Cuando pensamos en testosterona quizá nos venga a la mente la imagen de un culturista con músculos imposibles, o puede que un adolescente violento, o un campo de fútbol con hinchas vociferantes. Sin embargo, la testosterona tiene mucho menos que ver con el comportamiento, sexual o de otro tipo, de lo que se cree, y mucho más con la salud en general, tanto para hombres como para mujeres.
¿Qué es la testosterona?
La testosterona es una hormona sexual y forma parte de las hormonas esteroideas, entre las que se encuentran los andrógenos, estrógenos y progesteronas. Las hormonas son mensajeros químicos en el cuerpo. Viajan a través del torrente sanguíneo de un órgano a otro, y son responsables de muchos de los procesos que nos mantienen con vida.
La testosterona es una hormona del grupo de los andrógenos. Es la responsable del desarrollo fetal de los órganos sexuales masculinos como los testículos y la próstata. Durante la pubertad, los niveles de testosterona en los hombres se disparan, y esto produce cambios radicales: aumento de tamaño de los genitales y la producción de esperma, cambios en la voz, vello facial y corporal, cambios en la distribución de la grasa corporal, y crecimiento de los huesos y los músculos. En los hombres adultos, la testosterona mantiene la producción de esperma.
La testosterona más allá del sexo y la reproducción
Aunque hay diversos factores que influyen la libido de las personas, como los factores psicológicos, el estrés, la edad o el uso de medicamentos, la testosterona influye en el deseo sexual tanto en hombres como en mujeres.
Esta asociación no es, sin embargo, tan evidente. Aunque en general los hombres con niveles más elevados de testosterona tienen más deseo sexual, al estudiar a hombres mayores, las diferencias entre los niveles de los hombres con libido alta y baja no fueron tan grandes como se esperaba. La terapia hormonal sustitutiva en los hombres con baja testosterona no siempre produce un aumento de la libido o una mejora de la disfunción eréctil.
Al estudiar la relación entre los niveles de testosterona y la libido en hombres y mujeres saludables, los resultados son complejos. Los niveles más elevados de testosterona en las mujeres aumentaron la frecuencia de masturbación pero disminuyeron el deseo de sexo con otras personas. En los hombres no se apreciaron diferencias en deseo o frecuencia de masturbación asociados con los niveles de testosterona. Por otro lado, el tratamiento con dosis bajas de testosterona en mujeres postmenopáusicas mejora ligeramente el deseo sexual.
Al contrario de lo que mucha gente piensa, la mayor parte de las funciones de la testosterona en el organismo son las mismas para hombres y mujeres y van mucho más allá del sexo. Estas son las más importantes:
- Salud de los huesos: la testosterona ayuda a mantener la densidad ósea en hombres, reduciendo el riesgo de osteoporosis, especialmente importante a medida que las personas envejecen. Recientes estudios indican que también es necesaria para este fin en mujeres, aunque la influencia de los estrógenos es mayor en este caso.
- Distribución de la grasa corporal en el cuerpo: los niveles de testosterona son muy importantes para determinar dónde se almacena grasa en el cuerpo, pero los resultados son muy diferentes en hombres y mujeres. Las mujeres postmenopáusicas con niveles más altos de testosterona almacenan más grasa corporal y grasa visceral (que es la más perjudicial para la salud). Algo parecido se ha podido comprobar en los hombres trans que se inyectan testosterona. Por el contrario, la grasa visceral en los hombres disminuye cuando aumenta la testosterona.
- Producción de glóbulos rojos: la testosterona estimula la producción de glóbulos rojos en la médula ósea, tanto en hombres como en mujeres, lo que es fundamental para el transporte de oxígeno a través del cuerpo y puede influir en la energía y el rendimiento físico.
- Masa muscular y fuerza: la testosterona contribuye al mantenimiento y desarrollo de la masa muscular esquelética a cualquier edad. Aunque los hombres tienden a tener más masa muscular debido a niveles más altos de testosterona, en las mujeres la testosterona también tiene un papel en la fuerza muscular y la composición corporal, especialmente en la edad avanzada. En un experimento con testosterona en mujeres mayores se consiguió mejorar los músculos del suelo pélvico, por ejemplo.
- Estado de ánimo y bienestar mental: la testosterona puede influir en el estado de ánimo y el bienestar mental en ambos sexos. En los hombres, aunque no hay datos para afirmar que la baja testosterona causa depresión, sí se ha visto una asociación con estos síntomas, así como fatiga y malestar. En las mujeres, aunque está menos estudiado, tanto la falta como el exceso de testosterona aumentan el riesgo de depresión.
- Salud cognitiva: hay evidencia emergente que sugiere que la testosterona podría tener un papel muy importante en la función cognitiva, incluida la memoria y la concentración. La testosterona influye de otras formas en el cerebro, por ejemplo, en la incidencia de autismo, mucho más alta en varones, pero no se sabe aún de qué forma. La administración de testosterona a hombres mayores tampoco mejoró sus capacidades cognitivas.
