Cómo un bajón de azúcar en sangre te puede convertir en mala persona

Darío Pescador

8 de septiembre de 2022 22:21 h

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Es pasado el mediodía en la oficina estás de un humor de perros. Sientes mareo, no puedes centrarte en el trabajo y te asaltan ganas de ir a la máquina de chocolatinas. Entonces el teléfono suena por tercera vez en un minuto, descuelgas con rabia y gritas al auricular “¡Sí dígame!”, dejando a la persona al otro lado atemorizada. 

Es probable que hayas sufrido un episodio de hipoglucemia reactiva, o lo más coloquialmente una bajada de azúcar, que te ha convertido temporalmente en un basilisco. En inglés se habla de estar “hangry”, un juego de palabras entre hungry (hambriento) y angry (iracundo). 

La conexión entre los niveles de azúcar en sangre y el estado de ánimo se conoce desde hace tiempo, aunque se está viendo que los niveles en sí importan menos que las fluctuaciones. Tener mal carácter e, incluso, padecer ansiedad y depresión puede estar relacionado, al menos en parte, con estos altibajos. A su vez, estos picos y caídas de azúcar en sangre dependen de lo que comemos, y de cómo de bien se le da nuestro organismo equilibrar los niveles.  

Cada vez que comemos un alimento con carbohidratos (almidón o azúcar), es digerido rápidamente en nuestro intestino y pasa a la sangre en forma de glucosa, un combustible que todas las células del cuerpo pueden utilizar. Sin embargo, demasiada glucosa en la sangre es peligrosa. Una hormona bien conocida llamada insulina se ocupa de retirar la glucosa de la sangre y almacenarla en las células, sobre todo en los músculos y en el hígado. 

Pero, a veces, cuando alguien ingiere una cantidad grande de azúcar de golpe, la insulina hace su trabajo demasiado bien y se pasa de frenada, con lo que al cabo de una hora los niveles de glucosa se precipitan por debajo de lo normal. Se ha observado que esto ocurre con el azúcar mucho más que con el almidón. El cerebro no recibe suficiente alimento y el resultado es confusión, mareo, irritación, dolor de cabeza, antojos de dulces y gritos al teléfono. Esto es la hipoglucemia reactiva.

Altos picos y profundos valles de glucosa 

No todo el mundo experimenta igual la hipoglucemia reactiva. Las personas con prediabetes u obesidad, es decir con resistencia a la insulina, presentan picos y valles más pronunciados y es más probable que sufran de estos bajones de azúcar. Esto es lógico porque su organismo ya no regula bien los niveles de glucosa.  

Los mareos y la irritabilidad por tener bajos niveles de glucosa son comprensibles, pero ¿nos convertimos en personas diferentes, o mejor dicho, en personas peores? Para responder a estas preguntas, se estudiaron las decisiones de los jueces encargados de conceder la libertad condicional a delincuentes. A medida que pasaba el día, cada vez concedían menos permisos hasta llegar casi a cero pero, después del almuerzo, el número de libertadas concedidas subía hasta el 65%.  

Esto se explica porque los niveles de glucosa, especialmente cuando son bajos, afectan a algo llamado autorregulación emocional. Es la capacidad de nuestro cerebro de controlar sus impulsos y emociones. Sufrir un bajón de azúcar en sangre puede, al menos en parte, explicar comportamientos agresivos, impulsivos, o poco meditados.

El azúcar, alimento de la ansiedad

A la larga, este desajuste de la glucosa puede afectar a nuestra salud mental. En el estudio Whitehall II con funcionarios británicos durante tres décadas y miles de personas, se comprobó que las personas que consumían más azúcar en forma de refrescos tenían mayor riesgo de padecer depresión y ansiedad.  

El consumo excesivo de azúcar también disminuye la neuroplasticidad, es decir, la capacidad del cerebro de adaptarse a cambios en el entorno. Esto a su vez desata los comportamientos adictivos (aplicable a las drogas, los dulces, Instagram o Netflix, entre otras cosas), un aumento del estrés, el miedo, la ansiedad y, de nuevo, la depresión, ya que todos estos síntomas comparten circuitos en nuestro cerebro.

Al contrario, las personas que comen alimentos sin procesar, con menos azúcar en su dieta, sufren menos riesgo de padecer enfermedades mentales. Nuestro organismo es al fin y al cabo como cualquier otro sistema, sea el clima o la bolsa: los altibajos son señal de que algo no anda bien.

* Darío Pescador es editor y director de la revista Quo y autor del libro Tu mejor yo publicado por Oberon.

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