Quedan pocas dudas de que el consumo de azúcar, especialmente en bebidas, está detrás de los principales problemas de salud en todo el mundo: diabetes, obesidad. Sin embargo edulcorantes sin calorías son polémicos. Aunque se han despejado todas las dudas sobre su seguridad en cantidades normales, y no afectan de ningún modo a la insulina, algunos de ellos podrían alterar la microbiota intestinal.
Una alternativa es la stevia, un edulcorante extraído de la planta del mismo nombre, y que no presenta estos inconvenientes. Sin embargo, tiene un regusto metálico que no resulta agradable a algunas personas.
Otra solución son los polialcoholes, como el sorbitol, maltitol o xilitol, que se encuentran de forma natural en muchas frutas y verduras (por ejemplo, una sola ciruela contiene cinco veces más xilitol que un chicle) y en el caso del xilitol, se extrae del abedul.
Sin embargo los polialcoholes pueden producir molestias intestinales en algunas personas, especialmente si se consumen en grandes cantidades. Esto se debe a que no son absorbidos por el intestino delgado (por eso no aportan calorías) y pasan al colon, donde las bacterias de la microbiota los descomponen. En este proceso se pueden producir gases (como ocurre con las legumbres o algunas hortalizas).
El eritritol no presenta ninguno de estos efectos secundarios, tiene el mismo sabor que el azúcar y no tiene prácticamente calorías:
- Azúcar común: 4 kcal por gramo
- Xilitol: 2,4 kcal por gramo
- Eritritol: 0,24 kcal por gramo
El eritritol tiene solo el 70% del dulzor del azúcar, pero a cambio solo el 6% de las calorías. Se obtiene por un proceso natural de fermentación de glucosa extraída del almidón de maíz o trigo por la acción de una levadura, algo parecido a lo que ocurre con el vino. El resultado son cristales granulados con el mismo aspecto que el azúcar.
En los estudios con animales se ha podido comprobar que el eritritol no es tóxico ni siquiera en dosis muy altas, y que estos resultados se pueden extrapolar a seres humanos. Todo esto lo ha convertido en el favorito de las personas que siguen una dieta cetogénica, muy baja en carbohidratos, ya que les permite seguir haciendo galletas, pasteles y otros postres sin azúcar.
La otra causa de preocupación habitual con los edulcorantes sin calorías es su efecto sobre la microbiota. Aunque nuestro intestino no es capaz de digerirlos (y por eso no tienen calorías), las bacterias que viven en él procesan estas sustancias. Todo lo que comemos influye en las poblaciones de bacterias intestinales (incluyendo el azúcar, que es responsable de que aumenten las bacterias asociadas a la obesidad) y algo parecido se ha visto con grandes cantidades de algunos edulcorantes, que podrían alterar el equilibrio de la microbiota.
Sin embargo, el eritritol también es diferente en este aspecto. La mayor parte se absorbe en el intestino y pasa a la sangre, con lo que no alcanza a las bacterias intestinales y no influye en ellas. Desde la sangre, se elimina directamente en la orina sin influir de forma apreciable en ningún órgano ni tejido.
Como cualquier otra cosa, el eritritol en cantidades ingentes (50 gramos en una sola dosis) podría causar molestias gástricas leves en algunas personas, pero no en todas.
El eritritol no tiene efecto en la insulina, ni tampoco en el colesterol, los triglicéridos ni otros marcadores, que sí se ven afectados por el azúcar. Al contrario, los experimentos con personas indican que puede mejorar su salud cardiovascular, aunque esto puede ser consecuencia de dejar el azúcar.