Cómo arrancar tu coche a temperaturas bajo cero

Un coche bajo la nevada en Getafe.

Jordi Sabaté

12 de enero de 2021 22:15 h

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Debemos evitar por todos los medios coger el coche estos días de ola de frío y temperaturas nocturnas, e incluso diurnas, por debajo de 0ºC. Pero si no nos queda más remedio que conducir, debemos saber que tal vez nuestro automóvil no esté de acuerdo y no arranque. 

¿La razón? No es otra que la batería. Si la hemos cuidado mal, si es vieja, si el coche llevaba ya varias semanas antes de la nevada, y la consiguiente helada, sin arrancar, tenemos no pocos números para que nuestra batería haya muerto. Entonces no nos quedará otra alternativa que llamar al seguro para que nos mande una grúa. 

Ahora bien, que el coche no arranque o tarde en arrancar puede deberse también a las bajas temperaturas, sobre todo de noche si alcanzan los -10ºC y en coches diésel. En tales casos con tiento, paciencia y método podremos arrancar el coche. 

No deben preocuparnos en principio los líquidos del auto, puesto que si usamos calidades medias y altas de líquido de frenos, de anticongelante y de aceite, podremos resistir temperaturas entre -15 y -25 ºC. Si hemos usado líquidos de mala calidad sí podemos tener algún problema, aunque siempre en temperaturas por debajo de los -10ºC. 

En cuando al combustible, si bien el gasoil en condiciones inferiores a 10ºC negativos puede espesarse y no quemar correctamente, está preparado para resistir hasta 30ºC bajo cero a base de aditivos. La gasolina, en este sentido, presenta menos problemas al tener una temperatura de congelación por debajo de los -100ºC. 

Cómo arrancar un coche de gasolina

En todo caso, en estas condiciones nuestro primer objetivo será el arranque, dado que los componentes mecánicos estarán extremadamente fríos, lo que aumentará su fricción al encontrarse el aceite en condiciones no óptimas de lubricación, y es posible que los circuitos eléctricos no funcionen a tan baja temperatura

El primer paso será retirar la nieve o hielo, si los hay, que nos impide acceder al interior del coche; si la cerradura está bloqueada por el hielo, probaremos con sal, alcohol o, si podemos, calentaremos la llave. Una vez dentro, bien abrigados, deberemos usar el modo manual, con llave, para encender el coche. Será la primera verificación de la batería. Si enciende, procederemos pisar el embrague para evitar la fricción de los componentes, y sin poner marchas a girar la llave e intentar arrancar durante cinco segundos. 

Si arranca, bien, si no, devolveremos la llave a su estado original y esperaremos quince segundos, tras los cuales repetiremos la operación. Si a la cuarta ocasión no ha arrancado, esperaremos dos minutos antes de repetir la operación. Si entonces tampoco arranca, nos queda un último recurso: calentar manualmente la batería. 

Para ello, abriremos el capó y colocaremos sobre ella una manta o toalla por la que previamente habremos pasado una plancha muy caliente, de modo que podamos transmitir ese calor a la batería. Dejaremos la manta o toalla unos minutos hasta que se enfríe y trataremos de arrancar de nuevo. Tras esta última repetición sabremos si la batería está en buen estado o ha muerto. 

Una vez el coche esté encendido, lo mantendremos al ralentí, sin poner marchas y activaremos la climatización interna al máximo, con la posición de aire caliente contra el parabrisas, hasta que se descongele el hielo. Después estaremos unos segundos más dando suavemente gas para calentar los circuitos y una vez acondicionado, ya podremos poner las marchas y maniobrar para poner las cadenas. 

Cómo arrancar un coche diésel, híbrido y eléctrico

En el caso de coches diésel la operación será, paradójicamente, más sencilla, pues el arranque de estos está condicionado por un calentamiento previo de los tubos de inyección, lo cual garantiza que los calentadores nos aclimatarán el motor en un primer momento, aunque si la batería está muerta, nada podremos hacer. 

Así, giraremos la llave sin llegar a encender el motor, y la dejaremos unos cinco segundos; la devolveremos a su posición original y repetiremos la operación cuatro o cinco veces, para asegurarnos de que los calentadores han ayudado a elevar la temperatura del motor. Entonces procederemos a encender, aclimatar y colocar las cadenas. 

En el caso de híbridos y eléctricos, contamos con la ventaja del arranque previo de los componentes eléctricos merced a la batería, pero con la desventaja de que bajo cero los circuitos eléctricos trabajan muy mal. Si funcionase, nos permitiría climatizar el coche y calentarlo antes de arrancar el motor de gasolina, que lo haría con mayor facilidad. 

Si no funcionase, deberíamos actuar como en el apartado del motor de gasolina y tratar de arrancar manualmente. El caso de los eléctricos presenta la ventaja de los sistemas calefactores de la batería, que suelen tener un programa específico para calentar el coche previamente al encendido en estos casos, aunque en este tipo de vehículos se recomienda siempre que duerman bajo techo. 

Y una vez arrancado el coche, sea el que sea, siempre recordar poner las cadenas; es obligatorio y las multas por no hacerlo pueden alcanzar los 200 euros. 

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