Hace algunos años se pensaba que los niños que se criaban bilingües sufrían retraso porque el manejo de dos idiomas era un obstáculo en su desarrollo. Esto llevaba a algunos padres con idiomas maternos distintos a evitar que sus hijos aprendieran los dos.
Esta creencia fue desmentida por estudios que datan de los años sesenta, y que muy al contrario descubrieron que los menores bilingües tenían claras ventajas sobre los demás. Por desgracia, todavía se puede encontrar a gente que piensa que el bilingüismo no es deseable desde el punto de vista del desarrollo cognitivo.
Quizá, como reacción, en las últimas dos décadas se han multiplicado estudios sobre la “ventaja bilingüe”, la idea de que las personas que dominan varios idiomas también tienen mejor control ejecutivo, es decir, mejor capacidad para controlar su comportamiento y orientarlo a conseguir un objetivo, haciendo uso de sus capacidades mentales y controlando sus impulsos.
En pocas palabras, según estos estudios las personas bilingües son más inteligentes. Pero ¿realmente lo son? Aquí es donde empieza la controversia. En los últimos años han aparecido numerosos estudios que desmienten que ser bilingüe tenga ventajas en otras áreas del conocimiento no relacionadas con el lenguaje.
Qué es ser más inteligente
El proceso de aprender y dominar un idioma es como hacer sentadillas con el cerebro: un ejercicio que implica a todas las partes funcionales. Es necesario memorizar nuevas palabras, establecer conexiones con conceptos propios y nuevos, entender la lógica de la gramática y mejorar la percepción para poder entender a los hablantes. Si además quieres hablar con fluidez, todos estos procesos deben automatizarse.
No es de extrañar que este ejercicio intenso de nuestras neuronas sea capaz de aumentar el tamaño de determinadas partes del cerebro de forma medible. Un estudio sueco pudo comprobar que el giro frontal medio, una parte del lóbulo frontal del cerebro, crecía precisamente en las personas a quienes les costaba más trabajo dominar un idioma, lo que indica que el crecimiento de la materia gris era una adaptación para hacer frente a ese desafío.
Sin embargo no todas las habilidades cognitivas están relacionadas o mejoran con el bilingüismo. Los análisis de los últimos años, mucho más concienzudos, han comenzado a discernir las verdaderas ventajas de conocer más de un idioma, y desmentir algunas conclusiones precipitadas:
- Como es de esperar, los niños bilingües muestran una mayor capacidad verbal, especialmente a la hora de comprender frases (en cualquier idioma) mientras les distraen hablándoles por otro lado.
- Sin embargo, ser bilingüe no proporciona ventajas en las pruebas de control de interferencias, es decir, la capacidad de hacer un ejercicio visual o auditivo mientras te distraen. Esto se calcula midiendo el tiempo que tardas en responder, con o sin distracción.
- En un amplio estudio con adolescentes no se encontraron diferencias en la función ejecutiva entre bilingües y monolingües, sin embargo los bilingües tenían cierta ventaja en el uso de la memoria a corto plazo.
- Las ventajas de ser bilingües observadas en los niños y adolescentes desaparecen cuando se estudia a los adultos. Las personas bilingües adultas no tenían ventajas adicionales sobre las monolingües en la memoria de trabajo (a corto plazo), cambiar de tareas o el control inhibitorio (evitar distracciones).
- En las personas mayores, las que ya son bilingües no presentan ventajas en razonamiento no verbal, memoria de trabajo o espacial, control inhibitorio o resolución de problemas. Sin embargo sí que hay ventajas en su capacidad de atención cuando utilizan varios idiomas con frecuencia y en contextos distintos.
¿Qué se puede concluir de todo este lío? Como siempre, no hay una respuesta simple. Las capacidades cognitivas son un producto de muchas circunstancias: la edad, el entorno familiar, el poder adquisitivo, la cultura o la estructura del propio idioma. Los estudios que toman en cuenta todos estos factores están empezando a arrojar algo de luz.
Crecer con varios idiomas está asociado a la inmigración y eso puede ser un factor positivo si las circunstancias son favorables, o negativo si implica marginación. Un estudio transversal que controló estas variables externas se encontró con que el bilingüismo tiene ventajas solo cuando los otros factores están alineados: estatus socioeconómico, capacidad de autocontrol, nivel educativo y edad.
Lo que no parece controvertido es que aprender idiomas obliga a tu cerebro a adaptarse y trabajar, y en ese proceso es cuando se producen las mejoras. Una razón más para empezar, o para retomarlo donde lo dejaste.