David, socio y lector de eldiario.es, nos hace la siguiente petición en un correo electrónico: “estoy harto de leer comentarios a favor y en contra del del famoso Josep Pàmies; ¿os atrevéis a poner un poco de cordura en medio? Estevia, Kalanchoes, MMS, etc.” Al tiempo, otro socio se quejaba ayer en los comentarios de una noticia nuestra: “El señor Josep Pàmies ha sido duramente criticado por la industria farmacéutica y medios televisivos como LaSexta, en el programa de Expediente Marlasca, a través de una ”falsa“ entrevista: el presentador cargó contra el invitado como si se tratara de un terrorista, en ocasiones con música de fondo de intriga”.
El polémico activista y defensor de las medicinas pseudocientíficas Josep Pàmies tiene en efecto una gran repercusión mediática, con defensores y detractores de sus tesis. Él expone dos armas principales en su batalla por una medicina alternativa que su círculo sitúa fuera del entorno de poder de la industria farmacéutica: las hojas de stevia y el dióxido de cloro.
Aduce que ambas tienen un gran poder curativo y que si se las prohíbe es por presiones de la industria farmacéutica y debido a “la clase política corrompida que nos gobierna”, en sus propias palabras. No obstante, cabe destacar que ninguno de estos dos remedios han sido inventados por él y son ampliamente usados en otros países, ya sea de forma legal o no, además de contar con defensores en todo el mudo.
Sin ánimo de alimentar la polémica sobre la figura de Josep Pàmies, creemos que la mejor manera de abordar la veracidad o falsedad de sus tesis es buscando qué dice la ciencia sobre cada uno de estos productos y los motivos por los que están prohibidos. Empecemos por el MMS (acrónimo de Suplemento Mineral Milagroso) o dióxido de cloro.
Suplemento Mineral Milagroso o MMS
El MMS se supone un descubrimiento del ingeniero industrial Jim Humble que tras una expedición por los bosques de la Guayana en 1996, contrajo la malaria. Al parecer, Humble habría diluido una pequeña porción de lejía (3,5%) en el agua de consumo para potabilizarla (hipoclorito sódico) y esta, en un ambiente ácido habría reaccionado oxidándose a dióxido de cloro, el MMS.
Según Humble, la ingesta de este agua no solo eliminó los efectos de la malaria sino que también borró cualquier rastro del parásito tanto en el como en el resto de su equipo. A partir de aquí Humble se convirtió en el profeta del MMS en Estados Unidos, descubriendo que sus efectos se extienden supuestamente sobre múltiples enfermedades, desde la diabetes a algunos tipos de cáncer, pasando por el VIH y todo tipo de enfermedades autoinmunes, e incluso el autismo.
El MMS tiene la gran ventaja de que es sumamente barato de fabricar y se puede hacer en casa, de modo que según sus defensores el problema es que constituye una amenaza para el negocio de las farmacéuticas. Así lo cree el propio Pàmies y lo afirma en su blog, donde explica cómo fabricarlo. Por otro lado, es cierto que Humble abandonó en su momento Estados Unidos y se trasladó a México ante la presión de las autoridades para que desistiera en su difusión del MMS.
Por este motivo este “remedio” está muy difundido en Latinoamérica, donde Humble incluso fundó una iglesia, la Iglesia Génesis II de la Cura y la Sanación, basada en su uso. El motivo último era ampararse en la libertad de culto para poder usar el MMS como medicamento. Aunque en España el uso del MMS no es tan común, tiene en Pàmies y en el ingeniero Andreas Kalcker a sus defensores máximos. También la monja y médica Teresa Forcades se ha mostrado partidaria de la investigación al respecto, si bien ha matizado que sus efectos positivos no están confirmados.
No obstante, el neurobiólogo y catedrático de la Universidad de Salamanca José Ramón Alonso advierte desde su blog que el MMS es una sustancia razonadamente prohibida por las principales oficinas de sanidad y salud de los países del mundo, como la FDA norteamericana, la Agencia de Salud de Canadá o la Agencia del Medicamento Europea. Para su comercialización debería pasar los controles de estos organismos, demostrando su eficacia mediante estudios que avalen sus beneficios.
No existen tales estudios por el momento, al menos a nivel de universidades y laboratorios reputados, por lo que no es posible que obtenga la autorización de comercialización en ningún país. No obstante, existen tutoriales como el de Pàmies explicando cómo elaborarlo, ya que es sencillo, y algunos fabricantes que lo venden por internet en oscuras páginas, pero también en otras mucho más populares.