Los tratamientos con testosterona
Uno de los efectos más conocidos de la testosterona es su capacidad para aumentar la masa muscular y la fuerza. El culturismo es un deporte en el que es bien sabido que sus practicantes utilizan tratamientos con hormonas, como la testosterona o la hormona del crecimiento, así como con sus equivalentes sintéticos, los conocidos esteroides anabólicos. También se registran todos los años casos de atletas de élite, tanto hombres como mujeres, que son denunciados por tomar estas sustancias consideradas dopantes.
En condiciones normales el cerebro es el encargado de mantener los niveles de testosterona adecuados a través de las señales que envía la hipófisis y que activan la producción de la hormona en los testículos o los ovarios. Por eso, uno de los primeros efectos secundarios de tomar testosterona o anabolizantes es que se reduce o desaparece la producción de testosterona de forma natural.
Los niveles de testosterona fluctúan a lo largo de la vida de una persona. En los hombres, los niveles más altos se observan generalmente en la adolescencia y el principio de la edad adulta, disminuyendo gradualmente con la edad. Tanto los niveles anormalmente bajos o altos de testosterona pueden tener efectos adversos en la salud y requieren atención médica.
¿Quién necesita testosterona?
En los últimos años se han popularizado los tratamientos de terapia hormonal sustitutiva con testosterona para hombres que entran en la mediana edad, cuyos niveles de testosterona empiezan a descender. La hormona incluso se anuncia en algunos casos como la “fuente de la juventud”.
La comunidad médica se encuentra dividida. Por un lado, durante algún tiempo se ha asociado esta terapia con testosterona a un aumento en el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, este parece ser menor de lo que pensaba, y los efectos positivos del tratamiento con testosterona pueden compensarlo con creces. Un reciente ensayo controlado no encontró ninguna relación, e incluso se contempla que pueda tener efectos protectores.
Por otro lado, el cáncer de próstata necesita la presencia de testosterona para crecer, pero, al revés, no hay evidencia de que la testosterona sea la causa del cáncer de próstata.
Otra cara del debate es quién debe recibir terapia con testosterona, es decir, qué se considera tener bajos niveles de esta hormona. El estudio llamado Massachusetts Male Aging Study, realizado entre 1987 y 2004, estimó la prevalencia de niveles bajos de testosterona en un 25,3% entre los hombres de 40 a 70 años utilizando análisis sangre. El hipogonadismo, que incorpora otros síntomas además de un nivel bajo de testosterona, tiene una prevalencia menor (del 6% al 12%). Los síntomas habituales del hipogonadismo son una disminución de la libido, disfunción eréctil, anemia, fatiga, reducción de la masa muscular, falta de concentración, crecimiento de los pechos o trastornos del sueño. Sin embargo, muchos de estos síntomas también aparecen en hombres que tienen niveles normales de testosterona.
Según la Asociación Urológica Estadounidense, los tratamientos con testosterona se han triplicado en los últimos años. Sin embargo, los autores se lamentan de que un cuarto de los hombres que la reciben no se realizan pruebas antes ni hacen seguimiento. Según sus datos, un tercio de hombres reciben testosterona sin reunir los síntomas y, al mismo tiempo, otro tanto que sí se beneficiaría del tratamiento no lo recibe por la reticencia de sus médicos.
Sus recomendaciones son que la terapia debe administrarse cuando se detectan tanto los niveles bajos de testosterona en sangre (inferiores a 300 ng/dL) y, además, hay síntomas claros, como anemia, pérdida de masa muscular u ósea, o bien hay riesgo por haber recibido medicamentos como corticoides o tratamientos con radiación.
Pero ¿es efectiva la terapia con testosterona? De nuevo, los resultados son complejos de interpretar. En un estudio con más de 5.000 hombres entre 45 y 80 años en tratamiento con testosterona, se comprobó que la testosterona era en general segura, corregía la anemia en algunos casos, había ligeras mejoras en la energía, pero no tanto en la función cognitiva.
Las mujeres también pueden sufrir los síntomas de la deficiencia de testosterona. Por ejemplo, un problema con la función de la hipófisis o las glándulas suprarrenales puede provocar una reducción de la producción de testosterona. Las mujeres afectadas pueden experimentar baja libido, disminución de la resistencia ósea, falta de concentración o depresión.
El sistema endocrino es un complicado baile de hormonas y procesos que influyen unos en los otros. Aunque no se conocen todos los mecanismos e interacciones de la testosterona, una cosa es segura: sus variaciones nos cambian la vida, tanto para bien como para mal.
Darío Pescador es editor y director de la revista Quo y autor del libro Tu mejor yo publicado por Oberon.