'.
Lo barato sale caro, nadie da duros a cuatro pesetas… Son algunas de las frases populares que se escuchan cuando alguien presume de haber encontrado un buen precio para cualquier producto. Pero no siempre tiene razón el que la dice y la crisis ha demostrado que muchas veces es posible ajustar el presupuesto familiar sin perder demasiadas prestaciones.
Ahora la tendencia a exprimir los márgenes para hacer los bienes asequibles al consumidor llega al mundo de los seguros: estamos en la época de los 'seguros low cost', que llegan al coche y al hogar. ¿Cómo se puede ofrecer productos tan baratos? ¿Son peores estas pólizas que las tradicionales? Este artículo trata de responder a estas preguntas respecto a los seguros de automóvil.
Operar por internet ahorra costes
El precio que ofrecen las aseguradoras 'low cost' puede llegar a ser la mitad del que fijan las tradicionales. La cuestión es cómo pueden estas empresas ganar dinero y a la vez ofrecer servicios adecuados a sus clientes. Una de las claves es que operan a través del teléfono y de internet, con lo cual se ahorran la amplia red de oficinas, comerciales, intermediarios y vendedores con la que sí cuentan las otras compañías. Esto supone un ahorro notable en costes.
Además, suelen ofrecer descuentos a quienes se dan de alta on line en vez de utilizar el teléfono, pues de esta manera todo el trabajo lo hace el asegurado y se ahorran, de nuevo, costes en personal. La gente autogestiona su seguro. Hay quienes valoran el contacto directo, el trato personal, el consejo de un experto, la seguridad de poder ir a la oficina a reclamar o a consultar. Pero también es cierto que muchos clientes, sobre todo los más jóvenes, ya están acostumbrados a hacer todo on line y para ellos, fundamentalmente, están diseñados estos productos.
¿Quién está detrás de estas compañías?
A veces, da cierto reparo contratar un seguro con empresas desconocidas, nuevas, que parecen tener poca experiencia frente al renombre con el que cuentan las grandes aseguradoras. Lo cierto es que muchas de estas compañías de bajo precio tienen el respaldo de grupos líderes en el mercado asegurador, pues son filiales de grandes empresas españolas o extranjeras. Verti, de capital 100% español, opera de la mano de Mapfre desde el año 2011.
Balumba, con sede en Sevilla, es la marca española de Admiral Group, líder en el sector a través de venta directa en Reino Unido. Y Línea Directa Aseguradora, lanzó al mercado su filial barata Nuez. Generalmente, cuentan con una extendida red de talleres y un amplio servicio de asistencia en carretera que ponen a disposición de sus clientes.
Entonces, ¿dónde está el truco?
En la práctica, aseguradoras tradicionales y 'low cost' ofrecen las mismas coberturas en sus seguros. La cuestión es hasta dónde llega esa cobertura. Es frecuente que en el contrato que firman con el cliente, las compañías de bajo coste reduzcan considerablemente el importe de las indemnizaciones. Cuando el siniestro es grave, el dinero que pagan por invalidez o fallecimiento del conductor o por asistencia sanitaria es muy reducido respecto al que ofrecen pólizas más caras.
Lo mismo sucede con el importe de la defensa jurídica o con los servicios que incluye la asistencia en carretera. En caso de accidente grave, el propietario del vehículo tendrá que hacerse cargo de gastos, que pueden ser muy elevados. Evidentemente, no tendremos la misma defensa jurídica si está fijada en 3.000 euros por siniestro que si se limita a 600 euros. Y lo mismo sucede con el resto de las coberturas. Por tanto, siempre es conveniente leer la letra pequeña del seguro para evitar sorpresas negativas en caso de siniestro.
¿Cuál elegir?
Lo bueno de los seguros de bajo coste es que son más flexibles; el propietario del vehículo puede despojarse de coberturas que considera superfluas y que probablemente no utilizará. Hay seguros muy básicos con los que el cliente simplemente busca cumplir la ley. Si vive en una ciudad pequeña y no utiliza el vehículo para recorrer largas distancias, probablemente puede prescindir de servicios como la asistencia en carretera.
Si considera que por el uso que hace del coche es muy poco probable que tenga un accidente de gravedad, quizá no sea necesario pagar demasiado por una póliza con cobertura extra para el conductor. Es decir, hay quien solo necesita el seguro obligatorio y, en este caso, la póliza 'low cost' le puede ser de gran ayuda. Si además el propietario del vehículo está acostumbrado a realizar gestiones por internet y no da especial relevancia al trato personal, el de bajo coste es su seguro.
Ojo: la póliza 'low cost' puede ser más cara que la tradicional
Aunque parezca una paradoja, el seguro de bajo coste puede llegar a valer más que el que se contrata con otras compañías. En el momento en que el cliente añada coberturas o quiera obtener las mismas indemnizaciones que en las compañías tradicionales, el precio de las low cost puede ser superior.
También conviene comparar lo que ofrece cada seguro el primer año con los siguientes, pues es posible que a la larga compense contratar con una aseguradora convencional. En este caso sí se podría aplicar el refrán con el que empezaba el artículo: lo barato sale caro.
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