Según el doctor Alonso: “Beber la cantidad indicada por los vendedores en las etiquetas del MMS puede causar náuseas, vómitos, dolores de estómago, diarrea, irritación en los ojos, fallo renal, hemolisis, problemas respiratorios o síntomas de una deshidratación grave que puede llevar a una hipotensión mortal”.
“Cuando las personas que han comprado el MMS mencionan con una preocupación lógica estos síntomas a las personas que les han vendido el producto”, prosigue Alonso, “la respuesta es alucinante: para ellos esas señales de daño corporal son, en realidad, «la prueba de que el MMS está funcionando».” Finalmente Aloso señala que “Naren Gunja, director del Centro de Información sobre Envenenamientos de Nueva Gales del Sur (Australia) indicó que usar este producto es «algo parecido a beber lejía concentrada»”.
Stevia
El caso de la stevia (Stevia rebaudiana), una planta originaria de las zona norte de Argentina y Paraguay, el conflicto por su comercialización es más complejo, ya que en realidad la planta sí se comercializa industrialmente, pero como edulcorante en polvo del que se usan solo algunos de sus componentes. En concreto los glucósidos inactivos o moléculas similares a la glucosa pero que no tienen incidencia en el índice glucémico ni se absorben en el metabolismo.
Es decir que trabajan como edulcorantes naturales: ni aportan azúcar ni calorías, lo que los hace ideales para diabéticos, por ejemplo, como para personas que no desean engordar por la ingesta de glucosa. Ahora bien, según Pàmies y otros defensores de la medicina alternativa, la stevia consumida en infusiones de su hoja ayuda a superar no solo la diabetes sino muchas otras enfermedades. Él mismo la cultiva en España a pesar de estar su cultivo y comercialización en una especie de contradicción legal, tal como más adelante aclara la especialista Beatriz Robles.
Lo cierto es que según la química Deborah García Bello, no se ha demostrado científicamente hasta la fecha ningún efecto beneficioso de las infusiones de hoja de stevia, lo que explicaría su no inclusión como medicamento. Es cierto que puede contribuir a la reversión de la diabetes de tipo 2 al evitar la ingesta de azúcar en personas adictas a este y así aumentar la sensibilidad a la insulina en enfermos recientes, pero es debido a su función de terapia sustitutiva, no palia la enfermedad por sus propiedades.
En cambio sí hay estudios sobre las infusiones de hoja de stevia que alertan sobre el peligro de incidir a largo plazo sobre la fertilidad (en ratones) y se constata que actúa como un depresor del sistema circulatorio, es decir que hace bajar la presión arterial. Estos hechos, junto a la dificultad de que una persona pueda controlar las dosis de stevia en una infusión, son motivos por los que algunos gobiernos no aprueban su comercialización, en especial en España.
No obstante sí es cierto que en otros países como Alemania se ha aprobado su venta al público, y de hecho las producciones de stevia españolas van destinadas principalmente al mercado alemán. Desde este se pueden comprar las hojas por internet. Incluso existe una sentencia que podría sentar jurisprudencia para legalizar su comercio en España.
Además, según nos comenta la experta en seguridad alimentaria Beatriz RoblesBeatriz Robles: “desde el el 16 de junio de 2017, una armonización a nivel comunitario concluyó que el uso de Stevia rebaudiana en infusión no es nuevo y por eso está permitida la comercialización de hojas de Stevia rebaudiana bertoni en las siguientes condiciones:
- La solicitud sólo se refiere a las infusiones de hierbas y frutas que contengan o que estén preparadas con hojas de Stevia rebaudiana Bertoni y destinadas a ser consumidas como tales. Se considera que tales usos no son nuevos.
- El uso de los extractos de las hojas de Stevia rebaudiana Bertoni como edulcorante o como aromatizante recae bajo el ámbito del Reglamento (CE) Nº 1333/2008, sobre aditivos alimentarios o del Reglamento (CE) Nº 1334/2008 sobre aromas, respectivamente“ (Traducción no oficial).
Esto significa que se puede comercializar la hoja solo cuando forme parte de una infusión pero se especifica que el uso como edulcorante sigue rigiéndose por el Reglamento 1333/2008. Por lo tanto sigue sin estar autorizada la venta de las hojas como edulcorante aunque sin duda es una vía para que finalmente se permita“.
Ahora bien, como hemos dicho, no hay estudios que avalen ningún tipo de propiedad curativa en la stevia.
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